“Por primera vez en el mundo, todos estamos conectados en la misma situación”
La primera bailarina y estrella del Royal Ballet de Londres nos contó que tiene la misma curiosidad y las mismas ganas de bailar que cuando empezó a los tres años, también acerca de su rutina actual y las nuevas reglas que habrá que seguir en el mundo del ballet post-pandemia.
Por Luz Lassalle y Carolina Lázzaro. Entrevista completa en la edición #13 de la revista Música Clásica 3.0, publicada en junio de 2020. PH: Carlos Villamayor.
¿Cómo estás?
Bien, acá estamos con esta situación un poquito…diferente (risas).
¿Cómo están las cosas en Londres, y tu gente, con esta situación de pandemia?
Gracias a Dios no tuve a nadie cercano afectado; sí me enteré de gente conocida -todas personas jóvenes-, que les agarró muy levemente, pero graves, gracias a Dios, no.
Contanos sobre las últimas funciones en el Royal Ballet antes de la cuarentena
La última función que hizo el Teatro antes de la pandemia en el 2020 fue el Lago de los Cisnes. Ahí las cosas se estaban empezando a poner en alerta y nos dimos cuenta de que esa iba a ser la última programación. La primera función había sido la semana anterior, el 5 de marzo, y después bailamos el 10. Las dos funciones fueron de verdad increíbles, soñadas para mí, para mi compañero, para toda la compañía; el público se venía abajo, parecía un concierto de pop.
Yo creo que un poco fue porque las funciones fueron muy buenas, pero también porque se veía venir lo que estamos viviendo ahora, así que fue algo súper emocionante. La cuestión es que comenzamos la cuarentena y yo me iba a quedar en Londres, pero cuando escuché las noticias de que empezaban a cerrar las fronteras y, a su vez, me empezaron a decir: “Marianela venite para acá”, porque allá iba a estar sola y acá, en Argentina, iba a estar Alejandro (Parente), iba a poder estar con mi familia… así que me tomé el último vuelo que había. ¡Fue una locura!
¡Qué sorpresa, te hacíamos en Londres! ¿Cuál es tu entrenamiento hoy en día?
Ale (Alejandro Parente, su pareja) me compró un piso de vinilo de cocina y la parte de atrás es muy similar la superficie de un piso de ballet, así que salió re barato y me vino bárbaro; es un buen dato para los que quieran tomar clases y se estén complicando con el piso patinoso de las casas. Además me hizo una barra con un caño de plástico de una construcción, la pintó y la puso en la pared, así que tengo mi barra, mi piso y encontramos un pedacito de goma eva que me ayuda a absorber un poco los impactos y puedo saltar un poquito. Estoy haciendo mis clases todas las mañanas; mi compañía armó clases por zoom con nuestros maestros de siempre. Por otro lado, mi director tiene clases con maestros invitados así que estoy haciendo también esas clases. También Alejandro que me da clases; hoy por ejemplo (14 de mayo de 2020) dio una clase para la compañía de ballet en Sudáfrica, la hice con ellos y después me hicieron una entrevista. Ayer dio una clase para la ópera de Roma, la hice con ellos.
También estoy dando muchas charlas para los alumnos de la escuela del Royal Ballet. María Riccetto, que es la directora de la escuela de danza en Uruguay me contactó y le estuve dando unas charlas a los chicos. Tengo un amigo en Londres que me está cuidando la casa y al mismo tiempo me da clases de vez en cuando. Todos los días me entreno, todos los días estoy haciendo mi clase de pilates, haciendo estas charlas y tratando de aportar lo que más puedo al mundo de la danza. ¡Llega la noche y termino cansada! También tengo un montón de invitaciones para charlas que se están haciendo por Instagram Live pero todavía no me animo a salir live, me da un poco de vergüenza, así que todas las entrevistas las estoy haciendo por zoom. Estoy en contacto con mi compañía todo el tiempo y con la gente de Londres.
Estoy extrañando muchísimo. Imaginate, yo vivo con ellos 24 horas al día, por eso siempre digo que son mi familia, y de repente no los estoy viendo. Realmente me parte el alma no poder estar ahí en mi teatro, con mis colegas, bailando y haciendo lo que amo. Por ese lado es difícil, pero bueno…
¿Cómo creés que la pandemia va a afectar al mundo de la danza?
