Sabio Poker de ases para el encuentro sobre Bomarzo en la Residencia de Estudiantes

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El director de orquesta y compositor José Ramón Encinar coordinó esta reunión junto al compositor y escritor Tomás Marco y el director de escena Gustavo Tambascio en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

 

José Ramón Encinar (Madrid, 1 de marzo de 1954) es un director de orquesta y compositor de música clásica español, que recibió clases de grandes maestros, entre ellos José Tomás (guitarra), Genoveva Gálvez (música antigua), Gerardo Gombau (análisis musical), Cristóbal Halffter (composición) y Federico Sopeña (musicología) y se convirtió en uno de ellos. Tras una estancia en Viena y Milán, le fue otorgada una beca de la Fundación Juan March para realizar una composición, posteriormente fue profesor de los cursos de verano organizados por la AccademiaChigiana de Siena. Director de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, de la Orquesta Sinfónica Portuguesa y a partir del año 2000 director de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Llevó a cabo numerosos proyectos desde entonces y es raro no encontrárselo, como al maestro Tomás Marco, en todas las convocatorias de relieve que se llevan a cabo en la capital de España y fuera de ella.

Compositor, como también Tomás Marco Aragón (Madrid, 12 de septiembre de 1942) es un compositor y ensayista español, entre cuyos profesores destacan Pierre Boulez, GyörgyLigeti y Karlheinz Stockhausen, Bruno Maderna o Theodor Adorno.Es autor de diversos libros y artículos sobre música contemporánea española y Premio Nacional de Música de España.También siguió algunos cursos de Psicología, Sociología y Artes Escénicas. En 1967 fue ayudante de Stockhausen.Trabajó once años en los servicios musicales de Radio Nacional de España siendo Premio Nacional de Radiodifusión y Premio Ondas. Es miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, como el maestro Encinar.

 Fue un placer y un honor que los dos músicos me dedicaran su tiempo y sus conocimientos y experiencias en el programa de “Constelación Boulez” que firmé para Radio Clásica en el verano de 2015. Como compositor es autor de cinco óperas, un ballet, siete sinfonías, música coral, de cámara, etc. En la actualidad se dedica exclusivamente a escribir música y sobre música y estrenará este verano en el Auditorio de El Escorial su Tenorio, dedicado al barítono madrileño Alfredo García, que lo va a interpretar.

 

Gustavo Tambascio (Buenos Aires, 1948)

Todo terreno hombre de teatro, elocuente, divertido, talentoso, adaptador de folletines para la radio, hizo teatro de vanguardia y participó de las experiencias del Living Theater en OuroPreto, Brasil. Escribió en La Opinión en Buenos Aires, en 1976 marchó al exilio, como tantos otros, después del golpe de estado de Videla y sus conmilitones.Reside en España desde 1988. Ha dirigido óperas en el Colón de Buenos Aires, el Argentino de La Plata, la Fundación Teresa Carreño y el Municipal de Caracas, el San Carlos de Nápoles, el Tchaikovski de Perm, el Stanislavsky de Moscú, el Amazonas de Manaos, Real de Madrid, Liceu de Barcelona, Maestranza de Sevilla, etc. Teatro de prosa en Dallas, Seattle, Montreal, Kiev, Caracas, Lyon, Paris, Marsella, Nápoles y en los principales teatros del mundo diferentes puestas, creaciones de musicales, ópera o zarzuela. Su disposición para trabajar es siempre absoluta y tiene la agenda muy completa.

Como sus compañeros de tertulia esta tarde de abril que se desploma por el camino que lleva al edificio de la residencia de Estudiantes, engalanada de setos a la inglesa, perfumada de jaras, romero, lilos y otras medio silvestres de rara conservación en la cercanía humana porque son autóctonas pero restrictivas.

Hace la presentación del encuentro sobre el Bomarzo del compositor Alberto Ginastera y el escritor y libretista Manuel Mujica Láinez la directora de la Residencia, Alicia Gómez Navarro.

Y a continuación el maestro Encinar comenta que desarrollará su exposición sobre Alberto Ginastera y su biografía en” tres actos y un intermezzo”. El interés de esta sesión, que bien podría haber dado para una tesis doctoral, tanta información había recabado y pensado José Ramón Encinar sobre el tema, como le comenté al maestro, es que estaban muy definidos los roles de los participantes. Gustavo Tambascio aportó una armonización imprescindible aunque difícil de seguir para no iniciados o ajenos al hecho argentino, sobre la historia del país sudamericano, como tantos otros, convulsa, fascinante, desgarradora, pero de supervivencia. Una cabalgada impresionante a través de muchas décadas.

