Arnold Schoenberg «Pintar el alma»

Imagen de Arnold Schoenberg "Pintar el alma"

Del 28 de septiembre al 29 de enero de 2017, comisariada por Jean-Louis Andral, director del Museo Picasso de Antibes y Fanny Schulmann, conservadora del Mahj, esta muestra ha sido concebida en colaboración con el Centro Arnold Schoenberg de Viena.

 

Se trata de 300 obras y documentos que intentan aclarar en parte la actividad de pintor del músico judío. Compositor, teórico y profesor, poeta y jefe de filas de la Escuela de Viena, inspirador del dodecafonismo, Arnold Schoenberg (1874-1951) fue, en palabras de los responsables de esta propuesta, uno de los grandes creadores del Siglo XX.

A partir de diciembre de 1908 y durante algunos años, el músico va a pintar al mismo tiempo que compone. Lleva a cabo una producción fuera de la norma, en la cual los autorretratos y retratos de sus allegados, conviven con lo que él titulaba Miradas- especie de visiones alucinadas, caricaturas, escenas de la naturaleza, o estudios escenográficos para sus óperas.

Esta actividad pictórica tiene el valor de diario y permite al artista evocar estados de ánimo que no se resuelven en una forma musical y alimentan una búsqueda personal. En la percepción de la pintura de Schoenberg, Vassily Kandinsky ocupa un lugar aparte. Después de un concierto en enero de 1911, el pintor escribió al vienés hasta qué punto encontraba en su música las “aspiraciones” que él mismo sentía por la pintura. De esta primera carta nacerá una correspondencia nutrida y una profunda amistad entre los dos grandes creadores que convirtió a Rusia, en el primer promotor de la pintura del compositor en los círculos artísticos más preclaros de esa época.

Este proyecto del MAHJ es la primera manifestación parisina consagrada al Schoenberg pintor, desde la que organizó al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París en 1995. Cuenta con una serie de préstamos excepcionales y destaca además gracias a un conjunto importante de pinturas y dibujos, su calidad excepcional, situándola en el contexto artístico vienés, con obras de Richard Gersti, Egon Schiele, Oskar Kokoschka o Max Oppenheimer. Merced a la elección de trabajos contemporáneos de Kandinsky, recuerda los lazos entre los dos artistas.

Aquí se aborda también, la atormentada relación que el compositor mantuvo con su judeidad. Nacido y educado en una familia judía austríaca, el músico se convirtió al protestantismo en 1989. Sin embargo, el ascenso del antisemitismo en Europa, a la vez que la preocupación espiritual que lo anima, llevan al compositor a partir de los años 20 a confrontarse de nuevo con su identidad judía.

Regresó oficialmente al judaísmo en París en 1933, antes de su exilio en Estados Unidos. Numerosas composiciones musicales y escritos de Schoenberg llevan la huella de esta decisión, en primer lugar su ópera inacabada Moses und Aron, repuesta en versión escénica en el Teatro Real de Madrid esta temporada o su oratorio Un superviviente de Varsovia. La muestra propone una mirada renovada sobre el compositor, observando su trayectoria, en la especial encrucijada artística, política, cultural y religiosa que diovida a su obra.

Sin embargo, tal vez, se puedan hacer unos apuntes más específicos sobre el vínculo entre el músico y Kandinsky, para bucear en sus convergencias e investigaciones estéticas.

En enero de 1911, el pintor asiste a un concierto durante el cual se interpretan los Cuartetos de cuerdas opus 7 y 10, así como las Tres Piezas para piano, opus 11 de Schoenberg. Kandinsky traduce inmediatamente sus impresiones en pintura, a la tela titulada Impresiones III (Concierto). Las cuestiones que el pintor se plantea sobre el nudo de sinestesias entre música y pintura lo incitan a escribir a Schoenberg. Esta carta es el punto de partida de una correspondencia abundante, como decíamos arriba y de una amistad enjundiosa entre los dos genios.

El ruso será el primer promotor de la pintura del vienés en los círculos artísticos europeos de la época, sobre todo a través de la participación del compositor en la exposición inaugural del grupo del Jinete Azul (Blau Reiter) en 1911 en Munich, así como de la publicación del Almanach al año siguiente. El Museo Nacional de Arte Moderno ha colaborado con préstamos excepcionales que pondrán de manifiesto las nociones de armonía y disonancia, de atonalidad y abstracción de los dos creadores.

Autorretratos y visiones ¿Cómo comprender la impulsión que lleva al compositor a dedicarse a la pintura como autodidacta? : Schoenberg habría comenzado esta actividad hacia 1906 y la continuará asiduamente hasta 1911, si a continuación realiza algunos dibujos y autorretratos, lo más destacable de su producción está bien circunscrito en el tiempo.

Explorando sus estados de ánimo con la pintura, el compositor permite una contemplación muy peculiar en un momento señero de su carrera de compositor, que se dirige hacia el abandono de la tonalidad. Los casi sesenta autorretratos que se localizan en su producción son sintomáticos de este deseo instrospectivo, mientras que Visiones se entienden como paisajes mentales al límite, en ocasiones, de la abstracción.

Los allegados del músico piensan que estas telas son esenciales para profundizar en su obra, que por otra parte, se expone en la Galería Hugo Heller en 1910 y al año siguiente en Budapest, aunque, como no se considera profesional, renuncia a exponerlas y se mantienen mucho tiempo en la confidencialidad.

En una carta que Kandinsky envió a Schoenberg explica muy bien el sentido último de esta muestra, que intenta desvelar aspectos menos conocidos de dos de los más valorados precursores artísticos de comienzos del siglo XX (Schoenberg-Busoni. Schoenberg-Kandinsky.

Correspondencias, textos, Ginebra. Ediciones Contrechamps, 1995. Pp. 135-136, en traducción al francés de Daniel Haefliger):

“La construcción, esto es lo que le faltaba de una manera tan desesperada a la pintura estos últimos años y es bueno rastrearla. Lo que sucede es que la forma de construirla y/o la interpreto de otro modo”.

Y también:

“Creo justamente que no se puede encontrar nuestra armonía hoy en día por vías “geométricas”, sino, por el contrario, por la “antigeometría” y la antilógica más absoluta. Y esta vía es la de las “disonancias en el arte”- en pintura como en música. Y esta disonancia pictórica y musical “de hoy”, no es más que la consonancia de “mañana”…Estoy infinitamente feliz de encontrar en usted las mismas ideas…”.

 

Por Alicia Perris.

 

Actividades anejas a la exposición:

Encuentros

-Schoenberg en el cruce de los caminos artísticos.

-Schoenberg- Kandinsky, correspondencias.

-Judaísmo, identidad y política en Schoenberg.

Conciertos

-Schoenberg, Webern, Beethoven.

-Arnold Schoenberg: Noche transfigurada, op.4 para sexteto de cuerdas.

-Johannes Brahms, sexteto de cuerdas no. 2 op. 36.

-Arnold Schoenberg: Pierrot Lunaire.

-Alexander von Zemlinsky, Trío, op. 3 para piano, clarinete y violoncelo.

Cine, espectáculos en familia y libro-juego infantil, visitas guiadas a la exposición en el MAHJ y el Centro Pompidou.

 

Esta muestra ha recibido el respaldo de la Delegación Interministerial de la Lucha contra el racismo y el antisemitismo, entre otras instituciones francesas y del Ministerio de Cultura y Comunicación, la Fundación para la memoria de la Shoah, Télérama y France Musique.

 

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