Marcos Franciosi: “Felicidad está shock y me fue necesario desarrollar la obra en torno a ese estado”

La ópera de cámara Felicidad, que toma como base el cuento «Mujeres desesperadas» de Samanta Schweblin y cuenta con la composición musical de Marcos Franciosi, está a punto de marcar su debut mundial en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. El estreno está programado para el viernes 1 de septiembre a las 20:00 horas. Entrevistamos a Marcos Franciosi para hablar del proceso creativo detrás de esta obra cuyas funciones están ya agotadas.

Por Virginia Chacon Dorr

Fotos: Máximo Parpagnoli – Prensa Teatro Colón

Tras celebrar su boda, Felicidad y su flamante esposo emprenden un viaje por una ruta. Durante una breve demora de Felicidad en un baño, su marido la abandona. En medio de un desolador paisaje, descubre que su historia no es única. Enfrentando este aterrador encuentro, Felicidad lucha entre la pérdida de certeza y la aceptación del abandono. Sobre este argumento se teje la ópera Felicidad.

-Contanos cómo surge la propuesta de unir tu música con el texto de Samanta Schweblin

-Hace aproximadamente un año, el CETC me pidió una obra. Le pregunté a Diana (Theocharidis, directora del CETC) si una ópera sería viable y me confirmó que sí. Así comenzó, sin estar en mis planes en ese momento, la búsqueda de textos. Diana me sugirió autoras y yo recordé la novela «Distancia de rescate» de Schweblin. Leí cuentos de varios autores, pero regresé siempre a Schweblin. Leí «Pájaros en la boca», su recopilación de cuentos, y cuando llegué a «Mujeres desesperadas», en el que se basa esta ópera (Felicidad es el nombre de la protagonista), algo me atrajo de manera intuitiva. Esas voces resonaron en mi mente, imaginé que eran cantadas. Inmediatamente noté que el cuento tiene un lirismo profundo, una potencia subjetiva que va más allá del canto.

-Las interacciones son muy variadas en el cuento. Hasta las mujeres del campo se pueden pensar como un coro… Parece ofrecer muchas oportunidades para la partitura.

-Sí, todos esos factores se fueron desarrollando en torno al cuento que abarca un amplio arco de estados psicológicos. Al sumergirme en él, me enfrenté a las dificultades derivadas de su extensión, ya que es un cuento corto. Además, Felicidad no habla demasiado, así que me vi en la necesidad de generar texto. Contacté a Samanta, le envié algunas de mis composiciones, y ella estuvo de acuerdo. Gestionamos los derechos a través de su editorial, y así comenzó todo. 

-La que abandona al hombre…

-Ella misma… Eso resultaba sumamente interesante, ya que de alguna manera definía prácticamente todos los estados y características. Desde la no aceptación en el caso de Nené, hasta la angustia y la incredulidad en el caso de Felicidad. También estaba presente el escepticismo en el personaje de la vieja, el olvido, la memoria. Al observarlo desde una perspectiva literaria, Samanta deja muchos aspectos abiertos al imaginario. Más allá de la construcción de la historia, permite múltiples interpretaciones: desde la subjetividad de un sueño, una realidad onírica, hasta la percepción de los diferentes estados de una persona en distintos momentos de la vida. En otras palabras, podían ser múltiples voces o una misma voz en diferentes estados.

-¿Cómo fue trabajar todo esto en el libreto?

-Trabajé el libreto junto a Walter Jakob, que es dramaturgo y actor, con quien ya había colaborado en varias ocasiones y somos amigos. Comenzamos a analizar este cuento, con la intención de que tuviera una cierta linealidad. El texto serviría como base para la ópera, hemos trabajado con su eje histórico y luego en la construcción de una narrativa que hemos llamado «ventanas de estados» de los personajes. Estas ventanas articulan una forma que no necesariamente sigue un tiempo lineal.

El desafío central radica en la adaptación de la prosodia oral a una partitura musical. No es algo tan natural para nosotros como podría parecer. En un principio, desde una perspectiva expresiva, al menos en nuestra cultura, el canto adopta una dimensión diferente en comparación con la forma en que hablamos. Además, la adaptación al canto cambia la dimensión psicológica del texto, profundizando en aspectos mucho más subjetivos de la conciencia. 

Y como te dije, en el cuento es muy poco lo que dice Felicidad. Por otro lado aparecen personajes para los que tuve la necesidad de generar textos para sus voces. De ahí surge un contrapunto entre el canto y la voz hablada.

Marcos Franciosi, compositor.

