Con un enfoque que evitó lo predecible, Jansen destacó por su precisión y sensibilidad, mientras que la orquesta creó un paisaje sonoro dinámico que equilibró sutileza y fuerza. Esta versión permitió redescubrir la riqueza y sofisticación de una obra que, aunque familiar, logró sorprender una vez más.
Por Virginia Chacon Dorr. / Ph. Liliana Morsia
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En el marco de la quinta función de su 72ª Temporada, el Mozarteum Argentino presentó a la Amsterdam Sinfonietta, junto a la genial violinista Janine Jansen. Juntos ofrecieron un ecléctico programa que incluyó dos obras de compositores ingleses: Shanty – Over the Sea de Thomas Adès y la Sonata para orquesta de cuerdas de William Walton, finalizando con las esperadas Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, un hito de la historia de la música.
Shanty – Over the Sea, compuesta por Thomas Adès en 2020, es una obra para orquesta de cuerdas que evoca las antiguas canciones marítimas. Basada en una melodía cíclica que varía en cada repetición, su música fluye como el vaivén del mar, entre el avance y el retroceso de las olas, creando un paisaje sonoro que sugiere inmensidad y movimiento constante. La Amsterdam Sinfonietta, bajo la dirección y el violín de Candida Thompson, interpretó la obra con precisión, logrando que las superposiciones y variaciones melódicas se ensamblaran con fluidez. Este enfoque resaltó las texturas complejas y ricas que caracterizan la música de Adès, permitiendo apreciar tanto el desempeño solista como el trabajo en conjunto de una sólida agrupación. Además, el manejo de los contrastes dinámicos fue muy sutil y preciso: a veces semejaba un canto susurrado en la lejanía, mientras que en otras ocasiones evocaba los enérgicos cantos de marineros inmersos en su labor.
El concierto continuó con una obra de otro compositor inglés clave en la música del siglo XX: William Walton. La Amsterdam Sinfonietta logró una interpretación precisa y llena de vigor de la Sonata para cuerdas de Walton, adaptada por el compositor en 1971 a partir de su Cuarteto de cuerdas, compuesto entre 1945 y 1946. En esta obra se confirmó la excelencia tanto del trabajo de la directora y violinista como la destacada actuación del violista y el violonchelista. La Sonata para cuerdas se articula en cuatro movimientos que arrastran un sedimento de géneros, estructuras y procedimientos a lo largo de la historia de la música, comenzando desde el barroco e incorporando armonías jazzísticas y elementos de danzas folclóricas populares. A través de esta partitura, que dinamiza todos estos elementos musicales diversos, Walton logra un resultado singular en el que la orquesta y los solistas se lucieron.
Decir algo nuevo
La segunda parte de la noche estuvo dedicada a las Cuatro Estaciones de Vivaldi, un hito del barroco reconocido por sus melodías y su exigencia técnica. Esta obra, que ha generado numerosas grabaciones consideradas referencias, se ofreció esta vez para una interpretación renovada. La versión de Janine Jansen junto a la Amsterdam Sinfonietta se destacó por decisiones musicales que eludieron lo predecible, abriéndose así a una lectura singular de la partitura que reveló con claridad tanto su estructura como su dramatismo. Pasajes que en otras versiones pueden parecer predecibles adquirieron una nueva dimensión gracias a Jansen y la Sinfonietta, quienes no solo resaltaron la riqueza de la obra, sino también su sofisticación.
Las decisiones sobre el acompañamiento orquestal fueron excepcionales: desde la sonoridad plena de las cuerdas frotadas hasta un acompañamiento mínimo basado en el pizzicato, se vivieron contrastes que capturaron la atención de los oídos y el cerebro. Por instantes, el clave dialogó íntimamente con la violinista, y en otros, el violonchelo asumió protagonismo en una interacción con Jansen que trascendía lo técnico para hundirse en la musicalidad total. El tercer movimiento del Verano, que luego volvió como encore, brilló con una energía arrolladora (¡cómo resistió ese violín la pasión sobre las dobles cuerdas!) y una delicadeza única. Esta interpretación logró lo que parecía imposible: revitalizó la experiencia de escuchar Las cuatro estaciones, una obra tan popular que en -encorsetadas- ocasiones puede perder parte de su frescura.
Nuestra opinión: excelente
Amsterdam Sinfonietta. Janine Jansen (violín). El Mozarteum Argentino en el Teatro Colón. Lunes 23 de septiembre, 20 h. Programa: Shanty – Over the Sea de Thomas Adès (2020). Sonata para orquesta de cuerdas de William Walton (1971). Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi.