En el marco de una charla brindada en el Taller de Crítica de Arte de la Universidad Nacional de las Artes, Simona Matínez recoje nuestros pensamientos, pasiones y cómo fue que surgió y creció el proyecto editorial MusicaClasicaBA, entre muchos otros ítems.
Gabriela Levite es periodista y gestora cultural, Maximiliano Luna es músico y compositor, ambos dirigen desde hace cinco años una de las publicaciones independientes más interesantes de la prensa especializada. Son pareja en la vida real y dupla creativa a cargo de la revista MusicaClasicaBA. Aquí nos hablan de sus ganas de hacer, sus pasiones y de cómo fue creciendo el proyecto editorial, declarado de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación.
Gabriela Levite y Maximiliano Luna -Co Directores-, junto a Nicolás Gagliani.
¿Cómo comenzó el proyecto?
G.L.: Surgió de una necesidad real que detectamos a partir del trabajo de Maximiliano como músico. Siempre era la misma historia: cuando difundíamos sus proyectos, no había espacios para promocionarlos, sólo estaban destinados a artistas de renombre. Por mi parte, como periodista y gestora cultural de profesión siempre fue un sueño tener una revista.
M.L.: Sí, exactamente, notamos que faltaban espacios de difusión: un músico que no es masivamente conocido se mataba estudiando, ensayando, consiguiendo el lugar para tocar y en el día de la presentación iban dos personas.
¿En qué momento decidieron hacerlo realidad?
G.L.: Empezamos como sitio web porque no contábamos con posibilidades ni contactos para hacer una revista, no veníamos de ese mundo, y tuvimos muy buena recepción tanto de los músicos como del público que necesitaba informarse.
M.L.: En el año 2013 nos presentamos a una convocatoria del Fondo Metropolitano y recibimos muy poca plata pero funcionó como incentivo para decir: empecemos. Arrancamos con la página y las redes. Entonces decidimos hacer una campaña de crowdfunding para la revista impresa y poder salir a vender publicidad sobre algo concreto. Hoy tenemos el orgullo de decir que ya hace cinco años que estamos con página web, redes sociales y desde hace cuatro con la edición impresa.
¿Qué criterios utilizan para diferenciar el contenido editorial de la versión impresa y de la virtual?
M.L.: La revista es bianual: a partir del 2015 comenzamos con un número en Junio y otro en Diciembre, por esto el abordaje no es coyuntural, nos centramos en hacer notas a los artistas, tratamos de no ser muy técnicos, hablamos de las cosas interesante de la vida más allá de la música: de la infancia, de sus historias familiares, de los contextos en los que se formaron, que sea interesante de leer en cualquier momento. La pensamos de forma que sea variada, que tenga algo de danza, algo de música contemporánea, pianistas, violinistas, cantantes, directores, compositores. Tuvimos números con grandes figuras por ejemplo Julio Bocca, Zubin Mehta Mischa Maisky, Nelson Goerner y hay mucha presencia de artistas locales. A nivel imagen, nos planteamos que la revista tuviera una estética más relacionada a una revista de rock, con la diseñadora jugamos con el color, probamos cosas, para salir de lo estándar. Hay definitivamente un criterio personal de lo que nos gustaría ver y leer a nosotros.
En la web, tenemos colaboradores más abocados a las reseñas de conciertos durante todo el año. Además tenemos un newsletter y ciertas acciones online, lo que logra también atraer anunciantes porque les ofrecemos los diferentes soportes.
La revista es gratuita, para que sea coleccionable la distribución es clave: ¿hicieron una investigación de mercado?
M.L.: No hicimos ningún estudio. Ninguno de los dos sabe nada de marketing, todo lo fuimos aprendiendo sobre la experiencia. Fueron decantando los lugares de distribución, la gran mayoría son anunciantes: el Teatro Coliseo, la Fundación Beethoven. Luego vimos a través de la redes que también era buscada por estudiantes y nos ampliamos a marcas de música, al ISATC, a conservatorios y distintas escuelas de música.
G.L.: Intentamos que tenga muy buena calidad de impresión, que sea un librito que uno se lo quiera guardar, que sea lo suficientemente deseable para ir a buscarla. Las vamos reponiendo hasta que se agotan. Sabemos que funciona, nos llaman especialmente de la Biblioteca del Teatro Colón para decirnos que va muchísima gente y pregunta- inclusive que conocieron la Biblioteca por ir a buscar la revista- y eso para nosotros es muy importante. No nos interesa tanto darla en mano para que la gente realmente la valore.
