Ph. Federico Mellado
Junto al oscarizado trompetista Nello Salza, la Orquesta de la Fundación Prometheus brindó un memorable concierto homenaje donde no faltaron las sorpresas.
Por Leila M. Recchi
“La música es una experiencia, no una ciencia” dijo alguna vez Ennio Morricone, y si hacemos un recorrido por su amplia carrera, podríamos coincidir en que se trata de una experiencia mágica. Nacido en Roma (Italia) en 1928, compuso la banda sonora para unas quinientas películas y series, dejando algunos de los pasajes musicales más bellos que se hayan escuchado (al menos, de la amplia contemporaneidad en la que vivimos desde el siglo XX).
Nello Salza, trompetista célebre de muchas de sus composiciones (incluyendo los soundtracks de “Nuovo Cinema Paradiso”, “C’era una volta in America” y “The Hateful Eight”, que ganó el Oscar a la mejor banda sonora), participó junto a la Orquesta de la Fundación Prometheus del Tributo a Ennio Morricone, bajo la dirección de Giovanni Panella, el Jueves 8 de Junio a las 20hs en el Auditorio de Belgrano, con un programa atrapante y emocionante.
La jornada comenzó con “Malena”, de la película homónima y sólo con la orquesta en el escenario, que no pudo lucirse como merecía debido al ruido de la gente que aún seguía acomodándose en sus asientos. Fue evidente entonces que se utilizaría amplificación de volumen, generando cierto desbalance entre instrumentos por momentos.
Nello Salza ingresó para el segundo número, la “Spaghetti Western Suite”, un medley que abarca obras de los filmes de Sergio Leone. Fue claro que habría intercambio con el público ya que, bromeando, el trompetista se dirigió diciendo que “Para que al público porteño no le falte nada, voy a silbar además de (tocar) la trompeta”. Y fue así como en “Por un puñado de dólares” su silbido se tornó el instrumento principal.
Para “La muerte tenía un precio” la trompeta aparece y de manera inmensa, en primer plano, provocando el aplauso de la gente antes de la tercera obra del popurrí, “Hasta que llegó su hora”. Para “Agáchate, maldito” veremos nuevamente intercalados silbido y trompeta, llegando a “El bueno, el feo y el malo” donde, a falta de una soprano lírica, será el instrumento de viento el que entone de manera magistral la tan aclamada melodía principal.
Tenemos a continuación un número solo orquestal con “Metti una sera a cena”, donde la amplificación ya no es incómoda y oímos a todos los instrumentos ensamblar correctamente. Los contrastes sonoros son muy interesantes, y se destaca mucho el corte final.
Comenzando con el cambio de trompetas que hará, según el número, a lo largo de toda la noche, Salza retorna para interpretar magistralmente “La carta de Lincoln”, banda sonora de “The hateful eight” (Los ocho más odiados), por la que Morricone ganó su único Oscar como compositor (una locura teniendo en cuenta la historia del genio romano). Es muy lograda la interacción con el teclado, y la orquesta se amolda más que bien a esta breve pero sentida pieza.
Siguen los soundtracks de “Il clan dei Siciliani” (de “melodías sicilianas y armonías parisinas”) y “La califa”, siendo éste último un punto muy destacado de la jornada, por lo lograda que se da la técnica de contraste morriconiana: la historia trágica con una melodía bella, de cierto espíritu lírico, que la trompeta aquí encarna maravillosamente. Los matices y los cambios bruscos se ejecutan de manera más que satisfactoria, bajo una dirección muy acertada de Giovanni Panella que, además, respeta plenamente las necesidades del solista.
Acto seguido, tendremos “Indagine su di un cittadino al di sopra di ogni sospetto”, pieza que no se encuentra entre las más reconocidas del compositor, pero que no deja de ser muy grata al oído, con notable experimentalidad contemporánea (aunque se vislumbre claramente el tema principal). Aquí se destaca nuevamente la dirección, que guía perfectamente en lo rítmico y expresivo. Notamos además una destacada presencia de las cuerdas graves, que hasta entonces no habían gozado de tanta presencia.
