Pipi Piazzolla cuenta a MusicaClasicaBA todo sobre el disco homenaje a su abuelo, el enorme bandoneonista argentino, en el marco del centenario de su nacimiento.
Por Natalia Cardillo.
¿Cómo llevan, vos y el grupo, esto de ser como ya han mencionado por ahí «la música de Buenos Aires del siglo XXI»? Reversionando el nuevo sonido del Tango argentino, que es lo que hizo tu abuelo.
Esa es una frase que utiliza nuestro manager que nos quiere demasiado (risas). Para él somos los mejores y bueno, está bien, es su trabajo. Lo que nosotros hacemos, lo hacemos de manera natural. Nos encanta la música de Astor Piazzolla, nos encanta hacer música, nos encantó hacer lo de María Elena Walsh el año pasado, nos encanta preparar músicas de compositores rusos que vamos a tocar en el Festival de Música Clásica en noviembre en el Konex (Ciudad Cultural Konex), nos encanta Ginastera, Mozart; y si lo podemos tocar, más lindo aún. Escalandrum es un ensamble que hace muchos años que está junto, y sus compositores y arregladores, en especial Nicolás Guerschberg, tienen esa facilidad para que el grupo suene ya leyendo las partituras a primera vista, entonces está muy bueno. Y lo de Piazzolla nos representa aún más porque es un sonido de acá, propio. Para mí es una de las mejores músicas del mundo. Cada obra es romántica, melódica, tiene partes más rítmicas, más violentas; es tango y jazz y la música clásica y el rock, todo mezclado, que creo que para un grupo como Escalandrum es un combo ideal. La diversidad estilística puesta en una sola obra.
Esa fusión de estilos es maravillosa, y sí, se huele Buenos Aires cuando se los escucha. ¿Misión cumplida, no?
Bueno, nuestro manager, que es el mejor del mundo, lo cree así (risas). Él fue el primero en decirnos esto, pero lo que yo destaco de Escalandrum es que no se parece a nada y se nota que es de acá.
Reversiones, estas, sobre la obra de alguien que creó un estilo. Por suerte hay gente que está queriendo indagar en ella pero es una enorme responsabilidad.
Piazzolla invento un estilo, pero acá no sé qué pasa, que si tocás algo parecido a Piazzolla lo estás imitando, y parece que eso estaría mal. Sin embargo cuando en los años cincuenta nació el Bebop en Estados Unidos, habían muchos compositores que hacían Bebop, inclusive hoy en día y nadie dice que están imitando a Thelonius Monk o a Charlie Parker o a Dizzy Gillespi. Inventaron un estilo. Mi abuelo inventó un estilo y estaría buenísimo que todos toquemos un montón de músicas distintas con ese 3.3.2. y esa onda. Él abrió una puerta a que la Argentina tenga otro estilo más, que es el tango moderno. El público es muy exigente acá y siento que no se tomó lo de mi abuelo como un disparador para crear más música alrededor de esa onda compositiva. En el jazz, si te ponés a pensar, hay melodías y estructuras de doce compases, treinta y dos compases, que no son iguales pero cambian las melodías, o la velocidad de los temas, tal vez un poco la interpretación; pero nadie dice que está imitando a nadie.
¿Qué creés oportuno para que finalmente los músicos argentinos hagan ese recorrido?
Es sacarse el prejuicio y darle para adelante. Escalandrum lo hace con su música original. Hay temas como «Acuático» que tienen un estilo piazzollero. Yo he tocado con músicos en Europa y ellos tienen sus composiciones onda Piazzolla y nadie les dice nada y están muy contentos. Hay un bandoneonista que se llama Claudio Constantini que hizo un tema que se llama «Piazzojazz», y es al estilo de mi abuelo, pero también hay improvisación, y eso me parece fantástico. Chick Corea ha hecho cosas medio tangueras como «Armando´s Tango», tango milonga, buenísimo. Tenemos un diamante en bruto que está ahí. que se puede utilizar, con todas las herramientas, con todo el desarrollo que nos enseñó mi abuelo y estaría bueno aprovecharlo. Yo creo que también en el jazz está bueno porque se puede sumar el tema de la improvisación y eso me parece que también está copado.
Ayuda mucho a que esto pueda ser así, al menos en el mundo, que ya hay escuela de la música de Astor Piazzolla; la música de tu abuelo se estudia en todos lados y eso ya comienza a marcar la consecución de un estilo.
Totalmente. Hay mucha escuela. Es una música universal que contiene estilísticamente un montón de raíces y por eso también está en todo el mundo, en todas las escuelas de música. En 2019 mi abuelo fue el compositor más interpretado del planeta. Creo que se tendría que empezar a hablar del estilo Piazzolla más que de Astor Piazzolla. Que le pongan un nombre, no sé, pero que se desarrolle más. Hay un pianista y compositor que falleció, lamentablemente, que se llamaba Mario Herrerías, él hacía algo así pero con instrumentos eléctricos, y saxofón; era un tango con músicas de él, originales, inspirado en el estilo Piazzolla que estaba muy bueno y fue muy respetado por eso.
