Mujeres en la música

mujeres en la música

La discriminación y subestimación históricas de las capacidades de las mujeres no fueron -ni son- ajenas al campo de la música.

En esta nota compartimos la opinión de algunas referentes de la escena local acerca de cómo ven la situación actual de las mujeres en el ambiente musical, cómo lo viven a nivel personal y qué consideran que se puede hacer para generar mayor igualdad.

Por Gabriela Levite.

Natalia Salinas

Directora de Orquesta

Actualmente, estamos transitando un período donde afortunadamente empiezan a hacerse visibles las problemáticas que las mujeres siempre enfrentaron en el campo laboral y en la vida cotidiana a lo largo de la historia hasta la actualidad. 

Hoy se habla con mayor libertad de casos de discriminación, de acoso, de abusos, y sin duda éste viene acompañado por cambios de paradigmas en la sociedad actual gracias a la incansable lucha y pelea que vienen realizando las anteriores generaciones en busca de derechos igualitarios entre hombres y mujeres. Que hoy se hable de éste tema en la calle, en un almuerzo, en un bar, en los medios televisivos, en la prensa escrita, es un avance.

En el campo musical argentino creo que aún hay disparidad. Aún hay diferencias de oportunidades, aún hay discriminación, aún hay prejuicios de género respecto a la capacidad de las mujeres para hacerse cargo de determinados puestos de trabajo, sobre todo en aquellos que implican liderazgo. 

Pero la diferencia es que actualmente éstas cosas se denuncian, se ponen en relieve, se combaten y se pretende que haya cambios radicales. Las mujeres estamos trabajando con un espíritu solidario respecto a estos temas y nos estamos escuchando, estamos entendiendo que no son casos aislados las experiencias vividas y nos encontramos ahora con temas en común sobre la mesa. Por eso, la unidad y la solidaridad de estos tiempos son dos aspectos que demuestran un comportamiento sumamente inteligente y estratégico.

Es amplio el espectro de cosas que pueden realizarse para generar igualdad en el mundo musical actual, básicamente esto involucra un cambio de pensamiento y de comportamiento en las personas que trabajan en instituciones políticas, educativas, en los hogares, las familias, etc. Pero de a poco están surgiendo espacios y proyectos importantes.

Cito dos ejemplos: la creación de la ley de cupo femenino, y a la Mtra. Ligia Amadio (Brasil) -actualmente Directora Musical Titular de la Orquesta Filarmónica de Montevideo-, quien trabaja desde hace un tiempo en un espacio que resulta fundamental: el Simposio Internacional de Directoras Mujeres. Con un fuerte enfoque en la visibilidad de las mujeres al podio, en 2018 se realizó la segunda edición y esperamos seguir, y para que eso suceda nos toca trabajar de manera conjunta.

Ganar cada vez más apoyo político e institucional es un aspecto fundamental, ya sea por la creación de una ley, o para el soporte de espacios específicos donde se traten temas de género. Siempre será crucial poder llegar a las líneas políticas: los derechos igualitarios y el trabajo por la visibilidad y reconocimiento de las mujeres en el campo profesional debe ser parte de las agendas de nuestros gobernantes.

 


Fernanda Morello

Pianista

El ambiente musical participa, como todos los demás, del contexto histórico y cultural que se vive. Sin embargo, a veces, tengo la impresión de que no es un ambiente que propicie el pensamiento o la reflexión. En parte, lo específico de lo que hacemos, la enorme cantidad de tiempo que invertimos en formarnos desde lo «técnico» puede determinar esto.

Creo que la reflexión y el pensamiento crítico son indispensables como artistas y seres sociales. Este momento en particular me parece de una gran riqueza para que las mujeres concienticen sus deseos y ambiciones en el mundo artístico y profesional y se decidan a concretarlos.

Sin duda ha habido algunos avances y no solamente en lo reciente. Valoro profundamente la conciencia feminista que en estos últimos años se encendió con gran intensidad, pero viene de lejos el recorrido de la historia que nos llena de ejemplos de mujeres que se animaron a pensarse fuera de los estereotipos.

Creo que el desafío es pensar la libertad y apropiarse de ella desde lo profundo. No caer en un estereotipo nuevo, sino ser libres de verdad. Eso requiere un inmenso trabajo en nosotras mismas. Y una mirada y acción atenta, despierta, que no caiga en la trampa del slogan de la corrección política. Pero es indiscutible que estamos mejor.

Personalmente he tenido referentes femeninos muy fuertes y nunca, hasta ahora, me había puesto a pensar en esta perspectiva de género. Las mujeres de mi familia, mis maestras y las colegas con las que he elegido trabajar me han enseñado muchísimo y, de una u otra forma, han servido de ejemplo.

