La vida es un hermoso sacrificio – Julio Bocca

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Esfuerzo y satisfacción parecen ser las mejores palabras para describir a Julio Bocca. No sólo porque las menciona constantemente, sino porque su carrera y su vida han sido marcadas por esas características.

Por Gabriela Levite. Entrevista completa en la edición #5 de la revista Música Clásica BA, publicada en diciembre de 2016.

Comencemos con tu trabajo en el Sodre, siempre dijiste que te hacía muy feliz, luego de 6 años, ¿Sigue siendo tan idílico?

Sí. Estos seis años fueron un proceso para posicionar a la compañía, y se logró. No sólo nacionalmente, sino también en la región. Ahora se está trabajando para poder llegar al resto del mundo. Es una misión que está buena porque es algo nuevo. También para mí, y de a poco se está logrando. Creo que la compañía, y el resto de la gente del auditorio, ha comprendido lo que venimos haciendo y hacia dónde queremos ir. He trabajado para que ellos entiendan que son parte, que se sientan orgullosos de este auditorio y de esta nueva época. Y no sólo porque Julio Bocca lo dijo. Además, como estamos empezando a salir más internacionalmente, hay todo un esfuerzo, que da alegrías.

El 4 de octubre fue el World Ballet Day en el cual durante todo el día diferentes compañías muestran el trabajo interno de ensayos; y realizan entrevistas también. Eran sólo seis compañías del mundo, cada una tenía una invitada, y por primera vez en la historia estuvo presente una latinoamericana. Nos invitó el San Francisco Ballet. Se veía en directo por el Facebook live de la página del BNS (Ballet Nacional Sodre), se veía el auditorio, la sala, los talleres y la compañía ensayando. Otras de las compañías que estaban eran:  The Australian Ballet, Bolshoi Ballet, The Royal Ballet, The National Ballet of Canada. Se puede decir que comenzamos a codearnos con esas compañías, con un alto nivel, de las mejores del mundo, y esto me da mucha satisfacción.

Haber logrado todo eso en poco tiempo, demostrar que se pueden hacer las cosas simplemente trabajando, organizando con tiempo, teniendo una programación y, por supuesto, con el apoyo que venimos teniendo, me mucha da alegría.  

En la música clásica se están buscando constantemente formas de atraer nuevos públicos, sobre todo a los jóvenes. ¿Pasa algo similar en la danza?

Sí. Como en todo hay que tratar de atraer el público, y por suerte se da. Viene gente de 6 a 80 años, gente joven, parejas, amigos que en vez de ir a ver un partido de fútbol vienen a ver ballet. Se dio todo un cambio.
Una de las cosas que a mí personalmente me dio resultado es reducir las obras clásicas -que se hacen sin perder la esencia, la excelencia, el estilo ni la historia- y llevar a un ritmo al que la gente joven está acostumbrada. Ellos están todo el tiempo con el celular e internet y van cambiando para no aburrirse. Entonces si al Lago de los Cisnes en vez de hacerlo en 4 actos lo haces en 2, y en vez de que sean 3 horas lo das en 2 horas con intervalo incluido, va a ayudar.
Eso ayudó a que la gente cuando termina un espectáculo, quiera volver; y no que cuando se vuelva a poner en cartel diga que no porque ya lo vio una vez. Luego está el estilo nuevo y también el clásico que depende del bailarín, de cómo lo interpretará. Creo que a mí, por ese lado, me dio muchos resultados. En sí, hay un montón de factores, pero yo prefiero que todo sea más reducido a ver que el público empieza a sacar el celular para chequear los mensajes.  Lo he visto…

Que sea gente interesada en asistir…

Quizás está interesada pero si, a veces, a uno que está en esto, le parece largo, a una persona ajena le cuesta mucho más engancharse y le va a resultar interminable. Hay que tratar de balancear, pero sin perder la excelencia, la calidad, la historia, ni el estilo de lo que se está mostrando.

Son medidas pensadas para aumentar el público, y el Sodre lo ha aumentado consideradamente en estos años.

Nosotros vendemos entre 15 mil y 25 mil entradas por espectáculo y para una capital que tiene 1.200.000 personas, es muchísimo. A  veces vendemos más que un partido de fútbol. Te das cuenta de que hay un apoyo y unas ganas también de ver. Hemos hecho un ballet y a los dos años lo hemos repetido y ha vuelto la gente, y mucha más. Y eso es bueno. Cada vez se va superando.
No tanto las obras contemporáneas. Con lo contemporáneo cuesta mucho más enganchar, incluso a la gente joven. Y eso que yo estoy llevando más obras del siglo xx, neoclásicas, y no tan contemporáneas. Lo más actual que hacemos es de coreógrafos uruguayos. Y veo que cuesta. Por una lado, me sorprende porque la gente joven está viniendo mucho más al clásico que al contemporáneo; pero está bueno porque la compañía es clásica. Yo quiero que la compañía sea clásica, así que por ese lado me pone feliz. Pero no hay que dejar de hacer cosas más actuales.

Dijiste que no extrañás subir a un escenario, pero bailar, me imagino que de una manera informal aún lo harás a puertas cerradas ¿no?

No, la verdad que no. Y mirá que tengo ahí el escenario en casa… bueno, en el teatro que es como mi casa.

Tengo que borrar de mi imaginación verte yendo a la heladera a buscar un vaso de agua haciendo pasitos de ballet entonces…

(Risas)… Mirá hace un mes estábamos con Carmen y entre medio de dos funciones me puse hacer clase. Cada tanto hago alguna barra, alguna clase, para mantenerme físicamente y moverme un poco, si no estás en el escritorio todo el tiempo. Y me sentía tan bien como si tuviera 30. Empecé a saltar, a girar… pero al día siguiente no podía más de la rodilla. Me hice un estudio y tengo una pequeña fisura de menisco. Entonces… uno se siente de 30 pero el cuerpo es de 50. Así que ya está. Ya lo usé y tuve varias lesiones. Así que no.