-Felicidad más que hablar llora, está en un estado de shock…

-Exactamente, Felicidad está shock y me fue necesario desarrollar la obra en torno a ese estado. Aquí comenzó una construcción que no se limitó al desarrollo de su voz. Una frase que resonó fuertemente fue «No me puede estar pasando esto a mí», que denota un estado de negación total. Luego, se construyó una simbología que representa una psicología de la no aceptación, es decir, la resistencia ante lo que está sucediendo. Y no se trata únicamente de la aceptación del abandono, sino también del temor al juicio social y el peso que recae en el rito del matrimonio. De ahí surge la representación del signo y el símbolo, especialmente en relación a la mujer: no se trata solamente del vestido de novia, que podría considerarse un uniforme, ni del anillo, sino que también se relaciona con pactos sociales más amplios.

-La historia lleva consigo una gran carga relacionada con lo femenino, con la mujer y “su lugar” en la sociedad. ¿Cómo fue desde tu perspectiva trabajarlo en la obra?

-Era una responsabilidad, desde un punto de vista algo delicado también por ser yo un hombre. El cuento no trata únicamente lo femenino, sino que aborda muchos aspectos relacionados con lo humano. Por ejemplo, el maltrato, que en realidad carece de género en este contexto, ya que no solo los hombres son los que abandonan sino también son las otras mujeres las que asedian. Lidiar con estos textos sin caer en arquetipos resulta complicado, pero en ese sentido, nuestra labor tenía la prioridad de que estuviera presente la historia, y también estos mensajes, como la construcción del texto de la otra novia y de la vieja.

-Dijiste que en el libreto trabajan como con una suerte de «ventanas», y también hablamos de las posibilidades vocales que pueden surgir entre los personajes que aparecen en este cuento. Como esta cualidad coral del dúo, el solo, etcétera. ¿Cómo enfocas tu música en relación con el libreto?

-Lo primero que hice con el texto fue tratar de interpretar esas voces, es decir, entenderlas e incluso hablarlo con el elenco de actrices y cantantes. Fundamentalmente, pienso que se trata de considerar al intérprete primero, y eso ya me define de alguna manera los caracteres de los personajes. Por ejemplo, «Nené» la interpreta Graciela Oddone. No se me ocurrió ninguna otra cantante que pudiera hacerlo, ¿me entendés? Pienso en las óperas que hizo de Gandini, de Lambertini, todo lo que interpretó… en fin, todo su trayecto. Lo mismo sucedió con Natalia Salardino, que hace el rol de Felicidad, y Alicia Martínez, que interpreta el rol de otra novia. Fue todo un trabajo de ida y vuelta, en el que les consulté sobre sus posibilidades técnicas que siempre resulta ser complejo.

Luego trabajé sobre los estados. Por ejemplo, pensé en cómo representar el estado de shock de Felicidad. Lo pensé como una suerte de representación de un cortocircuito mental. En este sentido la primera búsqueda se dio a través de una cantidad de grabaciónes de campos, recursos de música de acusmática de carácter fundamentalmente concreta… grabé muchos registros.

Mientras avanzaba, comencé a explorar percepciones que en ocasiones no estaban relacionadas con lo auditivo, sino que más bien abordaban cuestiones espaciales. Por ejemplo, en el caso de Nené cuando fuma. Aunque el humo no genera sonido, me planteé: ¿cómo se experimenta la temporalidad del humo? ¿Cómo funciona en el espacio? Un texto ya representa un elemento formal bastante sólido, pero también me interesaba plantear cómo se desarrolla en el espacio, especialmente en relación con el movimiento de un personaje. 

-En el programa figuran datos sobre el equipo que midió el sonido en la sala, ¿cómo se relaciona con la obra?

-Considero la sala como un instrumento más. En cuanto al CETC, es una sala sumamente particular, no diseñada originalmente para conciertos. La medición acústica estuvo a cargo de LAPSo-UNQ dirigido por Manuel Eguía. Realizamos mediciones acústicas para evaluar su respuesta y encontramos tiempos de reverberacion de hasta 2 segundos en ciertos puntos. Esto plantea un desafío considerable, y debimos trabajar para lograr un equilibrio. En este sentido aprovecho la acústica para trabajar en voces y elementos periféricos, pero también es necesario que la sala permita una audición clara.

Fundamentalmente, pienso que se trata de considerar al intérprete primero, y eso ya me define de alguna manera los caracteres de los personajes

Valeria Martinelli, Directora de Felicidad.

-¿Cómo fue la selección de los instrumentos?

-Para mí esto tiene una gran importancia ya que tuve la libertad total para seleccionar el ensamble. La elección se basó principalmente en dos aspectos: en primer lugar, todos los músicos son personas a las que admiro profundamente. Hemos compartido muchos proyectos y nos conocemos muy bien. De cierta manera, les debo una parte importante de mi proceso de aprendizaje. Mi elección también se basó en la experiencia que hemos acumulado juntos en obras anteriores realizadas en el CETC. 

