“Norma” de Bellini por Música en Escena: Una Propuesta Lograda y un Justo Homenaje a Antonio Leiva
En una función sentida por la partida física del reconocido regisseur y artista, la compañía lírica independiente apostó por este título mayor del Bel Canto, con grandes resultados.
“Norma”, ópera en dos actos. Música de Vincenzo Bellini y libreto de Felice Romani, basado en la tragedia Norma, ou L’infanticide, de Alexandre Soumet. Intérpretes: Susana Palomeque Flores / Renata Cavazzani (Norma), Lídice Robinson / Virginia Scavino (Adalgisa), Germán Polón / Rodrigo Olmedo (Pollione), Jorge Balagna / Alejandro Shijman (Oroveso), David Reinhardt / Pablo Cena (Flavio), Carolina Béjar / Martina Gioiosa (Clotilde), Coro y Orquesta de la compañía Música en Escena. Pianista de ensayo: Mario Dardis. Traducción y sobretitulado: Ana María Rizzi de Bergel. Dirección de coros internos: Rocío Lagos. Diseño de Luces: Stefani Briones Leyton. Diseño y realización de vestuario: Liliana Palacio. Prensa y Difusión: Analía Cobas / Cecilia Dellatorre. Dirección musical: Mtra. Silvana D’Onofrio. Regie: Antonio Leiva. Teatro Empire, Viernes 24 de Mayo de 2014, a las 20 horas. Próximas fechas: Sábado 1 de Junio 17hs.
Por Leila M. Recchi
Un Clásico de Clásicos: «Norma» de Vincenzo Bellini
La noche del 24 de Mayo fue fría, muy fría. Así y todo, la ciudad de Buenos Aires tuvo cierto movimiento: fallas varias en los medios de transporte, una marcha y posterior festival nocturno en Congreso (pidiendo por la Ley de Reparación Histórica para el colectivo travesti-trans), y gente que volvía a sus hogares o, en su defecto, elegía salir para aprovechar el pre sábado feriado.
En medio de todo, aparece la oportunidad de asistir a una velada operística de mano de un clásico de clásicos: Norma, de Vincenzo Bellini. Siendo poco más de las 20hs, en el Teatro Empire comenzaron a sonar los primeros destellos y durante las casi tres horas dentro del recinto (contando los dos actos y el intervalo que, a nuestro parecer, se hizo un poco largo quizás), presenciaremos un despliegue muy interesante, en términos musicales y escénicos.
En primer lugar, es importante mencionar que estamos ante una producción cuidada pero sin perder ambición de la compañía Música en Escena, ideada por Antonio Leiva (regisseur) y Silvana D’Onofrio (directora musical), y que cuenta con un destacado elenco de voces solistas, coro y orquesta. Esta puesta en particular, propone una mirada centrada en el deber ser de las mujeres, y la relación entre oprimidos y opresores: «Norma es una ópera icónica que ha perdurado en el tiempo por las múltiples lecturas que podemos tener sobre ella. La realidad actual de las mujeres nos permite tener una mirada de género sobre un material inagotable. Esta puesta está pensada desde esta perspectiva«, explica D´Onofrio. Y es que sin lugar a dudas, a pesar de que la obra se encuentre ambientada en las Galias durante la época de la ocupación romana alrededor del año 50 A.C y fuera a su vez compuesta y estrenada en 1831, perduran a hoy inagotables puntos de reflexión e interpretación, que van desde la maternidad, la amistad, el rol de la mujer esposa y amante, la asociación del deber con la pureza, y demás roles sociales muy marcados.
Tomando esto como puntapié, cobra sentido el desarrollo que se le dio a los solistas. Por el lado de los masculinos, veremos inicialmente al bajo Jorge Balagna como Oroveso, jefe de los druidas y padre de Norma, quien nos convence en su interpretación de líder y se desenvuelve cómodo y más que correcto vocalmente. Lo sucederán la breve pero lograda aparición de Flavio, un centurión romano personificado por David Reinhardt, y su amigo y personaje muy necesario para la trama de la historia, el procónsul de Roma en las Galias Pollione, bajo la caracterización de Germán Polón. Éste último será de los cantantes con crecimiento más visible durante la noche, ya que si bien nunca dejó de estar correcto, podían escucharse algunos detalles vocales durante «Meco all’altar di Venere» y “Me protegge, me difende”, pero en sus posteriores intervenciones fue in crescendo y culminó la obra en un gran nivel.
