Azul Ardizzone: «Amo interpretar, sentir el personaje»

Azul Ardizzone

Entrevistamos a Azul Ardizzone, la bailarina argentina de 16 años que cautivó al mundo al ser la intérprete más joven de la historia en encarnar el rol de Julieta. Desde sus comienzos en San Jerónimo Norte, Santa Fe, hasta su brillante actuación en el escenario internacional, Azul nos cuenta sobre los desafíos y emociones de haber sido seleccionada por el destacado director y coreógrafo del Hamburg Ballett, John Neumeier.

Por Carolina Lázzaro / Luz Lassalle para MCBA

Contanos de dónde sos y cómo te acercaste a la danza

Soy de un pueblito de Santa Fe, San Jerónimo Norte. Ahí comencé ballet como una actividad recreativa, y a los diez años viajé a Buenos Aires, donde conocí a Silvina Vaccarelli, mi primera maestra de clásico, y me preparó para entrar al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Entré con once años.  

¿Tenías familiares o gente conocida en Buenos Aires? 

No. Toda mi familia hizo un sacrificio enorme. Mi mamá se quedaba conmigo por quince días y se turnaba con mi abuela los otros quince días. A veces después de la clase del sábado viajaba, pasaba el domingo con mi familia, y dormía toda la noche en el colectivo para estar el lunes a las siete de la mañana en clase. 

¿Cómo obtuviste la Beca para la Escuela del Hamburg Ballet?

 Me presenté en un concurso,  GPAL (N. de la E.: Gran Premio América Latina), el más importante de Latinoamérica. Obtuve el primer premio y me dieron tres becas internacionales: para Miami, Houston y Hamburg. Paralelamente hice el examen para el Royal Ballet. Y de esas cuatro oportunidades, elegí esta porque me gustaba mucho el director, su manera de trabajar. Me seleccionó Carolina Borrajo, que fue luego mi maestra.  

Se suele hacer en Córdoba, en el Teatro Luxor, pero como estábamos en pandemia lo hice desde mi pueblo. Gracias a ese video estoy acá. 

¿Qué presentaste?

Presenté el 3er acto de Swanilda. Y una variación contemporánea llamada My way.  Me prepararon mis maestras Silvina y Anabella Tuliano por Zoom. Mi cuarto se convirtió en un estudio de ballet.

Entonces, luego de ser seleccionada tuviste que viajar

Sí. ¡Y viajé sola! Porque estábamos en pandemia. No fue tan difícil convencer a mis padres, ellos siempre me dieron libertad. Acá solamente conocía al que ahora es primer bailarín en el Hamburg Ballett, Matías Oberlin, que es de mi pueblo. Eso a mí madre le daba más tranquilidad. Es como mi hermano mayor. 

¿Cuántos años tenías? 

Catorce recién cumplidos. Y no hablaba ningún idioma, ¡solo español! Hice todo el viaje sola, y acá me recibieron en el aeropuerto. 

¿Cómo fue que te propusieron para hacer Julieta?

Fue super shockeante. Yo estaba en la escuela trabajando, estudiando, y de la nada un día me dicen: “Mañana vas trabajar en otra clase, y después vas a tener una prueba con el director”. No utilizaron la palabra “audición”, quizás para no preocuparme. 

¿Vos ya conocías personalmente al director?

Sí, porque tuve la oportunidad de hacer pequeños roles en la compañía. Él había visto que lo daba todo, y creo que es la razón por la que me eligió. 

¿Cómo fue la selección?

Empezamos aprendiendo coreografías, ellos miraban. Yo me daba cuenta de que algunas personas se iban yendo. Todos cambiaban de pareja, y a mí siempre me pusieron con el mismo Romeo, Luis Musin. ¡Y así fue! Quedamos nosotros. 

¿Cómo fue el estreno?

Tuvimos una prueba general, antes de la premiere, que me dijeron que iba a ser con poca gente… Bueno, resulta que no. Fue como una función. Había personas del Royal, de Canadá, las personas más importantes de la danza estaban ahí. 

¿Te considerás una bailarina que se destaca más en lo técnico o en la interpretación?

En ambas. Lo de la interpretación es algo que lo tengo ya. Amo interpretar, sentir el personaje. Con Julieta, me dieron la oportunidad de crear mí Julieta. El director me decía: “Sé vos”. Pero soy muy exigente también con lo técnico. 

Cuando uno lo siente, lo técnico viene, porque lo trabajamos todos los días en clase: ya está incorporado en el cuerpo. 

¿Cuáles son tus bailarines argentinos favoritos?

Admiro mucho a Luciana Paris, Marianela Núñez, Ludmila Pagliero; son mi inspiración, desde que soy muy chiquita. 

¿Cómo es tu rutina diaria de trabajo?

Tenemos muchas materias. Empezamos a las 8:30 a.m. y depende el día terminamos a las 8 p.m. Tenemos clásico todos los días, puntas, variaciones clásicas y contemporáneas, pas de deux, pilates, prevención de lesiones, clases de moderno y de contemporáneo, música, historia. ¡Vivimos acá! 

¿Extrañás algo de Argentina?

A mi familia. Y las clases con mis maestras de allá. He ido para allá los dos veranos, y han venido a visitarme. Mi mamá vino a ver “Romeo y Julieta”. En el primer acto, en que Julieta es super feliz, mi madre ya lloraba (risas

En Argentina hay muchas chicas que sueñan con hacer carrera internacional, para vos ¿cuál es la edad para pensar en viajar para formarte en el exterior?

Depende de uno, de cuando se sienta listo. También depende de la familia, que apoye. Hay padres que no quieren dejar ir a sus hijos muy jóvenes. Yo me vine a los catorce, y para mí fue una buena edad. Fue una linda experiencia. Yo porque soy una mandada y dije “me voy sola”. Creo que cuando sos más joven tenés más oportunidades.

¿Qué opinás de la formación que se brinda en el Colón, y en Argentina en general?

El Teatro me ayudó mucho, me dio una base. Mi maestra la primera vez que me vio dijo que era como un diamante que hay que pulir. Sigo puliéndome día a día. 

¿Cuándo se termina esta beca?

Ahora me dieron la renovación para el próximo año, y después tendría que hacer la audición para la compañía. En la clase ya empezamos a hacer audiciones para todos lados, y ahí vamos viendo.

¿Y a vos en cual te gustaría estar?

Me gustaría mucho quedarme acá, en esta compañía, porque también siento que es como mi hogar. Todavía tengo un año más. Voy a dejar que la vida me sorprenda, y ver qué puertas se me abren. 

¿Cual es tu sueño? 

Ser primera bailarina. Para eso sigo trabajando todos los días.

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