Conversamos con Miguel Galperín, director de la ONG Atlanticx, una plataforma dedicada a impulsar la creación de ópera contemporánea. Descubre todo sobre la próxima edición de la Escuela de Invierno (EDI), un evento de formación que culmina en el estreno de obras durante el Festival Nueva Ópera. Todos los detalles para inscribirse y conocer más sobre la EDI en esta nota.
Por Virginia Chacon Dorr / Ph. Gisela Peláez
La Escuela de Invierno, una plataforma de formación avanzada y experimentación artística, abre sus inscripciones para su edición 2024. Este seminario intensivo se llevará a cabo del 30 de septiembre al 5 de octubre en la Fundación Williams (Buenos Aires, Argentina). Dirigida a creadores y artistas de todas las disciplinas interesados en la ópera contemporánea, las inscripciones estarán disponibles en línea a partir del 17 de junio en el sitio web www.atlanticx.org. Miguel Galperín nos brinda más detalles sobre esta próxima edición y reflexiona sobre el éxito de las anteriores.
“Lo más importante para mí, y en esto siento un tremendo respaldo de Martín Oliver y de toda la Fundación Williams, es que nos importa que los artistas jóvenes interesados en la ópera puedan formarse seriamente”
Miguel Galperín
La Escuela de Invierno se caracteriza por explorar diversos parámetros estéticos en el campo de la ópera contemporánea. ¿Qué aspectos y enfoques estéticos se buscarán profundizar en esta edición 2024?
Para nosotros (sumo en esto a Martín Oliver, director de Fundación Williams, con quién venimos montando la Escuela desde que la pensamos por primera vez en el 2017) lo más importante es definir qué es esto de lo nuevo en Nueva Ópera. En este sentido, lo primero a decir es que nos lo planteamos como una pregunta que se responde colectivamente y muy específicamente entre las distintas generaciones que participan de la Escuela. Es así porque diseñamos los contenidos con los profesores, pero también porque muy específicamente ese diseño incluye dar mucho lugar a las ideas de los becarios, que son, sin ninguna duda, los protagonistas.
También es cierto que, como responsable general del asunto, le doy «empujoncitos» a la pregunta. Hay indicios, digamos, que me resultan atractivos cuando nos planteamos contemporaneidad en ópera. Uno que vengo remarcando es que hay que pensar que, cuando escribimos para voz, estamos trabajando con un dispositivo que, en un sentido acústico moderno (inevitablemente mediado), es tecnológico. Otro de los focos que, creo, iluminan senderos de novedad en la ópera, son los relacionados a prácticas del arte performático contemporáneo. Pero la realidad es que, más allá de todo esto, lo más importante para mí, y en esto siento un tremendo respaldo de Martín Oliver y de toda la Fundación Williams, es que nos importa que los artistas jóvenes interesados en la ópera puedan formarse seriamente. Somos muy cuidadosos en no promover que los becarios «corran» a la producción. La Escuela es una instancia, antes que nada, de formación. Intensiva, rápida, es cierto, y esto es así porque nuestros becarios son jóvenes profesionales que en otras áreas teatrales y artísticas ya tienen mucho recorrido.
¿Podrías contarnos cómo se llevó a cabo el proceso de conformación del cuerpo de profesorxs y qué criterios se consideraron para conformar este equipo?
Es un grupo de profesorxs que, en su gran mayoría, va a estrenar obras durante el Festival Nueva Ópera. Marina Rosenfeld, por ejemplo, va a estar haciendo Free Exercise. Gabi Labi, dramaturga interesantísima de Lituania, está colaborando con Tomás Cabado, compositor argentino, y con la directora también lituana Greta Stiormer para estrenar unas canciones de cuna «extrañadas» (el working title es «Lullabies for adults»). Natacha Diels, tal vez una de las compositores jóvenes más creativas de los EE.UU., está trabajando con varios músicos y artistas locales, entre ellos Daniel Bruno e Ina Morales, para hacer un estreno absoluto en Buenos Aires. Marina Llinás trae al Festival su «Concierto para la Batalla de El Tala», co-creada junto al compositor Gabriel Chwojnick.
Podemos decir que nos gustó siempre la idea de que lo teórico se cruce con lo práctico en la Escuela, pero que este año el cruce va a ser muy concreto. Podemos pensar en una edición «despiece» de la Escuela, que va a estar muy centrada en analizar con los becarios qué es lo que ocurre en los escenarios del Festival.
A lo largo de las ediciones anteriores, la Escuela de Invierno ha recibido a diversas cohortes de creadorxs escénicxs. ¿Qué balance hacés de estas experiencias pasadas?
La realidad es que la Escuela es parte de la plataforma Nueva Ópera. Y Nueva Ópera, como ya dije, es el deseo que tenemos, junto a la Fundación Williams, de redefinir, repensar, etc. Con esto voy a que el balance, que es muy positivo, se mide así porque luego de la Escuela las cohortes tienen la posibilidad de seguir ligados a nosotros. La Escuela es la fase 1, digamos. Luego los becarios siguen en las residencias (que para algunos tienen lugar en el exterior, dentro de acuerdos que tenemos con instituciones en Francia y los EE.UU.) y finalmente todo termina en estrenos dentro del Festival, cuya programación es en gran medida resultado de esta plataforma/proceso. La suma de esto es que hoy la ópera es una posibilidad de creación. Lo veo hasta en mis colegas artistas visuales. Todos quieren hacer una ópera hoy, algo que puede parecer una moda, o banal, o advenedizo, pero que cumple el objetivo que nos planteamos con Fundación Williams hace ya casi 10 años: una modernidad más musical, las tradiciones musicales en el arte contemporáneo, los compositores como artistas modernos, etc. Somos nostálgicos también.
¿Cuáles crees que son las experiencias y contenidos diferenciales que puede aportar la EDI a quien se inscriba?
El grupo de profesores y tutores es siempre extraordinario. Cada año nos ocupamos de armar un staff docente de «referentes» a nivel nacional e internacional y que, en muchos casos (por el nivel de intensidad de su trayectoria profesional), no están dando clase de manera regular. Por otro lado, la Escuela es «horizontal»: mucho de lo más valioso que pueden sacar aquellos que se inscriban viene de sus propios colegas becarios. Consideremos en este sentido que la Escuela tiene una selección muy cuidadosa, y hasta competitiva, de estudiantes, que llegan a nosotros tal vez sin mucha experiencia en la ópera puntualmente, pero con mucho trabajo desarrollado en sus campos de origen. Esto también es clave: las cohortes son muy interdisciplinarias, algo que suma perspectivas y posibilidades. Por último, diría que es importante para artistas jóvenes estar dentro de la plataforma Nueva Ópera. Esto es así porque el haber hecho la Escuela habilita al artista a llamados específicos, tanto a residencias de creación en la Argentina y el exterior, como a subsidios de creación de obra.