Va a ser realmente increíble el impacto que esto va a tener para la danza, y para todos los teatros. Toda la parte de “entertainment” la va a tener que remar muchísimo. Lo que realmente me emociona muchísimo, desde que empezó todo esto, es ver a la comunidad de la danza llevándola para adelante: cada vez que veo un bailarín en el living, en la cocina, en dónde sea, entrenando a diario, poniendo todo, realmente demuestra la pasión que los bailarines tienen, cómo están llevando esto adelante. Sé que va a ser difícil, por el impacto económico que va a tener, pero creo que con la gente increíble y apasionada que hay en este mundo, los artistas, entre todos, de alguna manera vamos a salir a flote, porque realmente lo estoy viendo. Está todo el mundo haciendo lo que puede para salir adelante de todo esto.
“Cada vez que veo un bailarín en el living, en la cocina, en dónde sea, entrenando a diario, poniendo todo, realmente demuestra la pasión que tienen, cómo están llevando esto adelante.”
Cambiando de tema, las Galas Solidarias sabemos que comenzaron en el 2014 y desde esa época todos los años venís a bailar. Contamos cómo surgió este proyecto y qué significa para vos en particular, como vecina del partido de San Martín.
Hubo una época que a mí se me complicaba venir, estaba haciendo mi carrera con todo lo que construí allá en Londres, en Europa y en el mundo, pero no tenía chance de venir a la Argentina porque no se me daba la oportunidad. No había manera, intentaba y no pasaba nada. Mi maestra, Adriana Stork me decía: “Marianela, yo no lo puedo creer, todo lo que hacés en el mundo y nosotros los argentinos no te podemos disfrutar”, y de repente se le ocurrió a ella y la municipalidad de San Martín se re copó y me dio esta oportunidad de armar la gala en el club Alemán. Pero necesitábamos llenar cuatro mil personas. Yo le decía: “Adri, yo no vine nunca acá, la gente no va a venir… voy a estar bailando para mi familia, que van a aplaudir más que nadie y va a estar todo bárbaro, tengo una familia bastante grande, pero…” (risas). Obviamente ella no me lo decía, pero me imagino que un poco de miedo también tenía. Nos tiramos el lance y fue un suceso.
Lo fuimos haciendo año tras año, y los últimos dos años decidimos hacer dos funciones, o sea que son ocho mil personas en un fin de semana. Para mí es increíble poder brindarle a mi barrio y a mi país, devolverle lo que me dio y poder aportar un poquito haciendo lo que hago. También el hecho de que tengo como invitados al Ballet Folklórico Nacional, a bailarines del Teatro Colón, del Teatro Argentino de la Plata, del Ballet de San Martín… Es una noche donde se juntan un montón de familias en el escenario celebrando la danza; creo que realmente se alcanzó un nivel increíble, y que año tras año va creciendo tanto artísticamente como también la gente que se va sumando a ver el espectáculo. Fue algo que realmente empezó con la duda, no puedo creer que llegamos a lo que llegamos. La cantidad de alumnas que hay ahora en la escuela municipal, que eran ochenta y ahora hay más de mil; y se ha hecho una segunda escuela en un barrio más necesitado, cerca del estadio del club Alemán. Así que se movilizó mucho la danza, el arte y la curiosidad en el vecindario, en el barrio. También tiene su parte solidaria, ya que siempre se ayuda a alguien con algún problema de salud o un hogar de niños o un geriátrico, así que la verdad es un golazo el proyecto. Igual, yo lo único que hago es venir y bailar; el crédito realmente es de toda la gente detrás, que lo va realizando año tras año: Analía Domizzi que es la que me dirige todo el espectáculo, Adriana desde la Municipalidad, mi familia que me hace el aguante, todos los bailarines, la gente de DAEFA que organiza todo, realmente es un grupo enorme que hace posible que yo llegue y baile.
Aún creo que no me doy cuenta de la dimensión; uno en el momento va y baila, yo siempre me pongo nerviosa para bailar, pero de repente cuando termina todo digo ¡wow! Se celebró algo grande y solo por el hecho de celebrar la danza. Realmente me emociona porque sé lo que se ha logrado.
He ido a verte a la Gala y lo que se vive en la platea es impresionante, San Martín te adoptó como su madrina prácticamente, laten muchos corazones…
¡Exacto! Realmente lo que siento es que se hizo algo súper humano, es la conexión que hay y se nota la vibra en el aire cuando estamos bailando. Es muy familiar, estamos ahí y son dos noches donde realmente la magia que se vive es increíble.