Esto que mencionás es un buen camino para que esto crezca, que se hable del estilo Piazzolla, más que de él. ¿Fluye en lo que hacen ustedes el combo piazzolleano de mezcla de géneros, o siempre es una búsqueda en cada disco?
Fluye. Somos un ensamble que está hace mucho juntos, ya tenemos un sonido, una manera de interpretar las músicas y Nicolás Guerschberg, el arreglador de la música de Piazzolla, tiene ese lápiz que ya conocemos. La verdad es que hemos probado infinidades de músicas y siempre nos quedamos muy conformes con el resultado. En este disco nuevo está la «Suite Troileana», por ejemplo, que es una obra muy poco recorrida y bastante famosa porque esa época de mi abuelo es en la que él se ganó el público joven, a todos los rockeros y sin embargo se tocan poco esos temas. Nosotros hicimos nuestra propia interpretación y me gustó mucho cómo quedó. Tenemos también la suerte de tener tres vientos, clarinete bajo, saxo tenor y saxo alto y soprano, que tocan hace más de treinta años juntos. Para interpretar las melodías de Piazzolla, o el violín, o (Leonardo) Suárez Paz, o Antonio Agri tienen esos tres vientos tan afilados, y eso es muy importante.
Mencionabas la Suite Troileana, ¿Cómo fue el hallazgo de esta perla con esa introducción grabada por el mismísimo Piazzolla que concluyó en este disco «100»? En este disco tocó Astor Piazzolla.
Claro, está en un track. Fuimos a grabar a Estudios ION. Osvaldo Acedo se enteró que íbamos a hacer la Suite Troileana y me dijo que tenía en el estudio una intro de mi abuelo, que justo es la que hacía antes de tocar esta Suite, en el tema «Bandoneón». Es una introducción libre, donde no hay un tempo, un groove, un ritmo, entonces vamos tocando así también. Hay algunos puntos de apoyo, armonías, que sí hacen los vientos en determinado momento y quedan muy bien.
Imagino el asombro cuando descubrieron eso, que seguro seguirá sucediendo. Como ha pasado con (Luis Alberto) Spinetta, que cada tanto aparece alguna grabación perdida y es maravilloso.
Sí, está buenísimo. Como el disco nuevo de John Coltrane que sale en breve. Sobre un show en vivo en Seattle. No sé de dónde apareció eso. Imaginate las cosas que deben haber de mi abuelo que escribió dos mil quinientos temas. Hay que bucear entre los sonidistas que han grabado sus shows. En la película «Los años del tiburón» apareció bastante material inédito.
Gran documental de Daniel Rosenfeld. No hay que dejar de verla.
Sí, y es como E.T., la ves y la dejas puesta. Muy bien hecha. Hay por ejemplo un concierto en vivo en el que está con Gerry Mulligan y es algo que, hasta que no salió la película, no existía. Nadie había visto a mi abuelo tocar con él en vivo, sólo estaba el disco.
Volviendo al disco «100», se puede decir que también fue fluyendo. Porque hubieron dos períodos de grabación. ¿Cómo termina haciéndose este disco, que se vislumbra de culto en este año tan especial del centenario de Piazzolla?
Fuimos en el 2017 o 2018 a Abbey Road a grabar el disco «Studio 2». Un disco de toda música original, de Escalandrum. Sacamos dos días de estudio para grabar, lo que en general es poco tiempo. Y pasó que el primer día habíamos grabado todo el disco y nos sobraba el segundo día. Entonces a mí se me ocurrió que estaría bueno grabar temas de Piazzolla con los que podríamos hacer algo en el futuro. Grabamos la mitad de un disco. Quedaron unas versiones que nos gustaron mucho. La sala suena increíble. Y el año pasado, plena pandemia, me pongo a escuchar esa grabación, se venía el centenario y recordé que estaba eso. Faltaba grabar la otra mitad y nos pareció muy lindo que eso fuera grabado en Estudios ION, nuestro Abbey Road. Así que tenemos ese disco grabado en esos dos estudios que, la verdad, me parece una mezcla espectacular. Y cuenta además con la Suite Troileana, una versión de «Adiós, Nonino», que contiene todos los «Adiós, Nonino» de mi abuelo en uno solo, con un arreglo de Nico increíble. Unió el «Adiós, Nonino» del Noneto, del Octeto electrónico, del Quinteto, del Octeto electrónico y sinfónico, todo en uno solo. Y después hicimos una versión más de improvisación de «Michelangelo 70 » en 5/4. Con eso completamos el disco. Realmente hay tanta música que sale vinilo doble.
Hermoso. De algún modo viste venir este tiempo y elegiste ir por ahí, digamos. Super aprovechado ese día sobrante en el Abbey Road.
