Entrevista a Sergio Tiempo
La entrevista fue realizada en vivo para el Instagram de MusicaClasicaBA. El público aprovechó no solo para saludarlo, sino también para hacerle diversas preguntas. Compartimos aquí una transcripción de la entrevista.
Por Maxi Luna
Nacido en Caracas, Venezuela, Sergio Tiempo comenzó sus estudios de piano con su madre, Lyl Tiempo a los 2 años de edad y tuvo su debut a los 14 años.
Ha realizado giras por Estados Unidos y Europa con la Filarmónica de Los Ángeles y Gustavo Dudamel, interpretando el Primer Concierto para piano de Ginastera. Otras colaboraciones orquestales incluyen la Orchestre Philharmonique de Radio France, Brussels Philharmonic, Orquestra Nacional do Porto, Orquesta Simón Bolívar, Singapore Symphony, BBC Symphony y muchas más junto a eminentes directores como Claudio Abbado, Gustavo Dudamel, Myung Whun Chung, Thierry Fischer y Alondra de la Parra.
¿Cómo estás transitando esta etapa extraña e inédita que nos toca vivir a todos? ¿Cómo imaginas el futuro de la música cuando todo esto acabe? Sabemos que en Europa ya están haciendo algunos conciertos…
Fue un año muy duro. Por supuesto que hay gente que la pasó peor y otra “mejor”, pero fue muy difícil para todos. No tuve ninguna actividad profesional, mi último concierto fue a finales de enero del 2020. Pero, por sobre todo, hubo una especie de ascensor emocional permanente, porque cada vez que había algún proyecto uno se preparaba, se entusiasmaba y a último minuto se caía.
Hay algo también muy lindo de todo esto, tal vez sea solo mi extremo optimismo, que es darse cuenta de que en realidad querer prever las cosas es casi un chiste. Como músico a mí me gusta hacer planes y, si bien se hacen ya que uno planifica cómo quiere tocar una obra (por ejemplo), en el momento de tocar todos esos planes desaparecen y hay que reaccionar a lo que está sucediendo. El año pasado y este nos dieron una clase a todos. Estábamos planificando cosas y dándonos cuenta de que en realidad esos planes eran totalmente inútiles. Lo que importa es cómo uno vive cada día, cómo hace algo que sea significativo para uno y para los que están alrededor.
Claro que es una forma muy privilegiada de hablar de una situación en la cual mucha gente padeció cosas realmente muy graves, no solamente los que sufrieron la enfermedad, sino también todos los que se vieron afectados por este cierre mundial y sus consecuencias económicas monstruosas. Así que me siento privilegiado.
Es cierto, pero estar fuera de los escenarios para un artista es duro.
No es tanto el escenario el problema porque, en realidad, a mí siempre me produjo un poco de miedo (risas). Sí, lo admito. Es una especie de amor-odio con el escenario, pero sí me gusta estar en contacto con otros músicos, con otras propuestas musicales. Por supuesto que es una realidad económica dura para todos los que estamos en este medio, porque de un día para el otro ya no había nada. Pero más que nada era la cuestión de la conexión musical con otra gente lo que más me hizo falta.
Finalmente, luego de más de un año, y no sé cuándo se repetirá, pude hacer un concierto en Madrid el 10 de marzo con mi gran amigo Federico Jusid. Fue un concierto muy especial dedicado al aniversario de las víctimas del terrorismo. Fue muy conmovedor volver a tocar, especialmente por ver el esfuerzo que hicieron todos para poder estar ahí, tanto los músicos de la orquesta como el público.
Hace un año realizaste el estreno del Concierto para piano de Esteban Benzecry con la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles dirigida por Gustavo Dudamel, ¿cómo fue esa experiencia? ¿te sorprendió la respuesta del público y de la prensa? Fue todo un acontecimiento.
Fue una experiencia hermosa, realmente muy especial. Es un proyecto que empezó hace muchos años, había muchas ganas de hacerlo pero nunca se realizaba. Hasta que por fin se concretó a principios del 2020, primero en Los Ángeles y después en Nueva York.
Desde el principio pude estar en contacto con Esteban, yo grababa las cosas que estaba preparando, se las mandaba y le pedía su consejo. Inclusive a veces me atrevía a proponer ciertas cosas. Él me escuchaba con mucha seriedad y las terminaba incorporando, lo cual me sorprendió muchísimo. Habla muy bien de él, más que de mí. Poder trabajar con el compositor es poco frecuente en mi trabajo, donde la mayoría de la gente que compuso ya no está. También encontrarme con Gustavo, con quien ya hemos colaborado tantas veces y que es, no solamente un músico extraordinario, sino también un amigo muy querido. Era estar en familia. Fue una aventura inolvidable desde todo punto de vista y tuve la suerte infinita de poder hacerlo más de una vez. En Los Ángeles lo tocamos cuatro veces seguidas y después en Nueva York otras cinco. Fue un festival Benzecry (risas).