Comenzaste a estudiar ballet a los 4 años con tu mamá, pero cómo fue. ¿Vos le pedías?

En mi casa el arte siempre estuvo presente. Mi abuelo fue quien impuso a mi madre estudiar danza, piano, dibujo, música, entonces el arte estaba siempre en el ambiente. Mi madre se recibió temprano como profesora y él le hizo un estudio detrás de casa donde daba sus clases y yo me metía. Estaba ahí presente y era algo que a mí me gustaba. Nunca me obligó, ni me llevó, ni nada. Al contrario. En un momento le digo: “Má, quiero estudiar”. Me anotó en la escuela nacional de danzas, en expresión corporal dónde estaba Antonio Truyot -un ex bailarín del Colón y también Director- y le dijo que por qué no me anotaba en la escuela del Teatro Colón, aunque en ese momento entraban a los 10 años y yo tenía 8. Le dijo que igual me llevara, lo hizo y entré. Y ahí comenzó todo.

Volviendo al presente, tu nombre volvió a dar muchas vueltas con fuerzas este año, con la búsqueda de un nuevo Ministro de Cultura de la Ciudad…¿te interesa en un futuro ocupar un cargo de ese estilo?

Eso fue más que nada una llamada telefónica, no hubo una propuesta formal sino que fue una consulta para ver si me interesaba, y les dije que por ahora no. No me siento preparado para ser Ministro de Cultura. Abarca muchas cosas. Sí es del Ballet, encantado. Pero más de ahí no. Y mezclarme dentro de la política, tampoco. Creo que puedo ayudar mucho más desde afuera que estando metido ahí adentro.

Como tu ejemplo de gestión en Uruguay está funcionando tan bien…

Una de las cosas que yo agradezco es la confianza, el apoyo y la libertad para manejarme como quiero. Hay una gestión pero con mucha libertad. Y que sea público y privado también es muy bueno porque podés agarrar lo mejor de cada lado. Si el arte estuviera visto de esa forma sería maravilloso. Para mí la cultura de la educación tiene que ser política de Estado, esté quién esté arriba. Es fundamental para que la sociedad siga creciendo y llevarla desde abajo para que vengan arriba, y no desde arriba para abajo. Nivelar hacia arriba. Para que deje de ser elitista y para que deje de ser algo diferente… no encuentro la palabra adecuada.
A un niño que se le empieza a dar danza clásica o folclórica, música o teatro, lo preparás para el desarrollo de la vida. Lo preparás para todo, para salir al mundo. Con una cultura, una educación que pueda estar a la par. También es un sacrificio todo ese aprendizaje, y la vida es un sacrificio, pero un sacrificio hermoso. También que se le enseñe que al trabajo hay que respetarlo, hay que amarlo. Que no sea una carga.

PH: Marcelo Lombradi

Cuando uno puede elegir y tiene las herramientas…

Sí, pero aunque no puedas elegir.  Ir a tu trabajo te da tu alimento, así que hay que tratar de buscarle el lado positivo. Si igual lo vas a tener que hacer. Entonces hay que estar orgulloso de lo que estás haciendo y si no pudiste hacer lo que vos quería…bueno tratá de hacerlo como hobby.
Tenemos que cambiar muchas cosas y eso depende de nosotros no de los políticos solamente. Creo que como sociedad ese es el cambio que tenemos que hacer porque sino vamos a estar siempre en la misma rueda. Cuando estamos arriba estamos divinos y cuando estamos abajo, estamos abajo. Y la idea es que cuando estemos arriba saltemos a otra rueda aún más grande, y así sucesivamente. Los países nórdicos y otros países están a un nivel más allá, con sus problemas, pero por lo menos con educación, cultura y trabajo. Mirá China, están haciendo teatros por todos lados. Están cultivando a su pueblo que por años no lo tuvo y saben que eso es necesario para la felicidad de la sociedad. Porque ellos quieren ser los mejores y saben que eso es parte del camino.

¿Qué le recomendarías a los jóvenes que quieren hacer de la danza  su medio de vida?

Les diría más que nada a la familia que tienen que apoyarlos en la elección. Que empiecen a los 6 o 7 años porque les va a resultar mucho más fácil después. Que la familia esté apoyando, que prepare al chico y que se preparen ellos también, porque quizá no todos tienen la posibilidad de llegar. Que nunca dejen la educación de lado, ya que esta es una carrera muy sacrificada pero muy linda. No es un sacrificio de película, de esa cosa que muestran.

Como el Cisne Negro…

El Cisne Negro…y hay series también… Y no es todo así . Porque si uno lo hace es porque lo siente. Hacer algo que vos sentís te hace bien. El sacrificio está en todas las carreras, no es diferente. Pero tiene que tener la contención de la familia porque quizá, por el físico o porque nunca se da el momento, no puede seguir en esta carrera. Hay que estar preparado. Y saber que si eso pasa, no es el fin del mundo. Uno puede seguir como hobby, además hay diferentes estilos de danza.
Tiene que tener una disciplina, una constancia y muchas horas de práctica. Esto no es algo que lo podés hacer con una hora diaria, no sirve. Entonces les digo, e insisto sobre todo a la familia, que los apoye, que apoye lo que el niño quiera.

Para leer la entrevista completa: 

https://issuu.com/musicaclasicaba/docs/mcba5_completa

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