Sí, así fue. Así que en cuanto abrieron las restricciones y se pudo grabar, de inmediato nos metimos en e hicimos lo que faltaba para que el disco saliera al menos en plataformas digitales en el día del cumpleaños de mi abuelo que fue el 11 de marzo. Ese día encima tocamos en el Teatro Colón, fue un día increíble para mi vida.
¿Cómo fueron las decisiones a tomar, al menos en estas nuevas versiones? Por ejemplo de la Suite Troileana, que ya algo mencionaste, y con el resto de los temas. ¿Algún parámetro en particular tuvo Guerschberg en cuenta?
Fue con completa libertad. Donde hubo que tener mucho cuidado fue en el «Piazzolla plays Piazzolla», que fue el primer disco que hicimos de Piazzolla, hace diez años. Luego de eso, que fue el disco con el que ganamos el Gardel de Oro, fue hermoso todo lo que pasó ahí; me la jugué realmente. Dije «Acá, o nos asesinan o está todo bien» y fue bastante bien por suerte. Entonces, a partir de ahí, tocamos Piazzolla infinidad de veces y ya encontramos todos la forma de cómo encarar la obra. Nicolás hace los arreglos, en el ensayo tocando los chequeamos y ahí vamos viendo para donde ir, ultimamos detalles. Sólo hubo algo particular en «Adiós, Nonino», esta idea de hacer todos los «Adiós, Nonino» de mi abuelo, en uno solo. Y después vimos también de hacer un tema en tiempos irregulares, como solemos hacer con nuestros temas, pero con un tema de Astor y fue «Michelangelo 70», de 4/4 lo pasamos a 5/4, con un montón de improvisación. Hay un detalle muy bueno en «Muralla china»; ese tema siempre tuvo una melodía hecha por la voz y en este caso la melodía la llevan los saxos.
A casi quince discos del sueño original, ¿cómo se encuentran ustedes como grupo, más allá de este reciente “Piazzolla 100”?
Cada vez mejor. Cada vez la pasamos mejor, cada vez nos divertimos más. Tocamos hace poco en Thelonius Club, haciendo temas propios, todos nuevos. Estamos preparando lo de la música clásica que te decía antes (Festival Konex de Música Clásica). Estamos presentando lo de María Elena Walsh, Piazzolla 100, estamos con el proyecto cantado junto a Elena Roger. La verdad es que estamos en un momento genial, cero conflictos, estamos contentos pudiendo comenzar a trabajar de vuelta. Muy lindo momento.
¿Cómo sigue esto, luego de este disco?
La idea es grabar otro de música propia el año que viene. Música que prácticamente ya está toda compuesta, que ya estamos tocando en vivo. En Thelonius, como te decía, y también los festivales de Jazz. Muchas veces igualmente nos llaman para hacer ciertos repertorios. El otro día, en Tucumán, nos pidieron María Elena Walsh y al otro día Piazzolla. Ahí estábamos, haciéndolo.
A la carta.
Sí. Y es muy lindo. En esas dos noches abarcamos cuatro discos distintos. Porque hicimos los dos que grabamos de María Elena, uno para grandes y otro para chicos. Y luego en el concierto siguiente hicimos «100» y «Proyecto para año 3001» con Elena Roger.
Hablando de conciertos, en octubre van a estar presentando formalmente el vinilo de «Piazzolla 100» en el CCK el día 16. Y mencionabas noviembre.
El 3 de noviembre tocaremos en el Festival de Música Clásica de Compositores Rusos, en el Konex. El 5 de noviembre vamos a tocar «Piazzolla 100» en el Festival de Jazz de Merlo, San Luis. En Merlo se está armando una muy buena movida jazzera.
¿Y giras por afuera?
A partir de marzo del año que viene sale Europa, para cerrar lo que quedó pendiente de este año.
Por último, ¿cómo venís sintiendo todos estos homenajes a Astor Piazzolla que se vienen haciendo este año? Lo pregunto desde el doble lugar que ocupas, como músico tan cuidadoso de su obra y como nieto.
Muy bien. Es una fiesta. Estoy muy contento con lo que se hizo en el Teatro Colón, con lo que se está haciendo en el CCK; grupos emblemáticos y discos esenciales. Walter Ríos interpretando el disco «Adiós, Nonino», Nicolás Sorín va a hacer el Cuarteto electrónico. Estuvo «La Orquesta del ´46», todo en orden cronológico, espectacular. Ciudad Cultural Konex y su «Experiencia Piazzolla», en forma virtual. Hay cientos de conciertos en el extranjero y acá en Argentina; por ejemplo, el espectáculo que está haciendo Raúl Lavié en forma independiente, “Piazzolla inmortal”. La verdad muy contento por todo lo que está pasando alrededor del centenario del nacimiento de Astor.
Esto contribuye además a que aún más gente lo siga descubriendo y redescubriendo.
Sí, es maravilloso. Hoy hice un zoom a la mañana para una escuela primaria, con chicos de sexto grado que están haciendo todo un trabajo sobre su obra, y ahí me enteré que toda la escuela está trabajando sobre Astor Piazzolla; me parece impresionante que sucedan estas cosas.
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