
Con el objeto de poner en valor una obra vasta y prolífica, se da a conocer a este compositor argentino quien, durante las décadas del 70, 80 y 90 del siglo pasado, tuvo una intensa actividad en el quehacer nacional. Pero que, tras su desaparición física el 12 de octubre de 2004, quedó inmerso en un injusto olvido. El autor de este artículo (recopilador y difusor de su obra) brinda un pantallazo de la vida y obra de Roberto De Vittorio centrándose en su repertorio guitarrístico solista y de cámara.
Alejandro Martín Ruscio
Roberto De Vittorio nació el 10 de octubre de 1939 en la ciudad de Buenos Aires. Fue intérprete, compositor, docente, pintor, cuentista y marionetista. En lo que respecta a su actividad musical (y quizás sea injusto escindir su producción sonora con las otras ramas artísticas) se menciona que estudió violoncello y guitarra, contando entre sus maestros a Roberto Livón, Jorge Martínez Zarate y Abel Carlevaro. Se especializó en violoncello, mandolina e instrumentos antiguos con los maestros Wladimir Glagol, Pierre Fournier y Adolfo Morpurgo. También se formó en la composición con los maestros Garcia Morillo, Francisco Giacobbe y Cayetano Marcolli. Su interés por la misma lo llevó a explorar las nuevas formas del siglo XX, por lo que estudió música concreta en el Instituto Di Tella. Dictó seminarios auspiciados por el CRAM (Centro Ricordi de Asesoramiento Musical) y la Municipalidad de Buenos Aires. Obtuvo los siguientes premios: Primer Premio Asociación Estímulo Cultural, Primer Premio Asociación Música de Cámara, Primer Premio y mención especial Concurso Barry 30 años, Primer Premio Asociación Docentes de Música y Premio Fondo Nacional de las Artes. Como instrumentista dio conciertos en Argentina y el extranjero auspiciado por entidades oficiales. Actuó en televisión y radio Nacional. Formó parte de las siguientes orquestas: Sinfónica de Cuyo, Estable del Teatro Argentino de La Plata, Municipal de Mar del Plata, Sinfónica de Rosario, Filarmónica Marchigiana (Italia) y Du Grand Théâtre de Dijón (Francia). Como docente trabajó en el Conservatorio Provincial de La Plata, el Conservatorio Municipal de Tandil y el Instituto Superior de Música de Formosa.
Roberto De Vittorio participó de la escena musical nacional con intensidad entre los años 60 y la última década del siglo pasado. Su obra ha sido interpretada por músicos de la talla de Roberto Aussel, Elsa Puppulo, Eleonor Muchnik y Juan Carlos Zorzi, entre tantos otros. En 1971 el reconocido guitarrista Roberto Lara presentó varias de sus obras del repertorio solista. En 1977 De Vittorio se presentó como intérprete solista y también como parte de un cuarteto en el Teatro Italia. En ese mismo año formó parte de una agrupación de divulgación musical de estilo informal llamada “Concertino», con la que recorrió parte del país. Con el mismo sentido de divulgación, De Vittorio, junto a la pianista Mirta Soto, realizó varios conciertos didácticos.
En el año 1980 en el teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires se estrenó Cuatro Piezas para orquesta. Las mismas fueron interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires con la dirección de Claudio Zorini. También en relación con su trabajo de composición para orquesta, la Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo, dirigida por Humberto Carfi, interpretó en 1983 su obra en cuatro movimientos Ariadna y la soledad. En ese mismo año la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario interpretó Cuatro Piezas para orquesta. Tiempo después en 1992 la Orquesta Sinfónica de Mendoza estrenó su obra Fantasía Lírica.
Volviendo a su trabajo interpretativo, en 1982 presentó en Madrid algunas piezas para guitarra y violín junto a Adriana Bértolo; interpretó en violoncello las suites de J.S. Bach en Milán y en 1983 participó como violonchelista junto a la orquesta Filarmónica Marchegiani del Théâtre du Dijón, Francia.
