Una vez más llega esa época del año donde nos invade un raro cóctel mezcla de nostalgia y adrenalina. El arbolito, el pesebre, las compras a último momento, el debate familiar, la garrapiñada, las juntadas forzadas con compañeros de trabajo, el vitel toné, Macauley Culkin corriendo en una casa vacía, el sonido de un trineo que nos obliga a vivir un invierno de 40 grados de calor, y otras tantas maravillosas emociones estresantes.
Sí, se viene el nacimiento del niño Jesús; es decir, se viene Navidad y necesitamos música para sobrevivirla. Por eso, te proponemos olvidar toda esta locura, apagar Crónica un rato, y disfrutar de una breve selección de piezas musicales para celebrar Nochebuena y Navidad.
Por Iván Gordin
Si bien en los últimos años hemos sido bombardeados mediáticamente con “música navideña”, esta poco tiene que ver con dicha celebración, y menos aún, con la cultura de nuestros pagos. Estamos acostumbrados a escuchar -y ver- la configuración de la Navidad desde los ojos norteamericanos. Papá Noel, renos, nieve, consumismo, Bing Crosby, Dean Martin, Mariah Carey. Esta es la “Navidad Pop” del siglo XX. No obstante, debemos recordar que la Navidad es una celebración litúrgica y que, a su vez, la música occidental que podríamos llamar “clásica” o “académica” se creó a los fines de ser parte ceremonial del dogma cristiano. Por ejemplo, muchos de los grandes compositores, como Bach o Vivaldi, trabajaban por y para las ceremonias de sus iglesias. Pasiones, cantatas, oratorios, y madrigales estaban a la orden del día por aquellos años. El listado que sigue a continuación tendrá mucho de eso, pero también algunas obras imprescindibles para escuchar el 24 a la noche. ¡Allá vamos!
Oratorio de Navidad BWV 248 (1734), de Johann Sebastian Bach
Se dice que toda la familia Bach colaboraba para que las partituras estén listas cada domingo de misa. Asi que imagínense la dedicación que el compositor le habrá puesto al momento más importante de la cristiandad. Compuesto en 1734, este oratorio recoge seis cantatas relacionadas con la natividad del mesías, quien lleva el peso de la narración, exactamente igual que en la Pasión según San Mateo (una de las obras cumbres del oriundo de Eisenach, Alemania).
El Mesías (1741), de Georg Friedrich Händel
Seguimos en el barroco alemán y nos metemos de lleno en uno de los oratorios más geniales que se hayan creado jamás. Händel era un experto en esta forma musical y ha brindado numerosos ejemplos de ello. El Mesías no es exclusivamente navideño ya que cuenta toda la historia de Jesucristo, pero es una de esas obras que están estrictamente ligadas a las fiestas de fin de año. Sobre todo, por su archiconocido Hallelujah.
El cascanueces (1892), Piotr Ilich Tchaikovsky
Probablemente la música navideña más famosa de todas, y quizás, la más allegada a la mitología europea que nos acompaña hasta hoy. La Navidad como una celebración de los nuevos comienzos, de lo infantil. El ballet que complementa esta suite orquestal nos introduce a un mundo mágico de hadas y seres fantásticos. Estamos ya en las postrimerías del siglo XIX, y lo litúrgico no tiene la misma fuerza, lo secular y los cuentos folklóricos se convierten ahora en la cultura popular. El cascanueces es una cita obligada de las fiestas y podrán disfrutarlo estos días en el Teatro Colón.
La noche de Navidad (1895), de Nikolái Rimski-Kórsakov
Faltaban solo dos décadas para que Rusia fuera una nación atea, pero los compositores románticos todavía no lo sabían. Mientras tanto, los zares seguían llenando las óperas y las suites orquestales eran uno de los productos de exportación por excelencia de la futura Unión Soviética. Rimsky Korsakov tenía todos los elementos de la extravagancia romántica y una capacidad para la orquestación única. Una obra para revisitar con goce y divertimento en Navidad (y en todo el año).
Ceremonia de villancicos (1942), Op. 28, de Benjamin Britten
Para terminar, nos metemos en el siglo XX y en el imaginario anglosajón de la Navidad. En las islas británicas, los villancicos son la música por excelencia de estas fechas. Pequeñas historias litúrgicas y seculares, cantadas de casa en casa. De Dickens a Britten, un contraste entre el caos industrial de las urbes y la esperanza de la natividad. Un género infaltable de los 25 de diciembre.
Eso fue todo, ¡desde MusicaClasicaBA les deseamos una muy feliz Navidad!