Susana Palomeque Flores irrumpirá luego como la protagonista que da nombre a esta ópera, y teniendo en cuenta la complejidad vocal que requiere el personaje de Norma, la sacerdotisa del templo de Irminsul, no podemos menos que aplaudir su performance, incluso en el esperado “Casta Diva”. En ella apreciaremos también esta idea ya mencionada del in crescendo interpretativo, ya que veremos a lo largo de la noche cómo los matices de sus emociones florecen. A partir de la escena donde se debate sobre si asesinar o no a sus hijos hasta el “Sono Io” previo a la hoguera, la transformación es visible.
Como Adalgisa, la joven sacerdotisa, tuvimos a Lídice Robinson, con un timbre vocal muy bello y una actuación pareja en todo momento. Destacará en sus momentos solistas al igual que en las intervenciones a dúo y trío con los personajes de Pollione y Norma. Con el primero, la escena de declaración de amor será clave, y con la segunda todas las apariciones brillan, con un recorrido por la tesitura vocal y coloraturas varias, pero en particular destaca el canto a la amistad de ambas, “Sì, fino all’ore estreme”.
El único momento donde notaremos algunos detalles es en el trío final del primer acto de Pollione, Norma y Adalgisa, ya que por unos breves instantes parecería que hubo un pequeño desfasaje respecto a la orquesta y fue clave para esto la dirección de Silvana D’Onofrio y su marca para dar contención a los solistas. La directora se vio segura en toda la obra, buscando atentamente la expresión y sonoridad necesarias.
No podemos dejar de mencionar al personaje de Clotilde por Carolina Béjar, correcta en su función, y al coro de Música en Escena. No es un grupo numeroso, pero sí bien ensamblado y ordenado, labor clave de Rocío Lagos en la dirección coral interna.
En cuanto a la orquesta, sí se percibieron pequeños pormenores y, algo que es importante teniendo en cuenta la acústica del Teatro Empire, pasajes donde los matices vocales se perdían tras la masa instrumental. De todas maneras, la sonoridad fue en general muy buena y queda claro el correcto nivel de sus intérpretes.
Es de destacar también el diseño y realización de vestuario, a cargo de Liliana Palacio. Cada detalle lucía convincente y acorde, incluso a conciencia de que estamos frente a una producción independiente. La caracterización de cada personaje gozó de belleza y la elección de la colorimetría también fue un acierto, ídem caso los accesorios de los distintos personajes (espadas, coronas de flores, escudos, etc).
La puesta, si bien no era ostentosa, resultó efectiva con elementos muy bien distribuidos (ejemplo la necesaria Luna o el altar). En igual sintonía, puede hablarse del diseño de luces de Stefani Briones Leyton, que contribuyó notablemente con distintos tonos según el contexto escénico y acompañó a proyecciones muy básicas pero correctas (bosques, hoguera).
Un Merecido Homenaje a Antonio Leiva
Asistimos, sin más, a una jornada donde se fue de menos a más, logrando una visible satisfacción del público, que aplaudió convencido en el saludo final.
No es menor el trasfondo de esta función, ya que fue dedicada al regisseur y director del Teatro Empire, Antonio Leiva, fallecido el pasado 11 de Mayo. “Fue también mi maestro” recordaría Silvina D’Onofrio en las sentidas palabras de cierre, ante un elenco conmovido. Pues sí, Leiva fue una figura destacada no solo en el histórico Empire sino en la escena local, apoyando numerosos proyectos teatrales y ofreciendo un espacio necesario para la ópera independiente. Sin lugar a dudas, esta Norma es un merecido y justo homenaje, donde su figura se verá por siempre reflejada.
Leer también la entrevista a Silvana D’Onofrio:
«Norma reúne la principal condición de la ‘obra de arte’: la posibilidad de una lectura actual”