Maxim Vengerov en Argentina

Imagen de Maxim Vengerov en Argentina

 

Enrico Fantoni – Nuova Harmonia

 

Concierto de la Shanghai Symphony Orchestra con Maxim Vengérov para Nuova Harmonia (miércoles 2 de septiembre).

 

Maxim Vengérov es sin duda uno de los más espléndidos violinistas de la actualidad. Ya había confirmado en su visita de 2012, cuando vino para el Abono Bicentenario reemplazando a Kissin, que esos previos años en que decidió dedicarse exclusivamente a la dirección orquestal, y el temporal abandono de su instrumento (al menos para presentaciones en vivo), no le habían jugado en contra en lo más mínimo.

Era algo claramente celebrable y esperado por todo melómano de Buenos Aires volver a escucharlo. Pero aun con la alegría provocada por su vuelta, resultó ser que no era para interpretar uno de los grandes conciertos del repertorio universal sino para hacer exclusivamente una obra de autores chinos contemporáneos junto a la Orquesta Sinfónica de Shanghái.

A pesar de la inevitable parcial desilusión que esto podía generar, y del escepticismo con que en primera instancia recibimos en occidente una orquesta china con clara intención de difudir la pujanza de su ciudad más cosmopolita, se trató de un concierto lisa y llanamente excepcional.

El escepticismo ya desde el principio fue siendo despejado cuando la SSO interpretó la Obertura Sinfónica Instantes de una Opera en Pekín, de Qigang Chen. Este compositor, que sufrió los campos de reeducación de la revolución cultural, y que “rehabilitado” terminó estudiando y finalmente viviendo en París, donde fue alumno de Messiaen, ha sido creador de varias obras de inspiración china pero con lenguaje y formato de estética occidental. La orquesta mostró una resolución técnica fuera de serie desde el comienzo, volviendo atractiva esta obra desde el inicio y generando expectativa.

La obra central para solista fue el concierto para violín Los amantes mariposa (imprecisamente traducido en programas y otras fuentes). Este concierto, probablemente una de las obras chinas de música académica más trascendentes, hace referencia a una popular leyenda, y es interpretada también con instrumentos chinos tradicionales. En el legendario Stradivari ex-Kreutzer que toca Vengérov, la cantidad de sutilezas, exquisiteces técnicas y expresivas que aparecen en esta obra de He Zhanhao y Chen Gang son asombrosas. De intensa dificultad para el solista, la flauta, el chelo… Los amantes mariposa resulta un importante desafío con clarísima inspiración china, pero también con una estructura compositiva y un uso de recursos evidentemente occidentales. Con recurrentes trinos, portamentos e inclusive uso de intervalos menores al semitono, la parte del violín es atractiva, y permite el lucimiento de un violinista excepcional como Vengérov, sin dejar la sensación de poco.

 

Enrico Fantoni – Nuova Harmonia

 

Un capítulo especial y destacado amerita la SSO y Long Yu, su director musical. Los instrumentistas mayoritariamente chinos con algunos (pocos) músicos principales occidentales como el concertino, demostraron ser una orquesta técnicamente excepcional. De una precisión, unidad en los ataques, integridad sonora de secciones y fraseo de conjunto, que perfectamente (al menos por lo que se vio en este concierto) puede rivalizar con las orquestas top europeas.

La única obra de repertorio fue la Sinfonía No.5 de Shostakóvich, que llamativamente se viene convirtiendo en un clásico de orquestas en gira, ya que en los últimos años varios conjuntos internacionales la interpretaron en el Colón. Más allá de un tal vez excesivamente lánguido primer movimiento, a nivel trabajo de conjunto, esta obra polémica del compositor ruso sonó espléndida. La certidumbre en los ataques de bronces, los pianísimos de varios de ellos mantenidos con una afinación exacta, la sensación de orgánico mancomunado de los músicos superaba altamente los estándares. Cierta obsesión de Yu en cuanto a la dinámica de la orquesta, claramente sensible en las cuerdas, pero también en los bronces y maderas, desplegaba un asombroso espectro de intensidades desde los sonidos piano hasta el silencio. Por otro lado las cuerdas tenían un sonido pastoso por ser muy uniformes también en fraseo, pero perfectamente claras.

El interés que despertó la primera mitad del concierto, con las obras chinas, tal vez no haya sido unánime. De todas maneras, parecen obras bien elegidas para tener algo del espíritu nacional de la orquesta, pero suficientemente bien escritas y conocedoras de los estándares occidentales como para, más allá del profuso uso de escalas pentatónicas, poder agradar a un no-oriental. El conjunto en sí, probablemente demuestra el poder asombroso de unidad y falta de dispersión que caracteriza tantas manifestaciones de la producción cultural y económica oriental, y no puede más que generar admiración el excelente nivel de una orquesta con muchos años de existencia sí, pero totalmente marginal a la cultura china mayoritaria. Además contaron con un invitado de lujo, y Vengérov fue un socio fenomenal, completando una performance realmente notable.

 

El mismo concierto de Vengérov y la SSO en Río de Janeiro:

 

 

 

© Pablo A. Lucioni  

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