O sea que pudieron comprobar que la versión papel aún sigue presentando interés más allá del avance apabullante de las redes en los formatos de información…
G.L.: Sí, a la gente, le sigue gustando tener la revista en papel y guardarla, tener la imagen. A mí me gusta. Cuando veo que una revista tiene la tapa de Charly García, voy y la compro. Cada vez hay menos medios gráficos, pero es por una cuestión de costos y no por falta de interés de la gente.
¿Saben a qué lector se dirigen, o es también un proceso intuitivo?
M.L.: En estas cosas lo mismo es como cuando uno hace música o cualquier expresión artística, primero lo hace para uno. De entrada nuestra consigna era no dejar a nadie afuera, incluir al público de todas las edades. Pero nos dimos cuenta que era necesario salir de lo conservador. Recién ahora, después de varios años, empezamos a analizar cuál es nuestro público y cuál es el público que nos interesa: el que cree que la música clásica no es aburrida, que piensa que para ir al Colón no hace falta ponerse un smoking y que esta buenísimo disfrutar de la música contemporánea, romántica, ir a un concierto de rock, de heavy. Recién ahora estamos siendo más conscientes no sólo de qué público nos sigue sino de a qué público le queremos hablar.
¿Cómo definieron los roles de cada uno en la revista?
G.L.: Como periodista, al principio hacía muchas más entrevistas y notas; en cambio, hoy por hoy, en el último número hay una entrevista sola mía. Pero es verdad que Maximiliano puede repreguntar y tener otro contacto con el músico. Para él fue más fácil aprender periodismo a través de la experiencia, mucho más fácil que para mí aprender música. Entonces me fui abocando más a la edición, a elegir el contenido, a seguir la página web, a las redes, a hacer la agenda. Para mí Maxi tuvo un logro muy alto, no es periodista pero se ha convertido en uno muy bueno: consiguió a Gustavo Dudamel en la única entrevista que dio en la Argentina en su gira latinoamericana. Tener en este número a Dudamel en la tapa es un sueño cumplido.
M.L.: Sí, en realidad nos conocemos hace muchos años, estamos casados hace varios y ella estudió música conmigo porque yo tocaba la guitarra mientras ella hacia otra cosa y yo estudié periodismo con ella porque la ayudaba con su carrera. Convivimos hace un montón de tiempo y fuimos acompañándonos en las carreras. A mí siempre me gustó escribir, no me resultó difícil el paso hacia el periodismo, me da un poco de vergüenza asumirme como periodista muchas veces, pero lo hago porque hay gente que ni sabe que soy músico. Ya me conocieron en mi faceta de periodista.
No hay crítica en la revista, ¿fue una decisión estudiada?
M.L.: Como músico tengo una relación ambigua con la crítica, todos los músicos queremos críticas buenas, no nos gusta la mala. Sí le hacemos lugar a los críticos para que escriban reseñas porque creemos que es importante; pero como primer consejo a los que hagan crítica de lo que sea, es que hay que saber mucho. En música saber significa no sólo escuchar la obra en varias versiones sino ir a la partitura. Y como segundo consejo, la crítica destructiva no sirve para nada. A esa crítica no le damos lugar. En la revista impresa no hay crítica, nuestra idea es que la reseña incentive a que alguien vaya a ver y saque sus propias conclusiones.
¿Proyectos futuros, trabajan sobre algunas ideas en particular?
G.L.: Queremos mucho más. Ya tenemos una tienda musical pero queremos todo: más revistas al año, queremos un ciclo de música, queremos muchísimo más. Somos dos personas que hacemos un montón, podríamos hacer mucho más y si fuera por nosotros seríamos un gran multimedios que abarcaría todo (risas).
Consejos de expertos para acercarse a la música clásica
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Empezar por la ópera: la suma de música, escenografía, actuación e historia es lo más parecido a ver una película, lo visual ayuda a comprender lo musical.
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Consultar la agenda de MusicaClasicaBA: hay muchísimos conciertos por fin de semana. El C.C.K. –el quinto centro cultural más importante del mundo- y la Usina del Arte son gratuitos y de excelente programación.
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Facilitar el contacto desde edad temprana: El Centro Cultural Konex tiene varias actividades interactivas para chicos, por ejemplo.
Taller de escritura
Universidad Nacional de las Artes
3 de Julio 2018
Simona Matínez