Un violonchelo versátil y extremadamente conmovedor en manos de Jean – Guihen Queyras

En manos de este hombre nacido en Canadá y con un programa que fascinó al público argentino el violonchelista tuvo su segunda intervención en el Teatro Colón para el ciclo del Mozarteum Argentino, en esta oportunidad continuó con las últimas tres de las Seis Suites que Bach creó para violonchelo solo (había tocado las primeras tres en el primer ciclo) y agregó una obra de Henri Dutilleux.

Por Sabrina Abalo.

Pocos  elegidos  cuentan con la capacidad de integrar en su repertorio épocas tan disímiles y  alcanzar sonidos tan cautivantes logrados con este instrumento que por momentos parecía casi humano.

En manos de este hombre nacido en Canadá y con un programa que fascinó al público argentino el violonchelista tuvo su segunda intervención en el Teatro Colón para el ciclo del Mozarteum Argentino, en esta oportunidad continuó con las últimas tres de las Seis Suites que Bach creó para violonchelo solo (había tocado las primeras tres en el primer ciclo) y agregó una obra de Henri Dutilleux.

Guihen Queyras es indiscutiblemente uno de los más importantes violonchelistas de su generación, con amplia trayectoria que le valió entre otras consideraciones, tener  al destacado Director de Orquesta Pierre Boulez como su “protector musical”. Dueño de un equilibrio que juega con la austera energía que el cuerpo y la mente demandan mientras ejecuta con total libertad interpretativa obras tan comprometedoras técnica como emocionalmente ¿quién puede resistirse ante la gran obra maestra del padre de la creación?

 Butaca negra, mullida, ubicada en el centro del escenario, sin atril que acompañe y la sala a la espera del artista prometedor. Este hombre, erudito de las cuerdas frotadas, cautivó con su sonido desde el primer momento que apoyó el arco en el instrumento construido por Gioffredo Cappa  a fines del siglo XVII, una verdadera joya pisó el escenario del Colón. 

A Jean puedo definirlo como un “apoderado” del sonido puro, limpio, transparente, tocó las obras con gran soltura y seguridad. Tene una técnica totalmente internalizada que precisamente no aflora,  por sobre el tecnicismo sobrevuelan otras cuestiones: seguridad, sonoridades extremas ( pianissimos increíbles), toda la lectura de Bach ejecutada magistralmente, un sonido noble que acompañó  cada movimiento de las Suites, la última de ella, de indiscutible dificultad, marcó el punto culminante en su interpretación  y cada final tanto de movimiento como de obra, formaron parte de un complemento insuperable, verlo retirar el arco del cuerpo del instrumento fue realmente contemplar una obra de arte en cámara lenta. Exquisito!

Abrió la segunda parte del concierto con una obra de Dutilleux que chocó considerablemente con el siglo que teníamos en el oído antes del intervalo, sin embargo capturó la atención permanente del público y pudo disfrutarse de una obra escrita en 1976, de unos tres minutos de duración aproximada, donde hubo de todo: intensidades variadas, un vibrato perfecto, cuerda pulsada, distintos toques, diferentes voces, registro extremo del instrumento, variedad de colores y el manejo de ésta época manteniendo siempre un aplomo  y una solidez admirable.

Un violonchelo con una calidad interpretativa simplemente genial!

 

Programa:

Johann Sebastian Bach ( 1685 – 1750)

Suite para violonchelo N° 4 en Mi bemol mayor:

Prélude

Allemande

Courante

Sarabande

Bourrée l – Bourée ll

Gigue

 

Suite para Violonchelo N° 5 EN Do menor:

Prélude

Allemande

Courante

Sarabande

Gavotte l – Gavotte ll

Gigue

 

Henri Dutilleux (1916 – 2013)

Trois strophes sur le nom de Sacher 

Un poco indeciso

Andante sostenuto

Vivace

 

Johann Sebastian Bach

Suite para violonchelo N° 6 EN Re mayor:

Prélude

Allemande

Courante

Sarabande

Gavotte l – Gavotte ll

Gigue

 

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