Hablabas de la ventaja de trabajar con compositores actuales, pero si pudieras viajar al pasado y charlar con un compositor y sacarte dudas, preguntarle qué quiso decir, por ejemplo, ¿con quién hablarías?
No hablaría de sus obras sino que contaríamos anécdotas. Trataría de comer algo con ellos y conocerlos como seres humanos. Me gusta mucho el misterio que hay detrás de una obra y creo que a muchos compositores les pasa lo mismo, están contando cosas que son más amplias que ellos mismos. Por eso son obras maestras, porque un compositor no puede llegar a verla en su totalidad. La explicación de una obra nunca pasa a través de la palabra si no en la forma de hacerla y creo que cada intérprete da una explicación, y es una posible, pero probablemente hay infinitas explicaciones.
Por ejemplo, si pudiera encontrarme con Prokófiev que tenía un sentido del humor increíble y una inteligencia extraordinaria, no sé realmente si lo que más me interesaría es pedirle que me explique obras suyas sino que me cuente cosas en general, simplemente hablar con él.
El público quiere saber cuáles son tus compositores e intérpretes favoritos. Si bien ya has contestado estas preguntas, el público se renueva como dicen…
El público se renueva y espero que yo también. Los gustos van modificándose con el tiempo pero siempre tuve debilidad por los románticos y sobre todo desde chiquito tenía una especie de amor total por Chopin. Aunque no puedo decir que haya un compositor con el que me quedaría toda la vida, hay demasiada música que me conmueve. Pero en los últimos años necesité (y necesito) a Beethoven en mi vida. Al mismo tiempo acabo de mencionar a Prokófiev, y cada vez que lo escucho me convierto en un niño. Soy fanático de Stravinsky, de Bach, y más allá de la música clásica me gusta escuchar a Jobin, a escuchar a Piazzolla, Queen, Bill Evans y muchos más. Friedrich Gulda decía “la música es mi amiga y no hago diferencias entre unas y otras” y comparto esa opinión.
Nombraste a varios compositores, lo que me da pie para hablar del disco Legacy en el cual rendís homenaje a tu familia. Por ejemplo tu mamá está representada por Beethoven. ¿Si hoy lo volvieras a grabar, usarías las mismas obras para representar a cada uno?
No sé si las mismas obras necesariamente pero sí el mismo tipo de lenguaje. Por supuesto, a los que menos conocía en esa época era a mis propios hijos porque eran muy chiquitos y ahora probablemente los tendría que describir de otra manera.
Y ahora se viene Homages (un disco de dúos) en el cual los homenajes son para aquellos que son directamente responsables de esculpir al músico en vos, según tu propia web. Como adelanto ya pudimos ver el single con Martha Argerich, ¿cuándo podremos escuchar el disco?
Lamentablemente está todo muy lento, pero este año tendría que estar saliendo. Y no sé si va a ser uno o dos finalmente, depende de la cantidad de contenido que tenga.
Todas las personas invitadas fueron particularmente importantes para mi educación musical y para mi desarrollo musical, así que además de Martha grabé algo con mi mamá (Lyl Tiempo), con mi hermana (Karin Lechner) y también con Nelson Freire, Alan Weiss y Mischa Maisky.
En tu biografía dice: Continúa recibiendo orientación musical y consejos frecuentes de Martha Argerich y Nelson Freire, ¿es así? Porque mucha gente piensa que los músicos consagrados no tienen que aprender nada más…
Yo pienso todo lo contrario, creo que uno nunca para de aprender y por sobre todo uno nunca logra ser lo suficientemente objetivo como para saber qué es lo que está haciendo. Entonces a mí me encanta tocar para la gente de confianza, que me quiere bien, que me da consejos. Si se da la oportunidad toco para ellos algo que estoy preparando o si tengo alguna duda.
No es que necesite necesariamente saber qué es lo que tienen que decir, aunque por supuesto me interesa, pero yo encuentro que es la manera que te desafías a vos mismo. También lo hago con mi propia familia cada vez que preparo algo nuevo o algo que me importa mucho. Toco para mis padres, para mi hermana, para mi mujer o para quien sea. Me gusta el compromiso que se crea, ver en qué punto estoy y que me digan de una manera objetiva qué es lo que encuentran.
