
28 de Octubre – Teatro Coliseo
El Ballet Estable y la Orquesta del Teatro Argentino de La Plata presentaron en el Teatro Coliseo de la Ciudad de Buenos Aires, tres trabajos del coreógrafo argentino Oscar Araiz: Cantares de Maurice Ravel (reposición: María Fernanda Bianchi), La mer de Claude Debussy (reposición: Oscar Farías) y Daphnis et Chloé de Maurice Ravel (estreno).
Por Luz Lassalle
Se abre el telón y una fuerte imagen aparece ante los ojos de los espectadores: un triangulo conformado por mujeres, todas con idéntico maillot y larguísimas faldas uniformadas en gris; al unísono van transfiriendo peso a diferentes partes de sus pies se mueven todas juntas como péndulos generando un estado de inestabilidad estable. Este es el comienzo de Cantares, coreografía de Araiz sobre La Rapsodia Española de Maurice Ravel. Los movimientos están puntillosamente acordes a la sonoridad de la música, a las frases, las escalas, logrando que se visualice el cuerpo como un instrumento sonoro; en cierto modo se vuelve predecible al ojo y oído experimentado. Una clara técnica clásica entrelazada con formas propias empapadas de movimientos con aire español conforman esta pieza solemne, prolija que se apoya en un solo gesto específicamente marcado, enfático que lleva la carga expresiva de esta Rapsodia.
En La mer, Araiz consigue sumergirnos en una lograda marea de movimientos ondulantes y constantes, diferentes formas físicas muy bien estudiadas para recrear las infinitas posibilidades que brinda una composición acuosa. Grandes saltos, suspendidos en el aire, diferentes roladas, alguna acrobacias sumados al virtuosismo de la técnica clásica, son algunos de los movimientos ejecutados por este bien dotado cuerpo de baile, una coreografía que juega con la composición espacial, los recorridos y desplazamientos, acompañados por una excelente iluminación que se incrementa gracias al blanco pulcro de los vestuarios y determina diferentes momentos de la obra. Aparece entre tanto un relato, una historia plasmada que no se deja desarrollar del todo, se ahoga en parte entre tanta habilidad danzada. Se exhiben también en esta pieza, para elixir de la vista entre tanta marea de movimiento, una par de momentos suspendidos, cuadros conformados por todo el cuerpo de baile que alcanzan la calma, como una quietud en movimiento propio de la brisa en el mar.
Con el sello Araiz, se estrenó la pieza bailada para la obra de Ravel, Daphnis et Chloe; una poesía en movimiento, con un vestuario que en cierta forma mimetiza los bailarines con la escenografía, y la excelente iluminación a la vez deja ver los cuerpos en su magnífica interpretación, cargada con un componente vibrante, de emoción, de lazos, de relaciones y con un dejo de pasión.
Esta obra hace notoriamente énfasis en el canon, recurso muy bien utilizado que genera una especie de hipnosis; por otro lado diferentes células de movimiento, van llenando esta pieza de identidad propia sin salirse del margen que le dan la particular característica a la obras de Araiz.
Dirección General: Oscar Araiz
Dirección Musical: Carlos Calleja
Director del Ballet Estable: Viktor Filimonov
Reposiciones Coreográficas: María Fernanda Bianchi – Oscar Farías
Diseño de Vestuario: Renata Schussheim
Diseño de Iluminación: Oscar Araiz – Esteban Ivanec
Escenografía: María José Besozzi
Fotografía: Carlos Villamayor