Festival de Música Clásica en el Cementerio Británico: resignificando espacios gracias al arte

Música Clásica en el Cementerio

Con el emblemático cementerio porteño como escenario, se dio inicio a este nuevo Festival que propone la convergencia de espacios históricos y la música clásica.

Festival de Música Clásica en el Cementerio Británico. Música de César Franck, Franz Schubert, Luigi Rossi, Barbara Strozzi, Wolfgang Amadeus Mozart, Charles Gounod, Jules Massenet, Richard Wagner y Giacomo Puccini. Intérpretes: Dúo Tauro 4 (Patricia Deleo, soprano, y Sergio Casanovas, tiorba), Rocío Giordano (soprano), María Luisa Merino Ronda (mezzosoprano), Santiago Sirur (tenor), Julián Zambo (tenor), Leonardo Estevez (barítono), Matías Chapiro (piano), Nicolás Strings (Cello). Cementerio Británico de Chacarita, Domingo 28 de Abril de 2024 a las 17 horas. Próximas fechas: Domingo 19/5, Sábado 29/6, Sábado 27/7, Domingo 28/7, Sábado 31/8, Sábado 28/9, Sábado 26/10, Domingo 27/10, Sábado 30/11.

Por Leila M. Recchi

“Los límites que separan la vida de la muerte son, en el mejor de los casos, borrosos e indefinidos… ¿Quién podría decir dónde termina uno y dónde empieza el otro?” – Edgar Allan Poe, “El Entierro Prematuro” (1844).

La muerte es interpretada de formas diversas según el contexto histórico, social y religioso. En ese último sentido, los cementerios en particular han jugado un rol de contención fundamental. Y si bien suele asociárselos con algo más dramático y oscuro, la realidad es que en las líneas siguientes notaremos que pueden ser un espacio para el arte y la conexión más espiritual de la cultura.

Desde los años del Virreinato del Río de la Plata, casi todos los habitantes profesaban la fe católica apostólica romana (incluso los esclavos, que eran convertidos mediante catecismo y los sacramentos). Llegado el siglo XIX el multiculturalismo se hace palpable en Buenos Aires a partir de la ola inmigratoria masiva con la que comienzan a arribar en cantidad practicantes de otros credos. Y, como bien menciona Oscar Andrés De Masi en su texto Breve historia del Cementerio Británico y de los cementerios protestantes de Buenos Aires*1 , la cuestión más chocante para las minorías se refería al rito funerario o, mejor dicho, al problema de la privación del entierro. Si bien algunos protestantes se las ingeniaban para poder acceder a un camposanto, los disidentes (o «herejes») debían buscar una alternativa aceptable para su reposo final.

Es por eso que el Cementerio Británico, ubicado hoy en el barrio porteño de Chacarita y pionero en la diversidad religiosa, marcó un punto de inflexión, aceptando desde 1820 a la actualidad a los practicantes de creencias varias.

No es la primera vez que este sitio lleva adelante movidas interesantes (son conocidas sus visitas nocturnas para el público general), y es partir de la necesidad de revitalizar espacios históricos y la creación de experiencias culturales innovadoras que surge el Festival Clásica en Británico, un evento que fusiona la música clásica con el entorno del Cementerio.

Música Clásica en el Cementerio

La primera fecha fue el Domingo 28 de Abril, comenzando con un breve recorrido guiado por María Fernanda Selva, gerenta del Cementerio, quien muy gentilmente compartió la historia del lugar. Visualizamos un patrimonio funerario impregnado de, como ya se dijo, pluralidad: cruces celtas, católicas y ortodoxas, jachkares y estrellas de David conviven en armonía, un mensaje que cobra otra dimensión en medio de un contexto global como el actual. En ese sentido, volvemos a Poe: lo borroso de los límites es lo que de alguna manera unifica.

Las primeras notas se hacen audibles gracias al chelista Nicolás Strings (nombre artístico de Nicolás Muñoz) y el tenor Santiago Sirur entonando el Panis Angelicus de César Franck en medio de una especie de bóveda en forma de cúpula (algo atípico en todo el cementerio). A solo uno pasos de allí, nos encontramos con la soprano Rocío Giordano cantando el Ave Maria de Franz Schubert junto a una tumba con la escultura de un ángel. Y la cosa no termina: si avanzamos un poco más el Dúo Tauro 4, compuesto por la soprano Patricia Deleo y Sergio Casanovas en la tiorba, nos deleitará con música antigua, para que reaparezca el chelo y nos guíe finalmente hacia la capilla anglicana del cementerio para que el recital pase a otro nivel. Es una experiencia inmersiva.