Ser artista profesional en un país como Argentina es muy, muy difícil.  Nunca me planteé estas dificultades en términos de género. Tampoco me sentí discriminada particularmente por ser mujer. Ahora bien, como la posibilidad de reflexionar y pensar (y pensarse) es móvil y está atravesada por las circunstancias que el devenir aporta, me resulta muy enriquecedora esta mirada y  rever algunas situaciones que me han tocado vivir.

Es así que recuerdo, por ejemplo, algunas situaciones de mi adolescencia: un profesor diciendo que una mujer no podría jamás tocar Brahms, un psicólogo escolar de orientación vocacional diciendo que ser artista para una mujer es incompatible con ser madre. Afirmaciones que hoy desarticula cualquier estudiante. Sin duda, estamos mejor.

Para generar igualdad, primero, hay que estar consciente de esto como voluntad. A partir de eso, examinar las decisiones. Muchas se toman, incluso sin mala voluntad, dejando a mujeres de lado. De programaciones, de directorios, de tapas de publicaciones o de artículos periodísticos importantes. Se las convoca en agendas «de lo femenino» y aquí es donde hay que tener un sentido crítico y una alerta. Encontrarnos con nuestros prejuicios y mirarlos sin miedo puede ser, además, una actividad creativa.

Patricia Martínez

Compositora

Creo que estamos en tiempos globales de transformación, sobre todo desde los países periféricos. En un proceso social, cultural y económico hacia la construcción de igualdad y justicia. Y es un largo camino de lucha, en el que los movimientos feministas, con una energía avasallante, están obligando a las sociedades en su conjunto a repensarse, a deconstruirse desde la mirada hacia el mundo, hasta en acciones y espacios concretos.

Específicamente en el campo musical -no popular o no comercial (no creo demasiado en la palabra “académico”, ya que no tiene que ver únicamente con espacios educativos formales)- fue siempre, en mi experiencia, uno de los campos artísticos más vulnerables y faltos de organización.

Es decir, la situación, es muy delicada en general, y por supuesto específicamente para las mujeres y minorías no representadas. A la vez, la falta de políticas culturales públicas, que deberían ser el principal sostén, hace que todo quede liberado a incertidumbres e iniciativas más de tipo individual. Por ejemplo, la tendencia política de pensar la cultura como “eventos” genera seguramente acciones inmediatas más visibles, pero por otro lado atentan contra un verdadero fortalecimiento cultural sostenible en el tiempo.  

En el campo de la creación musical, predominantemente masculino, el simple hecho de que las mujeres compositoras no sean consideradas en forma igualitaria fue históricamente una constante. La misma historia de la música invisibilizó totalmente su trabajo y, por otro lado, las características propias de los sistemas socioeconómicos y culturales capitalistas patriarcales, no permitieron el acceso de las mujeres y minorías étnicas a posibilidades de formación e inserción en la actividad profesional de forma equitativa. 

Personalmente siempre sentí un doble esfuerzo: el del trabajo específico en sí (en una profesión realmente salvaje, que también es en realidad un potencial permanente de construcción tendiente a su profesionalización); y el trabajo del esfuerzo de traspasar prejuicios instalados, ya sea por el género, como por ser además latina, y como si fuera poco, viviendo en Buenos Aires. La cuestión de la periferia también es un tema pendiente que necesita urgente atención, reflexión y acción.

Personalmente, hace casi 30 años que vengo trabajando en la composición y experimentación musical e interdisciplinaria, organicé varios ensambles con los que trabajamos muchos años hasta que no pudimos seguir sosteniéndolos y tratando de dar lo máximo en cada proyecto, y con mucho trabajo para conseguir cada paso de avance. También pude estudiar en el exterior gracias a becas, primero de Argentina en 1996/97, para estudiar en el IRCAM de París, y luego de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, donde me doctoré en 2011. Y me sigue pasando que, aunque sin ánimo consciente de ofensa, colegas me digan cosas como porque soy “muy joven” no puedo pensar en acceder a ciertos reconocimientos, sin saber que tengo la misma edad que otros colegas masculinos sí considerados. O que “nunca” podría llegar a estar “al nivel” de los compositores hombres, etc., sí creo que especialmente los dos últimos años, se notan cambios importantes de lo que antes estaba absolutamente normalizado, y, aunque sea simplemente por “estar a tono” con los tiempos que corren, o porque realmente vamos tomando conciencia, es indudable que como sociedad, no vamos a volver a dar pasos hacia atrás, y este camino de igualdad y justicia es un horizonte y un ideal por el que muchas y muchos estamos dispuestos a pensar, crear y sostener nuestra vida y trabajo.  