Pero, como se mencionó, De Vittorio también incursionó en otras ramas artísticas como el teatro de marionetas, las artes plásticas y la literatura. En 1988 presentó sus marionetas en el Teatro Colonial de Buenos Aires. Además, se presentó en Mar del Plata, Formosa, Rosario y varios puntos del país. A fines de los 80 y principios de los 90 presentó sus marionetas en Mendoza. Y no solo lo hizo en el país, sino que también recorrió el continente europeo: en el año 1983 presentó su espectáculo en Francia y en 1998, en forma de concierto didáctico, en el ayuntamiento de Collado Villalba, España.
En cuanto a su obra pictórica, en 1985 expuso en la ciudad de Rosario haciéndose acreedor del primer premio de Grabado en el XIX Salón de Artistas Plásticos Rosarinos. La editorial Ocruxaves de San Fernando, provincia de Buenos Aires, publicó algunos de sus cuentos entre los años 1991 y 1992.
Todo este largo currículum demuestra su participación en la escena nacional e internacional artística en general y musical en particular. Esta vasta trayectoria no condice con la ignorancia que de él se tiene tras su desaparición física a principios de este siglo. Desde aquél entonces, su obra entró en un llamativo silencio. Hace poco más de diez años, cuando quién escribe comenzó la recopilación de su obra guitarrística, se contaba con un registro fonográfico publicado: un álbum en formato CD titulado Mónica Stirpari en la música de Roberto De Vittorio, trabajo discográfico dedicado a las obras para piano compuestas por De Vittorio. De la misma intérprete se disponía de un registro audiovisual de la obra para piano y orquesta Canciones de invierno.
También había acceso a un registro en formato de audio de las Cinco canciones breves para guitarra y canto, interpretadas tanto en la guitarra como en la voz por la guitarrista Cristina Cid. Este material fonográfico se encontraba subido a la página web de la reconocida guitarrista y cantante (click aquí para escuchar) . Además, se tenía acceso a algunas grabaciones del amigo de Roberto De Vittorio y también compositor Nestor Guestrin. Como así también una grabación de una parte de la obra guitarrística, sin publicar, del guitarrista Federico De Petre. Se cree que hay otros pocos registros más (grabaciones de las obras sinfónicas transmitidas por radio) pero han sido imposibles de ubicar. El trabajo de recopilación, entonces, tuvo las características del armado de un gran rompecabezas cuyas figuras se encontraban dispersas en el panorama musical argentino.
Las obras de Roberto De Vittorio para guitarra solista son las más numerosas de entre todas las composiciones para instrumento solista. Allí encontramos las Doce piezas porteñas, las tres variaciones sobre temas populares, las tres sonatas, las cinco suites, los cinco preludios, los dos nocturnos, su Invención, las 80 piezas de música, las piezas para guitarra de 1982 y el Apocalipsis de Buenos Aires compuesto en el año 2001. En término musicales, la característica general de las obras es la brevedad (a excepción de las de forma) en su mayoría de estilo neoclásico. En las Doce piezas porteñas se encuentra una atmósfera de origen ciudadano (click aquí para escuchar). En Invención se escucha el respeto por la cualidad contrapuntística barroca (click aquí para escuchar). De Vittorio presenta una obra de forma de alto nivel: la Sonata I, con la estructura clásica pero con una sección de desarrollo totalmente moderna (click aquí para escuchar). En los dos nocturnos se encuentra un estilo cercano al romanticismo (click aquí para escuchar). Y, por último, De Vittorio incursiona en un lenguaje disruptivo en las Piezas para guitarra del año 1982 (click aquí para escuchar). Para hacerse una idea más completa de la cualidad musical de la obra guitarrística solista de De Vittorio se sugiere adentrarse en su trabajo completo. Este se encuentra divido en tres volúmenes que se pueden escuchar en los siguientes enlaces: volumen I (click aquí para escuchar), volumen II (click aquí para escuchar) y volumen III (click aquí para escuchar)