Música Clásica en el Cementerio

Tauro 4 es el encargado de abrir esta nueva etapa, con las obras “Tra romite contrade (Lamento di Olimpia)” de Luigi Rossi y “L’amante segreto” de Barbara Strozzi. En ambos casos, Deleo dio una interpretación bella, sentida y acorde al despliegue sutil que requiere el estilo, con destacados pianissimos y juego melismático. Casanovas acompañó a la perfección, y además de mostrar su talento con la tiorba, contextualizó al público respecto al repertorio.

Acto seguido, tuvimos la breve pero correcta participación de Julián Zambo, quien interpretó la línea de tenor del Ave Verum Corpus de Wolfgang Amadeus Mozart, destacándose principalmente en el clímax de la pieza con las notas prolongadas en los agudos. De este número en adelante, se incorporará a Matías Chapiro como pianista acompañante, resaltando su atención a las características propias de cada estilo y las necesidades vocales de los cantantes a lo largo de la tarde-noche.

Rocío Giordano y Santiago Sirur reaparecen a continuación con una memorable interpretación del dúo Nuit d’hyménée… il faut partir, correspondiente a la ópera Roméo et Juliette de Charles Gounod. Punto muy alto de la jornada, con actuaciones convincentes que ocuparon todo el espacio y destreza vocal brillante, haciendo al público vibrar. Giordano, como afirma la frase célebre, “cada vez canta mejor”, y Sirur no se queda atrás.

Seguimos con Werther! Qui m’aurait dit ces lettres! de la ópera Werther de Jules Massenet en la voz de la mezzosoprano M. Luisa Merino Ronda. De timbre muy interesante y bello, manejó inteligentemente los extremos de la tesitura, con una actuación más interna y estática físicamente, que sirvió para bajar un poco las intensidades respecto al número anterior.

El barítono Leonardo Estévez, quien además de cantar ofició como una especie de maestro de ceremonias durante el concierto, emocionó con O du mein Holder Abendstern, de Tannhäuser, ópera célebre de Richard Wagner. Sutileza inmejorable, y una performance impecable de Estévez, pasando por matices varios y correcta articulación. Nueva aparición del chelo para acompañar junto al piano, y público conmovido.

Para cambiar nuevamente de clima, se vinieron dos hits operísticos como son O mio babbino caro, de Gianni Schicchi y con voz de Rocío Giordano, y Nessun Dorma de Turandot, con Santiago Sirur, ambas creaciones de Giacomo Puccini. En el primer caso, no faltó oportunidad para el humor, ya que la cantante improvisó la actuación escénica sumando a Leonardo Estévez (que ya se había sentado) cual padre manipulado por una hija caprichosa (“Mi hija es igual”, bromearía luego el barítono ante el público). Durante la segunda obra, un aria complicadísima, Sirur salió airoso, mostrando destreza e inteligencia, algo que el público aplaudió nuevamente, y fue el broche perfecto para finalizar la fecha.

Música Clásica en el Cementerio

Conforme fue mencionado, el Festival Clásica en el Británico es una experiencia inmersiva e innovadora para la escena local, que busca enriquecer la vida cultural de la comunidad y crea, además, oportunidades para la participación tanto de artistas consagrados como de talentos emergentes. Destina también parte de lo recaudado para la puesta en valor de algunos sepulcros históricos del cementerio. Rocío Giordano es el cerebro que ideó este evento, y es quien además se encargó de contactar a los participantes (que colaboraron ad honorem) e invitar a todos los oyentes a sumarse a las próximas fechas. Mencionamos también que en las redes se pueden conocer las distintas formas de sumarse como abonados y amigos del Festival, e incluso como sponsors.

Celebramos desde aquí las propuestas que rompen con lo convencional y llaman a repensar y resignificar la Cultura en sus distintas dimensiones y espacios, sobre todo en tiempos de incertidumbre en los que estas vivencias se vuelven acto transgresor más que necesario.

*1 El artículo completo puede leerse y descargarse gratuitamente en www.cementeriobritanico.org

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