Nadia Muzyca, ex primera bailarina del Ballet Estable del Teatro Colón, ha sido convocada recientemente por el actual director del Ballet, Julio Bocca, para conformar el staff de maestros de repertorio de la compañía. Charlamos con ella sobre esta vuelta al Teatro y sus nuevas funciones.
Por Carolina Lázzaro / Luz Lassalle
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—Hace unos años te entrevistamos al momento de tu retiro, ¿cómo has estado desde entonces?
—Retirarme como primera bailarina fue una decisión muy fuerte, pero muy segura. No tenía dudas de que era el momento. Me quería ir en el punto más alto de mi carrera.
Si bien me fui del escenario, nunca me alejé de la danza. Doy muchas clases, preparo jóvenes. Tengo mi propio estudio en Quilmes, desde hace nueve años. Cuando era primera bailarina, terminaba de ensayar y me iba corriendo, tomaba el primer colectivo a Constitución y, de ahí, en tren. Ahora, a la distancia, digo: ¡¿cómo hacía?!
—¡Claro! ¿Cómo hacés? Porque ahora volviste al Teatro y seguís con tu escuela.
—Creo que el secreto es la pasión. Son sacrificios. Pero, para mí, no es sacrificio, sino esfuerzo. También soy mamá y tengo toda la logística de la familia, la escuela, las compras. Pero, bueno, la familia es lo más importante. Mantener el equilibrio entre la bailarina, la familia, la maestra… hay que tratar de nivelarlo.
—Contanos cómo fue la convocatoria para trabajar nuevamente en el Teatro Colón.
—Volver al Teatro de la mano de Julio es un honor. Lo quiero mucho, lo admiro mucho. Él fue muy importante en mi carrera. Cuando yo tenía 14 años, me convocó para el Ballet Argentino; todo lo que aprendí, siendo tan chica, viajar por el mundo… Mi primer partenaire fue él.
Estoy muy contenta con esta nueva etapa “desde este lado”, compartiendo ensayos, dando clases a la compañía, pasando todo lo que aprendí durante tantos años de carrera como primera bailarina, con este equipo fantástico que se formó.
Lo único que no extrañaba son los viajes por la autopista en hora pico… ¡¡los odio!! (risas)
«Hay una muy buena energía de trabajo, y eso es fundamental.» – Nadia Muzyca
—¿Qué pasa con este “otro lugar”, donde vos antes eras par y ahora estás supervisando o ensayando a tus propios compañeros?
—Se respeta el rol que cada uno está cumpliendo: ellos como bailarines, y yo como maestra. Se trabaja súper bien. Nadie se relaja porque “total, hay confianza”, y eso es fantástico, porque no dejamos de ser pares, que hemos compartido giras, miles de anécdotas. Pero, en la sala, cada uno está en su lugar.
—Sabemos que hubo audiciones y nuevos ingresantes.
—La audición fue muy difícil. Mucho talento. Se presentó gente de todo el mundo, la convocatoria fue enorme. Creo que eso es lo que Julio provoca: llegaron muchos videos de todo el mundo —de Australia, de Londres, de Francia, de todos lados—. Vimos como seiscientos videos para la preselección. Entraron algo más de veinte. Y eso está muy bueno, para los que estaban y para los que ingresan: esa fusión de gente y de edades. Hay una muy buena energía de trabajo, y eso es fundamental.
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