Violins of Hope: cuando la esperanza prospera aún en el caos

En un contexto social que necesita de eventos como Violins of Hope (que formó parte de la programación del Foro Mundial de Derechos Humanos, organizado por la UNESCO), en el CCK primó la desorganización en una noche que exigía compromiso y contemplación.
Por Leila M. Recchi.

Es incómodo escribir las siguientes líneas, que aunque parecen fruto de una experiencia propia, son más bien derivadas de un hecho colectivo marcado por la desorganización y el destrato. Por eso, quien les escribe pide disculpas a los y las lectoras por parecer (de a instantes) un relato en primera persona sobre lo ocurrido la noche del Miércoles 22 de Marzo en el Centro Cultural Kirchner.

Violins of Hope es un gran proyecto, comprometido con los Derechos Humanos y la Memoria. La propuesta orbita una colección de violines, violas y violonchelos que pertenecieron a la comunidad judía antes del Holocausto y durante la Segunda Guerra Mundial; y a partir de estos instrumentos como símbolos, se desarrollan actividades artísticas y educativas. Es en ese marco se dió el Concierto Extraordinario con participación de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Polifónico Nacional (sólo con sus integrantes masculinos), Marcelo Lombardeto como narrador y el gran Shlomo Mintz como solista y en la dirección. Y lamentablemente, será imposible brindar testimonio completo del hecho artístico debido al total desorden del Centro Cultural Kirchner.

Estar con tiempo de sobra previamente y haberse acreditado correctamente no fue un incentivo para ingresar a tiempo, ya que un cúmulo de ineficiencias por parte de la organización (indicaciones caóticas, tratos desacertados y más) hizo que la enorme masa de gente (entre prensa, invitados de la Embajada de Alemania, invitados a secas, público que reservó sus entradas, etc) superara ampliamente la capacidad de sala y de las personas encargadas del concierto. En lugar de utilizar la lógica (que implicaría priorizar y ordenar a quienes íbamos con acreditación o entrada), se optó por realizar un cordón amontonado de personas que, viendo que el horario pautado para el inicio del concierto se acercaba, comenzaron a preocuparse. Pues se sabe: se arranca puntual o cerca de hora.

Veinte minutos después de iniciado el concierto el público seguía ingresando, con las obras en marcha y sin entender qué estaba ocurriendo. Quien les escribe pudo presenciar el evento bajo el ofrecimiento de “quedarnos parados o sentarnos en el suelo”. Así que varias personas acreditadas de la prensa tuvimos que desarrollar nuestra tarea en un contexto completamente desbordado, cuya respuesta -en el mejor caso- fue “Y bueno, qué quieren que haga, mi culpa no es”. Pero quizás era peor la situación de aquellas personas que tenían entradas y no dejaron ingresar.

Violins of hope en el CCK

“Un sobreviviente de Varsovia”

Entre tantas idas y vueltas, ya se encontraba comenzado la primera propuesta musical de la noche: “Un sobreviviente de Varsovia”, op. 46” de Arnold Schoenberg (1874-1951). De lo que pudimos presenciar, se trató de un acto carismático, donde orquesta y voces combinaron a la perfección climáticamente, valiéndose de matices y dinámicas varias. La obra contó con la participación de un coro masculino, conformado por los integrantes del Coro Polifónico Nacional, que funcionaron muy correctamente en el empaste y musicalidad. A la vez, se incorporó a Marcelo Lombadero como narrador, valiéndose de elementos textuales en español y alemán para desbordar dramatismo y credibilidad. La obra dodecafónica podría escucharse con los ojos cerrados y producir escalofríos, transportándonos al contexto histórico al que alude (con ciertas alteraciones narrativas, referencia al levantamiento del Gueto de Varsovia), por lo que su inclusión como primer número es una apuesta fuerte y lograda. Desde ya, el rol que juega la instrumentación es fundamental, con el acompañamiento muy efectivo de la orquesta.

“Concierto para violín y orquesta en mi menor, op. 64”

Como segunda parte de la velada, contamos con el “Concierto para violín y orquesta en mi menor, op. 64” de Felix Mendelssohn (1809-1847), donde la participación solista de Shlomo Mintz brilló, construyendo matices y planos sonoros muy logrados entre él y la orquesta. De toque sutil que no temía crecer en carácter y presencia si la música lo requería, Mintz hizo gala de su talento, siendo muy aplaudido por la audiencia, incluso entre movimientos (a tener en cuenta que esta obra se caracteriza en parte por un enlace que sirve de conexión entre movimientos, pudiendo confundir al oído del público). De más está decir, que todos los instrumentos lograron destacarse, con pasajes realmente bellos.

A continuación, y fuera de programa, Mintz interpretó una balada de Eugene Ysaye, momento que al menos desde nuestra ubicación no obtuvo la atención y respeto merecidos, ya que de una parte de los espectadores surgieron diálogos y murmullos, que eran respondidos a la vez con pedidos de silencio. Es una pena que una obra de tanta intimidad y delicadeza no pudiera ser disfrutada como merece. De todas maneras, pudo verse nuevamente a un solista sensible, de matices amplios y precisos.

Para finalizar, llegó la “Obertura Trágica, op. 81” de Johannes Brahms (1833-1897) y fué probablemente el momento más logrado de la noche. Se escuchaba perfectamente el empaste entre todas las partes de la orquesta, con las cuerdas luciéndose y los vientos cobrando cada vez más importancia. Desde el comienzo, convivieron un carácter explosivo, casi brusco, junto a sutilezas, crescendos y decrescendos, distinguiendo espacios de luminosidad y oscuridad. La dirección de Shlomo Mintz estuvo por supuesto más que lograda.

Shlomo Mintz - Violins of hope en el CCK

El programa, los intérpretes y el evento representaban un lujo, pero sobre todo, un compromiso, una revalorización de la memoria, la verdad y la justicia, por lo que en consecuencia requerían de seriedad organizativa. El CCK no estuvo a la altura. 

Los tiempos que corren, donde afloran discursos de odio y hasta cierta reivindicación a personajes nefastos, necesitan de más propuestas que inviten a revisar la historia. En sintonía con esto hubiese sido maravilloso presenciar, por ejemplo, la entrega que se hizo de los instrumentos pertenecientes a miembros de la comunidad judía antes del Holocausto, y que fueron rescatados y restaurados por los luthiers Amnon y Avshalom Weinstein. 

La idea de tener músicos resignificando a esos violines, violas y violonchelos, dándoles voz por una noche, representa mucho más que un hecho musical. Es un hecho de postura política (entiéndase siempre al arte como hecho político, lo que no implica política partidaria), es posicionarse contra la impunidad, contra el olvido y contra el negacionismo. Se entiende (y se celebra), entonces, que la convocatoria haya superado las expectativas, pero no se justifica la falta de respeto para con los presentes.

De todas maneras y para finalizar, solo cabe aplaudir la iniciativa de Violins of Hope, y con nuestra fecha de Memoria, Verdad y Justicia cerca, esperamos sirva para que la humanidad no repita los hechos nunca más.

Ficha

Violins of Hope – Buenos Aires, concierto extraordinario. Música de Arnold Schoenberg, Felix Mendelssohn y Johannes Brahms. Intérpretes: Shlomo Mintz, Orquesta Sinfónica Nacional, Coro Polifónico Nacional, Marcelo Lombardero. Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner, Miércoles 22 de Marzo – 20hs.

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