A continuación, se dará el momento que, probablemente, fuera el más esperado por la mayoría de los presentes y que, lamentablemente, se vio algo deslucido. “Nuovo Cinema Paradiso” (Cinema Paradiso) y “The Mission” (La Misión) son películas inmortales, a las que no podemos despegar de su banda sonora. El final del filme de Tornatore, quizás de los más memorables de la historia del cine, nos regala una de las melodías más conmovedoras que se hayan oído, mientras que la escena de la redención del personaje principal en el filme de Roland Joffé con el “Oboe de Gabriel” se encuentra a la misma altura (sin ir más lejos, en este momento Nello Salza se dirige a la audiencia con la frase “uno de los temas más hermosos de la historia de la música”).
Y es por la magnificencia de estas obras que se merecían una puesta y abordaje delicados, atentos y precisos. Sin embargo, un problema con la amplificación de sonido en las obras de “Cinema Paradiso” hizo notar ciertos desenfoques, desconcentraciones y también dio la sensación de cierta incomodidad y malestar. El trompetista no disimuló su enojo, e incluso intentó desenchufar un cable que se encontraba en escena. No obstante, tanto él como el resto de los músicos interpretaron las piezas con mucha altura.
Para “El oboe de Gabriel” se sentía aún esa incomodidad, y quizás por eso la interpretación solista de Lis Rigoni se perdió por unos instantes (cabe decir, que la instrumentista salió muy bien parada de semejante compromiso). De todas formas, culminaron los números con aplausos y vitoreos del público (quien, apenas anunciados los nombres de las obras, mostró emoción).
Para “La leggenda del pianista sull’oceano” vivimos un momento realmente memorable, ya que Nello Salza comenzó su interpretación desde el público, acercándose a la gente y tocando entre ellos (no sin mostrar cierta disconformidad con aquellos que filmaban con flash). Otro nuevo aplauso y emoción.
Llegando a los números de “C’era una volta in America” (Érase una vez en América), el malestar parecía haberse ido y reaparece una trompeta con presencia, carácter, y emoción, que interactúa con la masa instrumental. La corporalidad de los intérpretes se nota comprometida con la sonoridad y hay hasta cierto headbanging y ritmo marcado. El cierre es un 10, con aplausos de la audiencia que se notaba agradecida.
Para culminar, no hubo uno, sino ¡cuatro! bises, todos de una inmejorable calidad musical. “Legami” (Átame) de Morricone, y tres obras fuera de programa pertenecientes al repertorio argentino que Salza quiso homenajear: dos piezas de “Il Postino” (El Cartero) de Luis Bacalov y “Libertango” de Astor Piazzolla. Ésta última, fue dedicada al presidente de la Fundación Prometheus, Augusto Bovio, por su próximo cumpleaños, mientras que los números de Bacalov fueron un homenaje al compositor argentino, a quién el trompetista le dedicó sentidas y agradecidas palabras, además de, con una seña, arrojarle un beso al cielo.
Sin lugar a dudas, fue un evento conmovedor y altamente disfrutable, que de a instantes se vio empañado por las imperfecciones técnicas. Es sabida la calidad interpretativa de Nello Salza, por lo que cumplió con creces las expectativas. Por supuesto, es aplaudible la dirección de Giovanni Panella y más que lograda la intervención de la orquesta en todo momento. También, es importante mencionar la participación de instrumentos como piano (eléctrónico), batería y bajo eléctrico, que le dan un toque distintivo a las obras de Morricone. Los instrumentos mantuvieron siempre un correcto y muy agradable nivel.
Parafraseando al eterno Ennio Morricone y su concepción de la música: ha sido una experiencia inolvidable.
Ficha
Tributo a Ennio Morricone, concierto. Música: Ennio Morricone, Astor Piazzolla y Luis Bacalov. Dirección musical: Giovanni Panella. Nello Salza (Trompeta). Orquesta de la Fundación Prometheus. Producción Ejecutiva y Coordinación: Valeria Rinaldi. Auditorio de Belgrano, Jueves 8 de Junio de 2023, 20hs.