Música de Pablo Sorozábal y libreto de los dramaturgos Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw.
Convocados a mediodía de hoy, los medios de comunicación, en el Teatro de La Zarzuela de Madrid, para la presentación de una obra icónica y legendaria que, probablemente se limitará a dos únicas funciones, debido a las huelgas convocadas por el personal del coliseo, como respuesta a la fusión atropellada de esta sala con el Teatro Real, decidida por los gestores de este último y sellada por un decreto-ley al cual le falta todavía desarrollo y claridad.
La rueda de prensa, con el elenco prácticamente al completo, profusión de periodistas, cámaras, preguntas y explicaciones, al frente de la cual, un Daniel Bianco más director que nunca, concertando, desdramatizando y centrando la cuestión en lo que debía ser la mañana, otra ocasión para hablar de teatro y de la lírica. A pesar de esto, en todo momento respondiendo con ecuanimidad y sin angustia aparente, a las preguntas sobre el futuro de las representaciones, que quedaría más aclarado, justamente esta misma tarde, con la recepción del estado de la cuestión por parte de los representantes de los trabajadores.
Sobre esta producción, el director Daniel Bianco, comentó que, "Hablamos de la producción más esperada de esta temporada. Una obra maestra que nadie cuestiona debido a su buena partitura y pasión teatral y que, básicamente, se ha convertido en leyenda".
El director musical, Caballé-Domenech, que debuta ahora en La Zarzuela, expresó, comentando la partitura, "En el arte, en general, se puede considerar que es una obra maestra cuando se transmiten sentimientos. En este caso, se produce una plasmación de las emociones tanto en la música como en el texto, componiendo el maestro Sorozábal una unidad perfecta”.
Por su parte, el responsable de escena, Mario Gas, junto a los legendarios Ezio Frigerio y Franca Squarciapino (la última en La Scala de Milán, en la elaboración de otra producción), abundó en la relación estrecha que lo vincula a esta obra, que cantó en su día su padre, al día siguiente de nacer él, en Montevideo.
En ese sentido, dijo que su participación está " repleta de una muy especial carga de emotividad y conocimiento, aunque ha tenido "un especial cuidado en no dejar libre al sentimentalismo, sino en que sea la historia, con su potencia y sus aventuras, la que emerja por sí misma con toda su fuerza. Podría haber hecho cualquier cosa con ella-agregó-, trasladar la historia a cualquier lugar y a cualquier época, como he hecho tantas veces con tantas obras, pero pensé que era mejor dejar que este romance marinero respirara por sí solo".
La Tabernera tiene dos repartos, muchos de los cuales intervinieron en la presentación de hoy, donde se dan cita Sabina Puértolas (que intervino algo extemporáneamente en un momento, afirmando que “la zarzuela fue, es y seguirá siendo española y de todos los españoles”) y Marina Monzó en el papel de Marola, además de Ángel Ódena, Javier Franco, Antonio Gandía, Alejandro del Cerro, Rubén Amoretti (que confesó cierta incomodidad en la relación artística que mantiene con el director Mario Gas), David Sánchez, Ruth González, Vicky Peña, encantadora, señorial, una dama, Pep Molina, Ángel Ruiz, Abel García, Carlos Martos y Didier Otaola. Esta zarzuela cuenta como es habitual, con la actuación de la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro de La Zarzuela) y su Coro Titular, dirigido por Antonio Fauró.
Al terminar la rueda de prensa, un aperitivo, tal vez para pedir a los dioses (los mortales descartados en esta ocasión), que sean propicios con una producción que tanto esfuerzo y dedicación ha costado. “No una superproducción en coste monetario, sino en talento”, había señalado momentos antes Bianco.
El maestro Frigerio, podría haber armado él solo una rueda de prensa, con sus miradas, con sus silencios, con ese aire de “rêverie”, para utilizar un término que hizo suyo esta mañana de alto voltaje emocional y artístico. Y esa su dulzura intrínseca que le da una inmensa carrera, infinita hasta hoy mismo, como si pensara, mientras no pierde detalle de todo lo que ocurre, como el estoico fundacional Zenón de Citio, “El pensamiento debe ser más fuerte que la materia, y la voluntad más poderosa que el sufrimiento físico o moral”.
En un español perfectamente comprensible e inspirado, expresó que "es especialmente difícil hacer zarzuela, porque es una extraña mezcla de ópera y teatro hablado", y que este desafío teatral (su enésimo), "es un mundo muy realista al tiempo que fantástico, por lo que ha tenido que crear un ambiente onírico, como un sueño ".
Y como un regalo delicioso y sabio para tanto desasosiego, incertidumbre e implicación afectiva y artística desperdiciadas, confesó encontrarse "emocionado y encantado con Madrid. He trabajado en todos los grandes teatros del mundo, aseguró y estableció una relación que comenzó por el Teatro Colón de Buenos Aires (donde colaboró en cinco ocasiones) y en ningún lugar he encontrado lo que he visto aquí: el trato, el amor por el teatro y la simpatía. Amo el Teatro de la Zarzuela, amo Madrid y soy inmensamente feliz". Un caballero italiano, claro.
Alicia Perris