Como se ha dicho, además de la guitarra, De Vittorio compuso obras para piano, flauta dulce, violín y violoncello. Sin embargo, es el instrumento de las seis cuerdas el que tiene el mayor número de obras en el registro de las piezas compuestas para instrumento solista. En la diversificada composición camarística que llevó adelante Roberto De Vittorio sucede algo similar. El número de composiciones para dúos con guitarra y para dúos con piano es mayor que otras composiciones de cámara; muchas de estas son adaptaciones de obras para guitarra solista. Por lo tanto, prima el lenguaje neoclásico por sobre el ciudadano y el romántico. Sin embargo, la exploración del contrapunto barroco cobra mayor preponderancia en su obra camarística. Este abanico sonoro se encuentra en los diez dúos para guitarra: una obra con diez composiciones sin solución de continuidad en la que explotan los diversos climas que De Vittorio, como buen narrador, sabía crear más que nadie (click aquí para escuchar). Así mismo se encuentran obras para orgánicos más amplios: cuarteto de cuerdas, cuarteto integrado por flauta dulce o traversa, oboe, fagot y clarinete, trío de violonchelo, clarinete y piano, trío de violín o viola, chelo o contrabajo y piano y una obra para coro mixto y guitarra. Regresando a los dúos se destacan algunas particularidades como una obra para dos flautas (dulces o traversas), mandolina y piano y otra para voz soprano y guitarra microtonal. Esta es otra particularidad, de las tantas, que atañen a Roberto De Vittorio. Creó una guitarra microtonal, un instrumento de veinte cuerdas dispuestas en dos pares, afinadas a cuarto de tono entre sí. Para este mismo instrumento compuso otra obra camarística llamada Interludio 1 con orgánico formado por violoncello, flauta, viola y guitarra microtonal. Esta obra se estrenó en el año 1981 en el anfiteatro Promúsica de la ciudad de Buenos Aires en un evento organizado por la Asociación de Jóvenes Compositores de la Argentina.
Roberto De Vittorio falleció el 12 de octubre de 2004, dos días después de cumplir 65 años y a partir de ahí su obra quedó borrada de la escena nacional. Los pocos intentos por poner en valor su carrera artística, vasta y diversa, no lograron su cometido. Es al día de hoy que las instituciones oficiales no dan su apoyo al trabajo de revalorización de este gran compositor argentino ante los constantes pedidos de financiación, necesarios para un trabajo extenso. El ejercicio de la memoria es uno de los pilares fundamentales de toda sociedad, en este caso de la sociedad musical argentina. Es por ello que este artículo y su publicación intentan dar a conocer a un legítimo representante del quehacer musical nacional. Se puede pensar que su música es más o menos relevante en el ámbito musical argentino; que quizás no haya influenciado a generaciones como pasó con otros compositores. Esto puede estar sucediendo por el desconocimiento que de su obra se tiene. Tal vez esto también tenga que ver con las posibilidades de difusión que tuvo. Lo que es seguro es que toda su obra musical, pictórica, literaria, como marionetista y docente hacen de Roberto De Vittorio un personaje singular. Y, como tal, merece mencionarse y tenerse presente. Más aún si dicha singularidad también se manifiesta en su música. La diversidad de su obra compositiva también es un rasgo poco frecuente entre las y los autores del país. Por lo tanto, bien vale adentrarse en su obra completa: musical, pictórica, literaria y teatral para poder encontrar al verdadero De Vittorio. Y esto, enfrentarse a varias ramas artísticas en un solo personaje, no es lo habitual en la escena musical, allí reside su singularidad y su valor.
1 En rigor de verdad estas piezas son readaptaciones de otras obras suyas. Un recurso muy utilizado por De Vittorio.
2 De Vittorio compuso y publicó un método de aprendizaje de flauta dulce editado por el Instituto Luchelli Bonadeo en el año 1977