Violeta Zamudio, Directora de Escena

Imagen de Violeta Zamudio

Por Carolina Lázzaro.

 

En una extensa entrevista, nos cuenta cómo fue la invitación para dirigir Il trionfo dell´onore , y cuáles fueron los desafíos para recuperar esta obra de la que casi no se conservaban registros.

 

El domingo 29 de abril se estrenó en el Teatro 25 de Mayo de Villa Urquiza: EL TRIUNFO DEL HONOR (Il Trionfo Dell’Onore). Comedia operística de Alessandro Scarlatti -tres actos en el original de 1718- versionada para esta ocasión en dos actos por la Ópera de Cámara del Teatro Colón.  

Una interesante propuesta escénica de Violeta Zamudio -argentina residente en Francia- que nos hace olvidar que estamos en función y nos creemos en un atropellado ensayo Pre-General. Y con diseños de escenografía y de vestuario realmente acordes, que dan solidez a la escena, y el difícil protagónico (un Don Juan, en una compleja versión femenina y lésbica a la vez) genialmente logrado por la soprano Victoria Gaeta, acompañada por un elenco que no se quedó atrás en su desempeño actoral.

 

Residís en el extranjero ¿cómo es tu vida allá?

Me formé en Buenos Aires, soy directora de teatro, y también trabajé como actriz y como directora de actores. Pero fui a Francia hace 10 años buscando extender mi formación en teatro y también mi crecimiento laboral. En París estudié primero el idioma, porque era una lengua que yo no hablaba, y después teatro en la escuela de Jacques Lecoq, donde conocí a mi profesor de máscara de comedia del arte y me focalice en la dirección de actores dentro de la ópera.

Ejerzo como pedagoga teatral; doy clases de teatro a cantantes para generar una formación actoral en cantantes y en el mundo de la ópera, que es lo que más me interesa y veo que necesita también un poco de nutrición.

Trabajo en conjunto con compositores contemporáneos haciendo puesta en escena: con  Michael Levinas, con Tomás Bordalejo tenemos varios proyectos en conjunto, y también desde hace un año  con un director de escena francés, Jean-François Sivadier.

 

¿Cómo fue la invitación para dirigir Il trionfo dell´onore , y cuáles fueron los desafíos para recuperar esta obra de la que casi no se conservan registros ?

Tengo una relación muy cercana con Marcelo Lombardero -Director de la Ópera de Cámara del Teatro Colón- a quien asistí durante 10 años. Él fue quien me enseñó el oficio: manejarme como directora, como asistente, cómo conocer un teatro de ópera. La verdad es que  gran parte de todo lo que sé es gracias a él. Charlamos la posibilidad de que yo participara como invitada dentro de la programación de la OCamTC y en diciembre del año pasado me ofreció este hermoso regalo: ¡hacer El Triunfo del Honor! Una ópera que no se hacía desde 1930 y de la cual sólo quedaba una partitura muy pequeña de un canto piano. Me comentó que había un manuscrito original, pero que no sabían dónde estaba porque se había quemado en la Biblioteca Italiana de Siena.

¿Cómo fue el asunto de la  reconstrucción de esta partitura?

Un director de orquesta amigo, un español que reside en Francia, Iñaki Encina, a quien presenté como director de orquesta para este proyecto porque sabía que él tiene muchos contactos con músicos barrocos y de su interés en de poder llegar a hacer una reconstrucción de la partitura original.

Así fue cómo el 18 de enero Iñaki, ya subido al "barco del triunfo", recibe de la Biblioteca de Londres la partitura, el manuscrito original y empezamos a trabajar en conjunto los dos. Yo eligiendo escenas, él eligiendo arias y conjuntos, y viendo cómo armábamos este nuevo libreto, con música que nunca se había escuchado.  Fue super interesante.

Una vez que hicimos toda la selección fue Manuel de Olaso el encargado de hacer la edición. Gracias a eso pudimos contar  con una partitura moderna y trabajar de la forma de la ópera contemporánea: el compositor trabaja al mismo tiempo que nosotros, yo monto a medida que las escenas se van pasando a la partitura y que los cantantes van aprendiendo la música y descubriendo el texto. Es un descubrimiento en conjunto, muy diferente de lo que se acostumbra a hacer en ópera clásica, -que te encomiendan una puesta en escena como mínimo con seis meses de anticipación y uno tiene ya algunas grabaciones u otros registros en el que se puede basar para poder pensar la puesta o la dramaturgia-. Acá había una idea muy global, no había un conocimiento de los números musicales, al no haber registro muchas las cosas uno las va imaginando, esperando que esté bueno (se ríe). Luego en conjunto con el cantante y con las otras partes que componen a la ópera, todo va cobrando forma y vida

 

¿Planteó dificultades el hecho de tener  un equipo tan disperso geográficamente?

El equipo artístico estaba formado por Carmen Auzmendi- escenógrafa, con quién ya nos conocíamos de otras producciones-, y fue súper enriquecedor trabajar con ella. Más allá de los trece mil kilómetros de distancia, estuvimos todo el tiempo en contacto viendo qué era lo que queríamos contar, cómo lo queríamos mostrar y armando y desarmando, trastos, escenografías y procesos. Con Gonzalo (Giacchino), que es el vestuarista (es la primera vez que tengo la oportunidad de trabajar con él) también se dio un proceso muy parecido: hablando por Whatsapp , por mail, por Skype, reuniones todo enero y febrero, hasta que yo llegué aquí.

 

Se advierte un intenso trabajo actoral en los/as cantantes. Contanos cómo fue el proceso.