 

PH: Julio Serrrano

 

Personalmente, los comentarios del director de escena me retrotrajeron, como argentina educada y titulada en Buenos Aires, en el Conservatorio Nacional, el Colegio Nacional de Buenos Aires, universitario, y en la propia Universidad de Buenos Aires, a tantos episodios conocidos de historia y política, aumentados o disminuidos por la familia, los amigos, los profesores, la prensa del momento, según fuera su orientación política o su estado de ánimo.

Pero aquellas evocaciones sobre el Barrio Norte, los “cabecitas negras”, en alusión a los habitantes originarios y no inmigrantes europeos de la ciudad, los alzamientos militares traumáticos que también glosó y tan bien Encinar, me devolvieron además la música y la eufonía maravillosa del nombre de los barrios y calles, Barracas, Montes de Oca, y todo un tsunami de recuerdos y emociones. Tambascio evoca el bar ruso “El Volga”, en Paseo Colón e Independencia, donde cantaba una judía que había sobrevivido a un campo de concentración. Referencia a “Sobre héroes y tumbas” de Ernesto Sábato y el incesto. Se enriquecen y enredan su memoria y la mía. Esa que solo saco de paseo muy de tarde en tarde.

El maestro Tomás Marco había frecuentado con relativa asiduidad a Alberto Ginastera desde 1971 y el 64 en Madrid. Vio Bomarzo en Zurich y aprobó o modificó algunas de las aportaciones de su colega Encinar sobre el compositor y sus circunstancias.

Sea como fuere, el conjunto quedó de perlas. Se empezó diciendo que “Ginastera era muy complejo, retorcido y contradictorio”, que parecía sacado de la órbita eclesial, muy católico, aunque supersticioso y amante de los amuletos, se sorprendía Encinar  (condición típica de los italianos y de los argentinos en general, por influencia). Los alumnos del mítico instituto Di Tella lo llamaban “el obispo”. Y el compositor argentino Juan José Castro le estrenó una obra suya siendo muy joven, “Panambí”.

Lugar preponderante en la tertulia por parte de los tres “comensales” invitados tuvo la legendaria prohibición de la ópera por obscena, donde tuvo responsabilidad destacada no solo la propia esposa del general golpista Juan Carlos Onganía, sino el famoso cardenal Cagiano (pronazi), que iniciaron una cruzada contra las escenas de bestialismo, porque “Bomarzo fue suspendida por relaciones con una osa”.

Las dos mujeres de Ginastera, que se exilió y falleció en Ginebra, donde está enterrado, muy cerca de Jorge Luis Borges, en una sepultura que no lo parece, idílica, si pueden serlo esta especie de espacios, tuvieron en el encuentro sus momentos de evocación y de gloria, Mercedes de Toro, apodada la “Ñata”, madre de Georgina, una de los dos hijos del compositor con su primera mujer y responsable de escritos peculiares sobre su padre (¿Cómo podían ser si no?, ¿cómo pueden ser los que se extraen de una relación edípica clásica?). Y su segunda mujer, Aurora Nátola, destacada chelista y colaboradora con los proyectos del marido, como la primera.

También en el recuerdo, Astor Piazzolla, alumno de Ginastera y la bibliografía utilizada por el maestro Encinar, incluida la de Eduardo Storni y las definiciones de compositor, entre las cuales el creador de Bomarzo emergía poderosamente como un creador “cigarra”.

Hubo mucho, muchísimo más. Pequeñas alhajas delicadas y sugerentes. Sorprendentes anécdotas, comentarios, gestos, silencios, una complicidad evidente y también subliminal, insinuada, pero no se permitieron las grabaciones y la memoria siempre dibuja el recuerdo de los recuerdos reinterpretados. La primera cita sobre el “Universo Bomarzo”, organizada por el Teatro Real de Madrid y una sinergia con otras instituciones de primera fila, no pudo comenzar mejor, porque no ha terminado aún. Aquí, en toda esta panoplia de espectáculo, conferencias, encuentros, exposiciones, en esta ocasión y las que vendrán, se dio, se dará lo mejor de cada uno. Como diría un argentino en un café porteño en una mesa con amigos, “cuando quieran, la seguimos”.

 

Alicia Perris

 

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