Para vos tocar el piano siempre fue algo natural, de hecho dijiste que la primera vez que te aplaudieron te sorprendiste. Así como la anécdota que has contado más de una vez que al ir tu hermana a la casa de una amiga pregunta dónde está el piano, pensando que en cada casa había uno. ¿Cuándo empezaste a darte cuenta de que tocar el piano o estar en un escenario no era algo tan común?
No sé cuando me di cuenta de que no era tan común como lo pensábamos, pero el tema es que para nosotros sigue siendo lo más común del mundo. Incluso mis hijos toman clases de piano con mi mamá y hay veces que me dicen “hoy no tengo ganas”. Yo les digo que eso no tiene ninguna importancia, igual hay que tomar la clase. Es como ir a la escuela o cepillarse los dientes. En nuestra familia es así: se estudia música. Si ellos quieren hacer luego otra cosa con su vida lo respeto, e inclusive lo apoyo, pero la educación musical y el contacto con un instrumento no se negocia. Aunque claro, en nuestro caso es más fácil tocar el piano porque es totalmente normal y cotidiano.
Ojalá lo fuera para todos. Me encantaría que todo el mundo estuviera en contacto con la música de una manera natural y diariamente, porque es un enriquecimiento para todos, no importa qué es lo que uno haga en la vida.
¿Cuál te parece puntualmente que es la importancia de la educación musical?
Hay muchas razones por las cuales es importante, pero creo que es uno de los pocos lenguajes tan abstractos que dependen tan profundamente del instante, y donde el significado de lo que se está diciendo es solamente una cuestión de proporciones y de comparaciones. Eso a mí me parece muy especial desde muchos puntos de vista: psicológicamente, intelectualmente y sobre todo, emocionalmente.
Lo veo con mis hijos, hay veces que el desafío personal es tan grande cuando están preparando una obra nueva, y piensan que nunca lo van a lograr, que es imposible… pero después cuando lo logran llegan a la gratificación, a la felicidad, y eso es increíble. Por supuesto se puede aplicar a muchas otras actividades, pero todo lo que eso significa con uno mismo es absolutamente increíble y te permite desarrollarte como ser humano.
“Me molesta que la parte comercial de la música pese más que los intereses artísticos.”
Pero a su vez leí que tenés una relación de “amor-odio” con el mundo de la música ¿por qué?
Entramos en terrenos muy personales (risas), me va a costar explicarlo bien, pero creo que hay varios factores. Uno es simplemente que mi ideal sería ser un músico amateur, es decir poder hacer música solamente por el amor a la música y ganarme la vida de otra manera. Que lo que hago no dependa de ningún tipo de interés económico, ni de supervivencia, pero obviamente es prácticamente imposible hacer una cosa así. En sí, las cosas que me molestan de la carrera tienen que ver con eso en realidad: que la parte comercial de la música pese más que los intereses artísticos. Desafortunadamente es parte de la realidad y hay que jugar un poco con esas reglas.
Salgamos de la música, el público estuvo preguntando qué te gusta hacer en tu tiempo libre. También cómo sos como padre, piden que nos hables del Sergio “humano”.
Por supuesto ser padre es la cosa más hermosa que me pasó en mi vida. Hay algo que me gusta mucho hacer con mis hijos: ellos a la noche siempre piden alguna historia, pero lo que más les divierte es cuando uno las inventa. Así que muchas veces inventaba historias, pero después me perdía. Entonces llegué a un nuevo sistema que es mucho mejor y los divierte muchísimo: imaginamos que estamos dentro de la historia y vamos inventando juntos. Cada uno le agrega algo y nos reímos tanto, decimos disparates y nos perdemos en ese mundo que inventan tanto ellos como yo.
Algo que hemos hecho durante el confinamiento, con parte del mismo grupo de gente que nos veíamos siempre, fue una competencia de cocina en la cual cada fin de semana uno de nosotros hacía una comida para los demás y al final votábamos la que más nos había gustado. Yo solamente estaba ahí para cortar zanahorias pero participé (risas). Por suerte a mi mujer le gusta mucho cocinar. Realmente fue muy divertido.
Parafraseando lo que decías sobre lo lindo que es estar charlando y conociendo a los artistas a nivel más personal, muchas gracias por tu tiempo y por dejarnos ser un poquito parte de tu historia.
Esta entrevista fue tapa de nuestra revista digital mensual y gratuita:
Música Clásica 3.0.
Link a la revista: https://musicaclasica.com.ar/revista/revista-musica-clasica-buenos-aires-3-0-23-abril-2022/