Con Valentín Garvie, un trompetista increíble, con el que ya trabajé en distintas oportunidades. El cuarteto también fue una elección importante. Ya había experimentado con este tipo de ensamble en el CETC. Introduje también un barítono, Javier Lezcano, quien es un músico que admiro mucho y que toca varios instrumentos, incluida su voz, de manera instrumental. Esto aporta una dimensión vocal masculina significativa. Además, incorporé un violonchelo para cubrir un espacio curvo (a veces los vientos son más rígidos); sumé percusión que aborda aspectos pulsados y un poco el campo espectral… En fin, fui trabajando bastante de manera estratégica en función de la simbiosis que se puede dar entre la electroacústica, las  voces, los instrumentos, la sala.

-En las elecciones hablas mucho de lo colaborativo…

-Sin duda. Jugó un papel importante la confianza que tengo en estos músicos, quienes son dirigidos magistralmente por Valeria Martinelli. Ella no solo ha trabajado en la dirección de la ópera, sino que también armamos maquetas de la obra para guiar a los cantantes. Digamos, además de dirigir la obra, Valeria desempeñó un papel fundamental como preparadora vocal. Su conocimiento detallado de la obra fue esencial.

Contar con este equipo de músicos fue fundamental para mí. No solo en los ensayos, sino en todo el proceso, he disfrutado enormemente de esta colaboración. La confianza y la familiaridad con los músicos, especialmente en un campo experimental, son esenciales. No es algo que se pueda lograr con cualquier instrumentista. Esta colaboración es parte integral de mi enfoque de trabajo.

La confianza y la familiaridad con los músicos, especialmente en un campo experimental, son esenciales.

Sobre la obra

La producción es un encargo del CETC al compositor Marcos Franciosi, sobre el cuento “Mujeres desesperadas” de Samanta Schweblin.

El viernes 1 de septiembre a las 20:00 horas, el Centro de Experimentación del Teatro Colón, dirigido por Diana Theocharidis, presenta el estreno mundial de la ópera de cámara Felicidad, con libreto de Marcos Franciosi y Walter Jakob, dirección musical de Valeria Martinelli y dirección de escena de Julián Ignacio Garcés.

Las funciones programadas también podrán disfrutarse el sábado 2, el jueves 7, el viernes 8, y el sábado 9 de septiembre a las 20:00 horas, y los domingos 3 y 10 de septiembre a las 17:00 horas

Felicidad y su flamante marido, después de festejar su boda, viajan por una ruta solitaria. Ella se demora en un baño mientras él la espera pero, al cabo de un tiempo, la abandona y desaparece. En un desolador infinito de tierra, Felicidad descubre que su historia no es única y que esa ruta está habitada por innumerables novias con un destino común y que permanecen allí, errantes. En la perplejidad de este terrorífico encuentro, Felicidad se debate entre la certeza perdida y la aceptación del abandono.

 

Las entradas se encuentran a la venta y podrán adquirirse de manera online a través de www.teatrocolon.org.ar. 

 

También de manera presencial en la boletería del Teatro Colón (Tucumán 1171) de lunes a sábados de 09:00 a 20:00 horas y domingos de 09:00 a 17:00 horas.

 

Programa

 

Felicidad 

Ópera de cámara (estreno mundial)

Encargo del Centro de Experimentación del Teatro Colón al compositor Marcos Franciosi, sobre el cuento “Mujeres desesperadas” de Samanta Schweblin.

Música: Marcos Franciosi

Texto original: Samanta Schweblin

Libreto: Marcos Franciosi y Walter Jakob

Dirección Musical: Valeria Martinelli

Dirección de escena: Julián Ignacio Garcés

Escenografía: Diego Cirulli

Video: Juan Bautista Selva

Vestuario: Mariana Seropián

Iluminación: Verónica Alcoba

Maestro de luces: Bejanuel Miranda.

 

Elenco

Felicidad: Natalia Salardino (soprano)

Nené: Graciela Oddone (soprano)

Otra novia: Alicia Martínez (soprano)

Vieja: María Inés Aldaburu (actriz)

Hombre: Martín Brunetti (actor)

 

Covers

Felicidad: Mailén Nahir Blanco Arriola (soprano)

Nené: Antonella Carolina Carballo (soprano)

Otra Novia: Martina Candela Gioiosa (soprano)

Ensamble de solistas integrado por:

Ensamble Tsunami (cuarteto de saxos): Mariana Brondino, Martín Proscia, Alejandro Soraires y Mauricio Berg.

Trompeta: Valentín Garvie

Violonchelo: Martín Devoto 

Voz instrumental: Javier Lezcano

Percusión: Oscar Albrieu Roca

Sonido y electrónica: Marcos Franciosi

Asistente técnico musical: David Barragán

Asistente de dirección escénica: Florencia Ayos

Pianista acompañante: Alejandro Cho

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