Rhapsody in Blue de George Gershwin

Imagen de Rhapsody in Blue de George Gershwin

Tan importante fue el estreno de «Rhapsody in Blue», que rememoramos esta obra única. Descubrí la historia detrás de su apresurada composición y los detalles de la noche de su exitosísimo estreno.

 

La noche del 3 de enero de 1924, George Gershwin, su hermano Ira y el letrista Buddy DeSylva estaban reunidos en la calle 52 de Broadway cuando una nota en el New York Tribune llamó la atención de uno de ellos. Se trataba del anuncio del concierto An Experiment in Modern Music, a cargo de Paul Whiteman y su banda Palais Royal, en el que la obra central sería una composición escrita por Gershwin y habría de estrenarse el 12 de febrero en el Aeolian Hall de New York.

Las letras negras del diario resaltaban: “George Gershwin está trabajando en un concierto de jazz”. Al igual que el resto de los lectores, Gershwin se enteraba en ese mismo instante que en pocas semanas debería entregarle la obra a Whiteman -por entonces llamado «El Rey del Jazz». Se había olvidado por completo del encargo.

¿Qué hubiera hecho cualquiera en esa situación?

Entrar en pánico, caminar desesperadamente de un lado al otro en la habitación, aplazar la fecha de entrega del trabajo… Pero el compositor americano de 25 años se las ingenió para componer en tan sólo tres semanas una de las obras más importantes e innovadoras del repertorio norteamericano (y mundial).

Camino en tren hacia Boston, donde realizaba los ensayos de su musical Sweet Little Devil, hizo un primer esbozo de esta nueva obra, que comenzó a escribir el 7 de enero. El resultado de estas semanas de composición fue la partitura para piano de Rhapsody in Blue -luego orquestada por Ferde Grofé, arrelgista de Whiteman- . Una obra sin precedentes que combinó elementos de la música académica europea y del jazz norteamericano y que tuvo un éxito rotundo el día de su estreno, que contó con la presencia de figuras como Rachmaninoff, el violinista Fritz Kreisler y el director de orquesta Leopold Stokowski.

Esta premiere tuvo lugar en el concierto llamado An Experiment in Modern Music, para el que Whiteman preparó un extenso programa de 26 composiciones. Con un público ya cansado, llegó en el anteúltimo lugar la Rapsodia de Gershwin.

El inconfundible solo inicial de clarinete hizo que los oyentes se acomodaran en sus butacas y ya hacia el final de la obra los espectadores ovacionaron la obra fervorosamente. A propósito del comienzo de la obra, aquel famoso glissando de apertura no era exactamente lo que Gershwin escribió en la pieza original.

Durante un ensayo, el clarinetista Ross Gorman tocó un exageradísimo glissando a modo de chiste. Fascinado por lo que había escuchado, Gershwin insistió en que el día del estreno comience la obra exactamente de esa manera, y así es como se interpretó de aquella noche en adelante.

 

En un principio, Gershwin había titulado la pieza como American Rhapsody. Su hermano Ira, tras toparse con la obra Nocturne in blue and Green del pintor estadounidense James McNeill Whistler, le sugirió que la nombrara Rhapsody in Blue, ya que reflejaba de manera fiel las influencias europeas y americanas presentes en la composición. Con este sugerente título, quedó sellada la obra que protagonizó un hecho histórico en Estados Unidos, el del nacimiento de su propia música sinfónica.

Cuando nos preguntamos si es posible representar la unión entre dos mundos, entre culturas totalmente diferentes, Rhapsody in Blue es la respuesta.

 

Por Caro Aliberti.


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