Entrevista a Ara Malikian
Un refugio hecho de pentagramas
Con su último disco Royal Garage (2019), el humilde y ecléctico músico no para de brindar conciertos para cincuenta personas o para miles; tocando desde música clásica, hasta flamenco, pasando por el rock o el tango entre otros géneros. Es libanés, de origen armenio, pero se declara ciudadano del mundo y hoy reside en España desde hace dos décadas. El violín está en su familia desde hace generaciones: de pequeño su padre le obsequió el instrumento que lo acompañaría siempre, invitándolo -en ese instante- a aceptar el camino de la música enlazado a cuatro cuerdas. Ese violín, fabricado tres siglos antes de recibirlo, había sido de su abuelo paterno y cumpliría una vez más la misión de salvar la vida de un Malikian. Cuando Ara tenía quince años sus padres tomaron la difícil decisión de ayudarlo a huir a Alemania. Con la posibilidad de estudiar música allí, esta aventura lo ayudaría a evitar una muerte casi segura en la guerra del Líbano. Mientras se perfeccionaba en el conservatorio, al que había logrado entrar casi de incógnito en esa tierra extranjera, luchó en la clandestinidad y llegó a someterse a una cirugía a escondidas para lograr que no lo deportaran hasta obtener sus papeles. Años después, ese niño atravesado por historias de genocidio, refugios antibélicos y partituras, se convertiría (gracias a su tesón y a la brillante energía que lo gobierna) en el violinista versátil, desestructurado y talentoso que es en todos los géneros musicales imaginables.
Por Natalia Cardillo |