
64 tonos de Buenos Aires presenta un piano vertical de 31 m en el cruce de Corrientes y Callao.
El autor de la obra, Jorge Pomar, cuenta que durante tres meses conversó con mucha gente sobre ¿cuál era la canción que representaba mejor a Buenos Aires? Hasta que un día un amigo le dijo que tenía que pensar más allá de la música y oír el sonido de la ciudad. Así surgió “64 tonos de Buenos Aires”.
“64 tonos de Buenos Aires presenta un piano vertical de 31 m en el cruce de Corrientes y Callao, centro neurálgico de la ciudad a nivel político, cultural y económico. La obra ofrece un espectro de 64 tonos que podrían remitir a un pedazo de cielo azul, al rojo de la línea B de subtes, al amarillo de un taxi, al verde de un pañuelo, al blanco del obelisco, al gris del asfalto, al naranja de un transporte escolar, al bordó de un ladrillo, al verde de un puesto de diarios, al negro de una teja, al azul de un cartel de estacionamiento, a los colores de un colectivo, a las banderas de una marcha, a los grises de la arquitectura porteña y reposando sobre ella, a los reflejos del Sol.
Estos tonos y muchos más se encuentran presentes en el contexto de esta esquina. Asimismo, creo que también pueden oírse. No encontré la canción de Buenos Aires. Empero, encontré una ciudad dirigiendo una orquesta”.
El autor además cuenta que en el primer tono azul, hay un papel incrustado en una grieta con un poema escrito. E invita a escribir qué se imagina cada uno que dice y compartir en www.64tonosdebuenosaires.com.ar.