Analizamos una de las leyendas más famosas sobre el músico de Leipzig. ¿Era Johann Sebastian Bach una reliquia abandonada hasta la aparición de Mendelssohn? Enterate de nuestro veredicto.
TE PROPONEMOS LEER ESTA NOTA ESCUCHANDO LA “PASIÓN SEGÚN SAN MATEO” DE J.S.BACH EN VERSIÓN DE la Wiener Staatsoper & Hermann Scherchen & Vienna Academy).
Por Iván Gordin.
La historia de la música está repleta de mitos y eventos insólitos. Desde el romanticismo hasta acá, el culto a la personalidad forma parte fundamental de la manera en la que escuchamos música. Nos gusta la epopeya, el misterio y la imposibilidad. Beethoven, el sordo; Mozart, el prodigio; Schubert, el loco. La descripción grandilocuente de la vida íntima de estas figuras completa nuestro entendimiento y, principalmente, sirve como elemento de marketing al momento de vender determinada idea u obra. Es más lindo pensar en un mesías que en un proceso histórico y Bach, si bien cuenta con un perfil más “reservado” comparado a otras figuras más grandilocuentes, también tiene un imaginario que se ha construido con el tiempo.
El anecdotario de Johann Sebastian es bastante amplio, pero la imagen más común es la del hombre que estableció los cimientos de la música moderna occidental. Algo así como una especie de gran maestro al que todos los músicos le deben algo, sin importar el género, ni la latitud. La historia oficial nos describe a Bach como un personaje discreto y con un perfil bajo; un hombre extremadamente trabajador, enfocado principalmente en terminar las encomiendas del clérigo y la monarquía. Esta caracterización, algo cercana a la idea de “genio adelantado a su época”, suele confirmarse a través de la contraposición con el “otro gran compositor del barroco”, Georg Friedrich Händel?, quien gozaba de gran fama en Inglaterra y toda Europa por sus dramas musicales -bueno, y quién no ha cantado el famoso “Aleluya”-. La antinomia perfecta, el exuberante Händel contra el incomprendido Bach. Tan incomprendido que fue relegado al olvido para siempre…Pero momento, ¿cómo puede ser esto? ¡Si hay hasta cantantes de Heavy Metal y jugadores de fútbol con su nombre! ¡Todo el mundo estudia e interpreta a Bach! La explicación es aparentemente muy simple: tuvimos un héroe, un salvador que rescató a la música de un destino terrorífico o, mejor dicho, una heroína de la tercera edad…
El mito
La abuelita de Félix
El año es 1824 y un joven prodigio de 14 años recién cumplidos deambula en las calles de Berlín buscando inspiración. Ya no es un niño, según su religión, hace exactamente un año se ha convertido en un hombre a los ojos de Hashem. No hay caso, no parece haber respuesta divina; piensa que a este ritmo quizás nunca llegue a ser como sus ídolos Mozart y Haydn. Vencido, regresa a la casa de sus padres, allí lo espera su abuela Bella. La expresión del ex niño es lastimosa, pero una abuelita siempre tiene una anécdota en la manga para reconfortar a su nieto. Ella le cuenta de su infancia en Leipzig y que, a veces, cuando estaba muy triste, le pedía a su hermana mayor Sarah que le cantara esa hermosa melodía que había aprendido en la iglesia de Santo Tomás. Hoy, esa misma melodía iba a ayudar a su nieto. Bella, con algo de dificultad se inclina hacia un viejo cajón y desempolva una pila de hojas. El niño responde “Abuela, soy judío, nosotros no creemos en los santos”. Ella replica “No es un santo, se llama Johann Sebastian Bach”.
Cuatro años después, el joven Jakob Ludwig Felix Mendelssohn Bartholdy presenta La Pasión según San Mateo, la primera representación de la obra en más de 70 años. El resto es historia, el concierto es todo un suceso y Bach se convierte en un exponente imprescindible de la música universal.
¿Pero realmente fue así?
Toda leyenda que se precie como tal tiene que partir de algún tipo de verdad. Como mencionamos previamente, Bach no fue famoso en su tiempo, y menos a nivel internacional como sí lo fue Händel. Efectivamente, Mendelssohn organizó ese famoso concierto y ayudó mucho a popularizar la figura de Bach. Pero sería impreciso decir que era un compositor “olvidado” hasta 1829 y que el único responsable de su resurgimiento fue “el joven de Berlín”, o mejor aún, su abuelita. La realidad es que Mendelssohn formaba parte de un movimiento de revalorización de Bach que ya estaba en marcha muchos años antes del famoso estreno.
La primera biografía de Bach fue publicada en 1802 por Johann Nikolaus Forkel. El propio Beethoven proclamó que Bach (en alemán «arroyo») debería haber sido nombrado Meer («mar») porque su música era demasiado grande. Digamos, que si Ludwig Van dice eso, muy olvidado no estaba el viejo Juan Sebastián.
Como Christoph Wolff señaló en 2004, la música de Bach continuó circulando entre dos grupos diferentes: músicos profesionales (incluidos Haydn, Mozart y Beethoven) e intelectuales de clase media. A fines del siglo XVIII y XIX, a las personas con suficiente educación y tiempo libre para hacerlo les gustaba reunirse en los hogares de las personas para discutir varios temas inteligentes; Estas reuniones se conocían como «salones» (asociamos esa palabra con los peluqueros hoy porque una vez se vio que cumplían el mismo papel en la sociedad: un lugar donde las personas discuten los sucesos del mundo). El ensayo de Wolff se centra en el salón de Sarah Levy, que atrajo a personas que estaban interesadas en la música antigua en un momento en que la música recién compuesta dominaba las salas de conciertos.
Sarah Levy era la tía abuela (es decir, hermana de Bella) de Mendelssohn, por lo que conoció a Bach en virtud de haber nacido en una familia bien conectada e intelectualmente activa. Como músico, también sabía de Bach a través de sus estudios de composición con Carl Friedrich Zelter. La música de Bach era venerada, pero no se interpretaba a menudo. Sin embargo, cuando Mendelssohn comenzó su carrera, hubo un cambio en la cultura de los conciertos: la gente se volvió más receptiva a escuchar presentaciones en vivo de música de compositores muertos, una tendencia que domina la cultura de la música clásica en la actualidad.
El veredicto
La actuación de 1829 de la Pasión de San Mateo es un hito importante en la vida futura de la música de Bach. Fue un evento importante que requirió mucho esfuerzo coordinado por parte de Mendelssohn, y llevó la música de Bach a personas que nunca antes la habían escuchado en un concierto. Pero la música de Bach no había desaparecido antes de ese punto, por lo que llamarlo «completamente olvidado por la historia» es una Exageración.
El mito es muy bello y su expansión en la cultura popular se debe en parte a la reciente subasta del manuscrito original de la Pasión… Es decir, ¿quién no querría comprar la pieza original que fundó la música tal como la conocemos? Pero ya sea en su versión de “La bobe amorosa” o “Felix Mendelssohn y los Cazadores de la Partitura Perdida”, no es más que una linda historia para inflar un poco los precios y seguir perpetuando los adjetivos de “genio” que tanto nos gusta repetir.
*Esta nota es inspirada en el trabajo de Linda Shaver-Gleason, gran musicóloga norteamericana, lamentablemente fallecida en enero de este año.
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