Leo Brouwer y una noche histórica para la guitarra argentina

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 La Camerata Argentina de Guitarras, con dos solistas invitados de lujo (Eduardo Isaac y Juan Almada), realizó la integral de obras para ensamble de guitarras del Maestro cubano en la Sala Argentina del CCK, con la presencia del compositor, largamente ovacionado por el público.

 

Para darles una idea a aquellos que no conocen a este gran Maestro: si los pianistas tienen a Martha Argerich, los violinistas a Yehudi Menuhin o los cellistas a Rostropovich, los guitarristas tenemos a Leo Brouwer. El cubano, no solo fue un gran intérprete de este, a veces, injustamente subestimado instrumento, sino que además se trata del compositor más importante en la historia de la Guitarra. Ni más, ni menos.

Revolucionó por completo su escritura, técnica, estética y lenguaje compositivo. Amplió y jerarquizó considerablemente el repertorio, con obras solistas, conciertos con orquesta y obras de cámara. Y como si fuera poco, trascendió las fronteras del instrumento, componiendo y dirigiendo obras para orquesta sinfónica y otra gran variedad de formaciones instrumentales, llegando a ganarse un merecido prestigio entre los músicos de todo el mundo. Algo muy poco usual para un guitarrista-compositor.

Después de muchísimos años de espera, finalmente en estos días podemos contar con toda su experiencia como artista y su enorme calidez como ser humano en nuestro país. Además de charlas, conferencias y masterclasses, se programaron dos conciertos en el CCK dedicados a su obra.

El primero de ellos tuvo lugar el martes pasado en una Sala Argentina repleta -desde luego en un gran porcentaje de guitarristas de todas las edades- que le dedicó ovaciones interminables, con un clima más parecido al de un partido de fútbol que al de un concierto de música clásica (clasificación que le queda sumamente pequeña a la obra de este compositor). El Maestro Brouwer, visiblemente emocionado, recibió y devolvió el calor del público, tanto durante los distintos momentos del concierto como al terminar el mismo, tomándose todo el tiempo del mundo para conversar, sacarse fotos y firmar autógrafos a todo el que se lo pidiera, en una gran muestra de su agradecimiento y humildad.

 

Ph: Mario Efrón

 

Pero como si esto fuera poco, además hubo música, excelente música. Desde luego, la suya. La Camerata Argentina de Guitarras, con dos solistas invitados de lujo (Eduardo Isaac y Juan Almada), quienes además representan dos generaciones de intérpretes que se formaron estudiando obras de Brouwer, se planteó realizar la integral de obras para ensamble de guitarras del Maestro cubano. Tarea ambiciosa, que además incluía el estreno latinoamericano del “Concierto de Tricastín” y el estreno oficial del “Concerto Grosso”, obra dedicada a la Camerata, basada en su cuarteto para cuerdas Nº 3.

No es mi papel hacer una crítica musical de este evento, ya que me resultaría imposible ser objetivo -además de poco serio- por tocarme muy de cerca en esta oportunidad. Tan solo quisiera hacer algunos comentarios en primera persona. Hace 9 años que integro esta maravillosa agrupación, que trabaja con una seriedad, esfuerzo, dedicación y sobre todo, amor a la música y a la guitarra imposibles de describir. Su objetivo es alcanzar la mayor perfección posible en la interpretación musical, superando las limitaciones del instrumento y potenciando al máximo sus inagotables recursos, pero por sobre todo, la búsqueda interminable e imposible de aquello a lo que podríamos llamar la esencia de una obra musical.

Cuando éramos jóvenes estudiantes y nos fascinábamos al ir descubriendo cada nueva obra de Leo Brouwer, jamás soñamos con que algún día lo conoceríamos, trabajaríamos con el y brindaríamos un concierto con su presencia en la sala, recibiendo gestos y palabras de aprobación. 

La que vivimos fue una noche mágica, histórica e irrepetible, el Maestro de todos los guitarristas, como atinadamente mencionó Martín Marino, director musical de la Camerata Argentina de Guitarras, estuvo presente por primera vez en nuestro país en un concierto dedicado a su música. La emoción que se podía ver reflejada en el público, el compositor y en las caras de alegría de mis compañeros, con lágrimas en los ojos en algunos casos, era muestra inequívoca de un sueño cumplido para muchos. Todo salió mejor aún de lo que esperábamos y ojalá nuestras interpretaciones hayan estado a la altura que el Maestro se merece, desde luego puedo asegurar que dejamos todo en estos meses de trabajo y arriba del escenario para que así fuera.

Solo me queda por decir, en nombre de mis compañeros y de todos los guitarristas argentinos,

¡Muchas gracias Leo Brouwer por tanta música!

 

Por Maxi Luna

Co-Director MCBA

Integrante de la Camerata Argentina de Guitarras

 

 

 

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