El multifacético Julian Rachlin deslumbró con su magistral interpretación en una nueva entrega del 1° Ciclo del Mozarteum Argentino en el Teatro Colón. El lunes 30 de septiembre habrá otra oportunidad para disfrutarlo junto a la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo.
Por Sabrina Abalo. PH: Liliana Morsia.
La Obertura Coriolano que Beethoven escribió como una introducción musical a la tragedia que lleva el mismo nombre creada en 1804 por el poeta alemán Heinrich Joseph von Collin abrió el programa del Concierto. Compuesta en Do menor, una de las tonalidades predilectas de Beethoven, contiene una música muy descriptiva del drama que la inspira, música que narra la guerra interna de Coriolano tras convertirse en un traidor de su patria luego de haber sido un héroe tras el ataque a Roma. La oberturas aisladas, es decir, que no forman parte de una ópera, suelen ser parte frecuente del repertorio en las orquestas.
Apenas con un pequeño apoyo pianissimo de cuerdas, sorprende la entrada del violín en el primer movimiento de una de las obras más conocidas de Mendelssohn para este instrumento, tiene pasajes de extrema dificultad que se pasean por todo el registro del violín con soltura y agilidad. También sorprende la cadenza que el compositor ubica dentro de este movimiento, casi dos minutos de una placentera tensión que culmina con la entrada de la orquesta tocando la melodía que el violín tuvo a cargo al inicio de la obra y que ahora acompaña frenéticamente. El final del primer movimiento es digno de un final definitivo si no fuera por la intervención innovadora del fagot que continúa tocando un sonido pedal y da comienzo así al movimiento siguiente.
Una melodía sentida, sólida, se mantiene en todo la partitura con un tempo Andante. Un vertiginoso tercer movimiento terminó deslumbrando por completo al público, el solista tocó con maestría, simpatía y en completa comunión con la orquesta y por momentos casi a dúo con el concertino. Este concierto, fue escrito sin dudas para virtuosos de la cuerda frotada.
Rachlin, de origen lituano, es violinista, violista y director orquestal, comenzó a estudiar desde muy pequeño, hoy radicado en Viena. Además de su frondosa agenda con compromisos como solista, da clases de violín y reconoce estar muy comprometido con la educación musical de los jóvenes. Fuera de programa tocó una superlativa versión de Ballade de la Sonata en Re menor de Eugéne Ysaÿe.
La Sinfonía llamada “Del Nuevo Mundo” es quizás, la más famosa de Dvorák, la escribió motivado por la cultura neoyorkina durante los años que vivió en EE.UU, indagó sobre la música amerindia y los negro spirituals y logró combinar en el pentagrama sus propias ideas pero explorando las particularidades de la música nativa, jugando con los ritmos, las armonías y las intensidades de la orquesta. El movimiento largo es tal vez el más amoroso de todos, liderado por una conmovedora melodía que canta el corno inglés, es realmente un momento que transporta. La Orquesta Filarmónica de Luxemburgo logró consumar notablemente cada movimiento de esta verdadera joya con hechos sonoros grandilocuentes y con un final del cuarto y último movimiento apoteótico.
Fuera de programa: Danza Eslava n° 3 de A. Dvorak y Libertango de Piazzolla.
Orquesta Filarmónica de Luxemburgo
Gustavo Gimeno, Director
Julian Rachlin, violín
Programa:
Ludwig van Beethoven (1770 – 1827)
Obertura Coriolano, Op.62
Félix Mendelssohn (1809 – 1847)
Concierto para violín y orquesta en Mi menor, Op.64
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Allegro molto appassionato
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Andante
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Allegretto non troppo – Allegro molto vivace
Antonín Dvorák (1841 – 1904)
Sinfonía N° 9 en Mi menor, Op.95 “Del Nuevo Mundo”
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Adagio – Allegro molto
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Largo
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Scherzo: Molto vivace – Poco sostenuto
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Allegro con fuoco
PRÓXIMO CONCIERTO: LUNES 30 DE SETIEMBRE, 20 HS
FRANZ SCHUBERT (1797-1828) Obertura de Die Zauberharfe, D. 644
FELIX MENDELSSOHN (1809-1847) Concierto para violín y orquesta en Mi menor, Op. 64
JOHANNES BRAHMS (1875-1937) Sinfonía n.1 en Do menor, Op. 68