Ingresaste al Royal con dieciséis años, y desde ese momento seguís ahí, como bailarina principal. ¿Tenés algún proyecto personal fuera de lo que es Royal Ballet referido obviamente lo artístico?
Sí, tenía dieciséis; peque, peque. No, la verdad es que quiero extender mi carrera de bailarina lo más que pueda. Desde hace cinco, seis años, viajo mucho, voy de invitada a muchas compañías; quisiera seguir con mi carrera de bailarina entregada el cien por ciento al Royal Ballet y también con esas invitaciones que tengo en todas las compañías del mundo: en la Scala de Milán, en la Ópera de Roma, y estar contactada con ellos, creciendo como bailarina.
¿Pensaste en un futuro volver a la Argentina?
Siempre voy a estar conectada con la Argentina obviamente, pero yo vivo en Londres hace veintidós años, me fui con quince así que imagínate. Crecí allá, me realicé allá, el Royal Ballet me abrió las puertas y me brindaron la posibilidad de crear la carrera de mis sueños. Todos los sueños que yo tenía de chiquita los realicé gracias a ellos, en ese teatro, con toda su gente, y es por eso que siempre digo que el Royal Ballet es mi familia. El Royal Opera House es mi casa, lo siento y lo vivo así. Me dieron todo para ser la bailarina que soy hoy, entonces estoy muy apegada a eso, muy apegada a Londres ¡y pienso bailar como hasta los sesenta y cinco años! Cuando me celebraron los veinte años en el ballet dije: “Me voy a agarrar de la cortina de ese telón y no me va a bajar nadie” (risas). Juega una parte muy grande en mi vida, creo que esa siempre va a ser mi base. Quizás va a llegar un momento que va a ser mitad y mitad, pero de alguna manera me gustaría estar conectada siempre con el Royal Ballet.
“Pienso bailar como hasta los sesenta y cinco años! Cuando me celebraron los veinte años en el ballet dije: Me voy a agarrar de la cortina de ese telón y no me va a bajar nadie.”
Nosotras venimos haciendo entrevistas y en este aspecto hay muchos pensamientos distintos: por ejemplo, Karina Olmedo se retiró del Colón a los cuarenta y ocho, pero con el afán de seguir bailando y de hecho lo sigue haciendo, en cambio Paloma Herrera a los cuarenta dijo “Basta”, no bailó más. Es tan personal…
Exactamente. En mi compañía teníamos una súper estrella que se retiró con treinta y siete años y estando en el top top dijo: “basta, ya está bien”; y teníamos otra bailarina hermosa, una súper artista increíble que tuvo su carrera hasta los cuarenta y nueve años y bailando increíblemente bien. Así que es todo muy personal, desde donde cada uno vive la danza y cómo estás conectado con la danza, tener esa posibilidad de seguir creciendo, reinventándose, aprendiendo con curiosidad. Es lo que yo siento, y tengo la misma curiosidad y las mismas ganas que cuando empecé a los tres años -hace treinta y cinco años atrás-. El corazón sigue latiendo y es lo que me da el empuje todas las mañanas a llevar adelante esta cuarentena, yo sé que me tengo que levantar y tengo que seguir haciendo ejercicios y seguir tomando clases. Tener esa pasión y esas ganas es realmente un motor súper importante en mi vida.
¿Te gustaría agregar algo más?
Yo estoy con una extrañitis… Extraño mucho el teatro, extraño mucho la gente con la que trabajo desde hace veintidós años y son más que colegas. Los extraños muchísimo, pero al mismo tiempo hay una sensación de estar conectados, de estar todos luchándola, todos a full haciendo lo que podemos. Eso me impactó muchísimo, sabía que iba a pasar, pero no de esta manera, todo el mundo está ahí, en lo que se pueda ayudar, la gente chequeando cómo está el otro; es realmente maravilloso. Una vez que podamos salir de nuestras casas y empezar de a poquito con nuestros trabajos, creo que esa esencia de humanidad y de solidaridad va a estar ahí, como una llamada para la humanidad, para darle valor a otras cosas.
Muchas Gracias Marianela por este tiempo que nos dedicaste, algún día haremos una entrevista en persona.
¡Sí! ¡Seguro!
Esta nota se escribió para nuestra revista digital Música Clásica 3.0 del mes de junio 2020.