Este pedido de reportaje, que agradezco sinceramente, es un muy buen ejemplo. Y creo que puede ser un excelente puntapié para que no sólo interese la “voz femenina” en el mes de la mujer, sino que una práctica cotidiana sea empezar a pensar a las mujeres y todas las minorías, a la par, simplemente, y con los mismos derechos que el resto de la sociedad.

En mis obras, en general, creo que se refleja mucho el intento por la construcción de una propia identidad, fuera de patrones o fórmulas predefinidas, tal vez trascendiendo cualquier tipo de límite (ya sea de género, o de otro tipo), intentando crear una especie de espacio poético sensible capaz de devenir e intervenir en el mundo. Creo que mi trabajo con la música, o más bien diría con el arte (ya que pienso mis obras desde una concepción tal vez más abarcativa e integradora), me permitió también la posibilidad de aceptarme, de darle valor a mi propia voz, de sentir que hay algo que merece la pena que puedo aportar al mundo, más allá de lo tremendo de la existencia humana. 

Pienso que lo inevitable, sería lograr la implementación de políticas culturales gubernamentales, ya que está todo puesto en iniciativas posibles individuales, muy limitadas y de difícil supervivencia en el tiempo. Por ejemplo, sería excelente la creación de un sistema de encargos, siempre de forma inclusiva, que podrían estar vinculados a los organismos musicales (orquestas nacionales y provinciales, etc.) e institucionales oficiales (teatros, universidades, fundaciones, etc.). También la realización de convocatorias para creación y producción de obras, y proyectos con continuidad, con condiciones dignas de trabajo.

Por otro lado, hace varios años, junto con los colegas Luis Mihovilcevic, Miguel Magud y Diego Chamy, trabajamos mucho en la redacción de un proyecto de ley para la creación de ProMúsica Contemporánea (basado en ProTeatro y ProDanza), que lamentablemente no tuvo un curso positivo en la legislatura porteña, pero que sería bueno que se reconsidere. Sería interesante tomar ejemplos de sistemas de apoyo a las artes de otros países (por ejemplo en México, los creadores, son apoyados con proyectos y planes de trabajo con varios años de actividad y continuidad, al contrario de por ejemplo, nuestro Fondo Nacional de las Artes que otorga becas puntuales y no renovables).

También creo que sería importante lograr la unión de trabajadores y trabajadoras del arte y la cultura, o colectivos más específicos, para la posibilidad de conquistar derechos, construir y pensar aportes para lograr políticas culturales sustentables, y que los gobiernos tomen la cultura con la importancia que se merece.

Por otra parte, creo que las iniciativas del tipo “cupo” son herramientas fundamentales en esta etapa, que lograrían que la igualdad se comience a generar desde algún lugar en donde previamente ni se plantea. Por ejemplo, que en las programaciones de las temporadas del Teatro Colón, el teatro nacional de ópera argentino, incluya en su programación el porcentaje legalmente necesario de música argentina, y música creada actualmente, y que se incluyan a las mujeres en igualdad de porcentajes. Y por supuesto que se generen nuevos espacios. Es cierto que la realidad es compleja a todo nivel, pero que tal vez haya que empezar simplemente por algún lugar, dando pasos.

Por último, creo que todo lo que se pueda hacer para unirnos como latinoamericanos y latinoamericanas es crucialmente necesario. La problemática de género nos atraviesa como sociedad, y que creo es necesario trabajar diariamente para que desde cada lugar e individualidad, contribuir a la creación de colectivos mayores que se vayan consolidando a través del tiempo. La clave es la resistencia, el tiempo, la permanencia, para que las cosas tomen consistencia más real cada vez. Creo que mis esperanzas y expectativas son muy fuertes y positivas para una transformación hacia la igualdad de la sociedad, ojalá, y hacia un sistema que una e iguale, en lugar de separar y estratificar.

¡A seguir la lucha, a seguir creando!, y finalmente, todo lo que se pueda decir, en realidad, tal vez casi no cuenta: las obras tienen la palabra. 


María Jaunarena

Directora Ejecutiva de Juventus Lyrica – Régisseur

Creo que, como en todos los ámbitos, es un espacio que la mujer conquista paulatinamente. En la ópera, una primera mirada veloz advierte una preponderancia masculina: en directores de orquesta, de escena, escenógrafos, compositores. De hecho, y lógicamente por una cuestión histórica, el repertorio está compuesto mayoritariamente por hombres. 

Arriba del escenario eso no se advierte obviamente porque las obras en sí mismas cuentan con una suerte de “cupo” natural: hay personajes masculinos y femeninos entre los solistas, y el coro naturalmente necesita componerse de sopranos, mezzosopranos, tenores y barítonos.

Por supuesto este cupo por sí mismo no significa una valoración positiva de las mujeres y de su rol en la vida social.

