Por Pablo A. Lucioni
Fotos Arnaldo Colombaroli
El estreno general de la producción 2023 de Madama Butterfly del Colón fue en la noche de Gran Abono del martes 7. Ya en este momento fue con recepción positiva del público, aunque con reacciones de la crítica que planteaban cuestionamientos.
Al día siguiente subió a escena el segundo elenco, de constitución casi íntegramente local, para una de las múltiples funciones extraordinarias. Con un rendimiento vocal más redondo que el del primer grupo, el resultado conformó en lo musical, pero en lo escénico habría potenciado poco lo ya planteado por la música de Puccini y la tan conocida historia de la adolescente convertida precozmente en doliente mujer.
Función Extraordinaria (Segundo Elenco) del 08/11/2023
Con tres elencos distintos que cubrirán nueve fechas, algunos cambios de cantantes y una evidente apuesta a ser el último título taquillero del año, se volvió a confirmar lo efectivo de este clásico pucciniano, que no pierde vigencia.
Livia Sabag, la régisseuse brasileña responsable de la producción actual, dice literalmente en su comentario del programa de mano que quiso recrear “un lugar yermo sin ninguna cualidad noble, alegre o primaveral”. Definitivamente lo logró. El rosarino Nicolás Boni, de mucha actividad en la región, este mismo año firmó los muy distintos decorados de la Butterfly de Montevideo, que eran reedición de la producción de Maribor de 2021. Aquí desarrolla esta escenografía intencionalmente deslucida. Tiene un marco de bordes redondeados y una preponderancia grisácea que claramente remiten a una foto antigua y un planteo en tres niveles, mencionados en una entrevista por Sabag como algo específicamente buscado para lograr dinamismo.
La palabra giardino (jardín) aparece veintisiete veces en el libreto de Madama Butterfly, en las didascalias sí, pero en las líneas de canto también. Se entiende la idea de lo yermo a nivel simbólico, pero contradice el espíritu del colorido y la presencia vegetal que se espera que la obra tenga, negando las decenas de compases que se dedican en el Acto III a que Suzuki recoja flores del árbol y de las plantas para que puedan “vestir todo de Abril” (primavera del hemisferio norte). De la misma forma también el supuesto dinamismo que se le quiere imprimir a la remanida casa de la colina, con escaleras y plataformas, termina forzando desplazamientos largos y a velocidad, con subidas y bajadas frecuentes para Butterfly y Suzuki, que contrastan con la mucho más alta sobriedad y aplomo de los occidentales. Esta profusión de desplazamiento, la realiza sobre todo la protagonista, alguien que más allá de la inverosimilitud del planteo, se supone que hasta recientemente habría sido geisha, y tendría que haber aprendido, por años, los desplazamientos recatados y harmoniosos sobre calzados altos de madera, propios de la profesión.
Sabag se queja, seguramente con justicia, de la dificultad de trabajar con tres elencos distintos, pero hay cuestiones que son de puesta general. Desorienta el uso contradictorio de una escalinata tallada en la piedra que viene desde arriba, la cual es transitada sólo a veces por los personajes, para entrar o salir cuando los tiempos lo permiten, y cuando no, se les pide hacerlo rápido por el costado de la boca de escena.
Hubo una reiterada proyección de aludes, que también deben ser entendidos como simbólicos, ya que las nevadas en Nagasaki son tan poco frecuentes como en Buenos Aires, y las posibilidades de que el techo sufra el destino que sufrió, inexistentes. De los videos preparados por Matías Otálora, el más interesante es el de la transición hacia el último acto, con unas logradas secuencias que remiten al cine japonés de hace algunas décadas.
El rubro musical tuvo en Daniela Tabernig el puntal más importante. Sin duda fue la protagonista vocal e interpretativa de la obra, y su rendimiento fue alto, por presencia, dicción y conocimiento del rol, habiendo transitado ya cuatro producciones previas. Lo anteriormente mencionado del profuso desplazamiento es un condicionamiento de la dirección escénica, claramente no decidido por ella.
El tenor italiano Riccardo Massi, que empezó tibiamente, fue creciendo ya hacia el final del Acto I y convenció realmente en el Acto III. Su altura y presencia en escena resultaban muy convenientes para personificar al oficial de marina. Omar Carrión, experimentado y sólido cantante de ópera italiana, brindó un consistente y verosímil Sharpless, muy adecuado en el rol.
María Luján Mirabelli fue en lo escénico y en lo vocal una gran compañía de la protagonista como Suzuki. El resto de los comprimarios y el coro tuvieron actuaciones sólidas.
Es una encrucijada la que generan estas producciones con más de un director musical. Les imponen a los instrumentistas la necesidad de tener claras y frescas las indicaciones dadas por uno u otro de los preparadores, en funciones de alternancia diaria. Hubo algunos temas de balance, circunstanciales, y principalmente en las dinámicas intensas de la partitura, que perfectamente pueden haber sido perjudicadas por esa situación. En el podio de la función del miércoles 8 estuvo Carlos Vieu, y la lectura general fue buena, destacándose secciones que estaban bien trabajadas y que sonaron con fluidez y detalle. Con el grupo de cantantes locales ha trabajado asiduamente y los conoce a la perfección, integrándose bien su concertación con la necesidad vocal.
Como un todo no fue una mala versión, tuvo puntos destacados en lo individual, pero dejó cierta sensación de que potencialmente podría haberse logrado más. Con un elenco casi íntegramente formado por cantantes de origen local, la producción vista no hubiera desentonado en ninguna de las grandes casas de ópera internacionales, pero hubiera rendido más con una propuesta escénica no tan condicionada por lo conceptual.
Ficha
Madama Butterfly. Director musical: Carlos Vieu. Directora de escena: Livia Sabag. Escenografía: Nicolás Boni. Vestuario: Sofía Di Nunzio Iluminación: José Luis Fiorruccio. Video: Matías Otálora. Reparto: Daniela Tabernig (Cio-Cio San), Riccardo Massi (Pinkerton), María Luján Mirabelli (Suzuki), Omar Carrión (Sharpless), Ramiro Pérez (Goro), Felipe Carelli (Príncipe Yamadori). Función: miércoles 8. Sala: Teatro Colón
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