Mi trabajo está enfocado justamente a producir un cambio actoral en lo que es el registro operístico para que los cantantes tengan más confianza en sí mismos. Creo que la actuación en el canto y en la ópera es un mero resultado de la voz del cantante: el cuerpo responde a cómo la voz está implicada en lo que están haciendo. Ahí es donde entra el rol del director que puede dirigir a un cuerpo que está expresando algo. Todo el trabajo actoral es la apertura de los cantantes que yo les propongo, que tiene que ver con  que sean ellos, en una libertad absoluta, y disfrutando del hecho de estar arriba de un escenario cantando y expresando lo que quieran expresar.

Realmente logrado. El Triunfo del Honor parecería referirse a la gloria de batallas épicas o al honor de héroes nacionales… sin embargo se trata de la defensa del  "honor" de las mujeres, la mirada de la sociedad en cuanto a la idea de castidad o virginidad del género femenino. ¿Crees que Scarlatti tuvo una visión crítica en relación a este tema o simplemente fue una satirización superficial de la moral de su momento?

Es difícil responder desde el punto de vista de Scarlatti porque no hay ningún estudio hecho al respecto. A mi forma de entender él utilizó una soprano para hacer este rol porque a lo mejor Riccardo para él era un adolescente de unos 16 años, y eso te lo da el color de voz de una soprano. Es un adolescente que, como dice en su aria, quiere hacer como la abeja, ir de flor en flor, de bellezza en bellezza, hasta que viene uno y le dice: "No mirá, si vos le prometiste casamiento a una, te tenés que casar con esa"; y ahí está la traición en la cultura de la época.

No creo que Scarlatti haya querido hacer una satirización de la mujer, como es el caso quizás de Mozart con "Don Giovanni", o en otras óperas rossinianas que son muy xenófobas o machistas. Me parece que se llama "El triunfo del Honor" porque hay un honor familiar que defender, pero no creo que la mujer esté puesta como un objeto de burla, sino más bien como sujeto de deseo.

Sí  te puedo decir es que hay toda una visión crítica de una inglesa que  empezó a estudiar los roles travestidos de mujeres que hacían de hombres en las comedias musicales del siglo XIX, pero en realidad el objetivo es completamente otro: para que al final del espectáculo las “desnuden” y se vea que son realmente mujeres (desnudarlas entre comillas porque a lo mejor lo que se les veía era el corset, o el corpiño). En esa época solamente se podían ver mujeres desnudas en un cabaret o en un evento tipo Moulin Rouge.  Habiendo analizado esto puedo decir que en ningún momento fue el objetivo de Scarlatti poner a la mujer como objeto de burla u objeto fetiche arriba de un escenario… porque además nunca se  descubre que es una mujer, sino que siempre es un hombre. Así que no creo que se trate del “honor” verdaderamente, creo que es una excusa para hacer comedia.

 

¿Considerás que pudo afectar la programación del Teatro Colón, que superpuso tres de sus cuatro  fechas con las funciones de L' Italiana In Algeri?

No influyó mucho porque el público puede elegir ir un día a una, un día a la otra… Es positivo que un Teatro tengo dos salas en donde se puede mostrar un repertorio completamente distinto y que haya opciones para todo tipo de público: joven, nuevo, antiguo, de gran abono… Y la oportunidad de tener este teatro, el 25 de Mayo, que es una hermosura, en la otra punta de la Ciudad, con un público completamente nuevo. Estoy muy contenta de que en Buenos Aires el Teatro Colón haya abierto las puertas a tener otro Teatro en el cual pueda desarrollar una actividad paralela.

Por Carolina Lázzaro.
 


EL TRIUNFO DEL HONOR (Il trionfo dell´onore)

Comedia operística de Alessandro Scarlatti (1718)

Libreto: Francesco Antonio Tullio

Revisión y reedición de la partitura según el manuscrito original: Manuel de Olaso.

 

DIRECCIÓN  MUSICAL: Iñaki Encina Oyón

DIRECCIÓN  DE ESCENA: Violeta Zamudio

ESCENOGRAFÍA: Carmen Auzmendi

VESTUARIO: Gonzalo Giacchino

ILUMINACIÓN: Mauro Pujía

 

ELENCO

RICCARDO ALBENORI: Victoria Gaeta (soprano, travesti en el original))

LEONORA DORINI: Evelyn Ramírez (mezzosoprano)

ERMINIO ALBERONI: Flavio Oliver (contratenor)

DORALICE ROSSETTI: Sofía Di Benedetto (soprano)

FLAMINIO CASTRAVACCA: Pablo Urban (tenor)

CORNELIA BUFFACCI: Josué Miranda (tenor,  travesti en el original)

ROSINA CARUCCIA: Cecilia Pastawski (soprano)

CAPITÁN RODIMARTE BOMBARDA: Mariano Gladi (bajo)

PERSONAL TÉCNICO: Clara Hecker Y Mateo de Urquiza (Actores)

 

MÚSICOS

CONCERTINO Johannes Pramsohler

VIOLINES: Gustavo DiGiannantonio Pablo Pereira,  Alicia Morán, Florencia Falcioni, Catalina Romero,  Julia Testa, Pamela Zárate

VIOLAS: Joëlle Perdaens,  Franco Piacenza Chercasky

OBOES: Marisa Schmidt, Diego Nadra

LAÚD, CONTINÚO:  Miguel de Olaso

VIOLONCHELOS: Paula Sadovnik, Benjamín Báez

CONTRABAJO: Hernán Cuadrado

CLAVE, CONTINUÓ: Manuel de Olaso

 

PRODUCCIÓN: Ópera de Cámara del Teatro Colón

FOTOS: Máximo Parpagnoli – Teatro Colón

 

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