En ese sentido es muy interesante el ejemplo de Mozart, un compositor con una percepción y un pensamiento muy adelantado a su época también con respecto a este punto. Cuando aborda Las bodas de Fígaro, por ejemplo, una mirada atenta permite vislumbrar la inteligencia y la astucia en todos los personajes femeninos. En los masculinos siempre prima el ego por sobre la compasión, y hasta para ellos dedica líneas temáticas y musicales muy similares. En cambio, en los personajes femeninos vuelca toda la creatividad, y el único personaje masculino que se distingue, el que no quiere ir a la guerra, al que el honor y la competencia con otros hombres no le interesan, quien considera que tiene mucho que aprender de las mujeres y el que de alguna manera representa el futuro, es decir Cherubino, es aquel para el que Mozart pide que sea interpretado por una mujer. Martha Nussbaum concluye que la ópera Las Bodas de Fígaro (infinitamente más que la obra previa de Beaumarchais) es un pieza clave en la historia de la democracia liberal.

Juventus Lyrica es una organización ideada y conducida mayoritariamente por mujeres. Ese tema no ha sido, ni es un estigma ni una asignatura pendiente dentro de la organización. 

Creo que lo fundamental es generar oportunidades de acceso y de aprendizaje, en donde todos puedan partir de iguales posibilidades de entrenamiento y capacitación. Promover la participación en disciplinas tradicionalmente ocupadas por hombres. Ahora bien, el talento, la musicalidad, la expertise y lo sublime que puede alcanzar un artista en el abordaje de su instrumento (ya sea musical, o su propio físico con su voz, por ejemplo) creo que excede el tema del género.

 


Daniela Tabernig

Cantante – Soprano

Como en todos lados. La situación de la mujer en el mundo en general, es un tema que hoy nos atraviesa a todos, y está presente en todo momento. 

Pienso que sí hubo avances en la igualdad de género, pero aún falta mucho camino por andar. Hay mucha confusión y falta de información. Estos cambios requieren de tiempo y compromiso por de parte de todos. Conversar, debatir y brindar información con fundamentos es primordial. 

Yo lo vivo como un despertar luego del cual tengo mucho que desaprender y aprender.

Comparto la idea de que la igualdad se tiene que ver reflejada en los derechos. Cuando dejemos de valorar a los seres humanos de acuerdo a su identidad de género, orientación sexual, características físicas, color de piel, si le gusta el café amargo o dulce… ahí la humanidad habrá dado un paso trascendental. 

Una cosa muy importante para mi es no subestimar a la mujer. El que ahora sea obligatorio contratar a una mujer sólo por ser mujer y no por sus capacidades profesionales no es un avance, si no un retroceso. Tener las mismas oportunidades que el hombre para desempeñar nuestro trabajo, eso es progreso. Y cuando hablo de mujer quiero incluir también a todas las minorías relegadas históricamente. 


Lucia Luque Cooreman

Violinista – Concertino Orquesta Sinfónica de Córdoba.

Yo lo vivo como un despertar luego del cual tengo mucho que desaprender y aprender. Comparto la idea de que la igualdad se tiene que ver reflejada en los derechos. Cuando dejemos de valorar a los seres humanos de acuerdo a su identidad de género, orientación sexual, características físicas, color de piel, si le gusta el café amargo o dulce… ahí la humanidad habrá dado un paso trascendental. 

Una cosa muy importante para mi es no subestimar a la mujer. El que ahora sea obligatorio contratar a una mujer sólo por ser mujer y no por sus capacidades profesionales no es un avance, si no un retroceso.

Tener las mismas oportunidades que el hombre para desempeñar nuestro trabajo, eso es progreso. Y cuando hablo de mujer quiero incluir también a todas las minorías relegadas históricamente. 

Creo que de a poco estamos teniendo la visibilidad que necesitamos para cambiar la realidad que nos toca vivir. Es un camino largo, son muchos años de sometimiento ante los intereses de una sociedad patriarcal.

Creo que ha habido avances. Todavía queda mucho que recorrer. Internet ha sido un aliado para mostrar todas las desigualdades que hemos sufrido durante tantos años, el estar visibles ha empezado a cambiar nuestra realidad.

En general he sido valorada por mi trabajo, hoy en día vivo una situación laboral maravillosa y muy feliz del trabajo que tengo. Igual en algunas situaciones laborales y extra laborales a lo largo de mi vida me he sentido discriminada por ser mujer y he sufrido por esas injusticias.

Creo que el camino que se está trazando es el correcto. Es importante no tener miedo de denunciar las irregularidades que se cometen a diario, internacionalmente están sucediendo muchos cambios a nivel artístico y humano. Confío que no faltará mucho tiempo para recuperar nuestros derechos como mujer.


 

Leé la nota original en nuestra revista Música Clásica 3.0 (marzo 2019): http://bit.ly/2ID1FYV

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