El jueves 22 se presenta en el Teatro Coliseo el virtuoso mandolinista Avi Avital junto a la Orquesta De Cámara L´arte Del Mondo con Werner Ehrhardt como Director. Desde MCBA conversamos con el talentoso músico israelí para conocer más sobre su vida, su música y su particular instrumento.
Por Maxi Luna.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos con la música?
Hay dos recuerdos distintos que tengo con la música, uno es a muy temprana edad y además es la anécdota favorita de mi madre en las reuniones familiares como un mito, pero que también tiene algo de verdad, y es que ya desde que era un bebé mis juguetes favoritos eran instrumentos musicales, tambores de plástico, flautas y ese tipo de cosas que hacen ruidos y música.
En relación a la música clásica, recuerdo tener 4 o 5 años, en nuestra casa teníamos un reproductor de discos y había un vinilo que realmente me gustaba mucho escuchar: “Las 4 estaciones” de Vivaldi. Recuerdo que mi favorito absolutamente era “El invierno” y siempre pedía que lo pusieran. Más tarde cuando crecí escuché la obra en concierto y estaba bastante confundido porque lo que pensaba que era el Invierno descubrí que en realidad era el “Verano”. Si puedes recordar el “Verano” está lleno de tormentas, el tercer movimiento es todo acerca de una terrible tormenta, con truenos y viento. Es increible como Vivaldi puso esto en música de manera que uno realmente puede sentir la tormenta. Yo como un niño de 4 años, creciendo en Beerseba, en la parte sur de Israel, nunca vi una lluvia en verano, allí solo se produce en invierno y es por esto que, incluso sin saber que Vivaldi escribió intencionalmente sobre una tormenta, para mí era definitivamente el Invierno y lo seguí creyendo cada vez que la escuchaba, hasta que tuve 16 años por lo menos.
¿Cómo y cuándo empezaste a estudiar música? ¿Cómo llegaste a la mandolina?
Comencé a tocar la mandolina a los 8 años. Tenía un vecino que tocaba el instrumento y al que yo siempre escuchaba, y me enamoré de su dulce sonido. Por eso fue uno de los primeros instrumentos musicales que conocí y creo que fue algo que les pedí mis padres. Comenzó como una actividad después de la escuela en el conservatorio local. Dos años más tarde ingresé a la orquesta de mandolinas juvenil. Así fue como comenzó mi amor por la música y por la mandolina.
¿Qué aprendizajes te dieron tus profesores?
Siempre fui bendecido por maestros realmente asombrosos, esa es la clave en todo músico profesional. Estoy seguro de que todos recuerdan a un maestro o a varios maestros, que los hayan influenciado de manera crucial para convertirse en músicos. Hasta que cumplí los 23 años mis maestros ni siquiera eran intérpretes de mandolina, sabían un poco del instrumento, pero eran en realidad violinistas. No había profesores de mandolina en la institución en la que estudié en Jerusalem así que fue un profesor de violín el que me guió a través de la carrera. Tocaba repertorio de violín en la mandolina, así que lo más importante que aprendí no fueron para nada cuestiones técnicas sino los aspectos musicales, como el fraseo, los elementos poéticos, lo que representa el corazón de la música, lo que considero más importante que la técnica. Me enseñaron cómo expresar la música, como una poesía o una pintura y usar todas estas referencias de otras artes para comprender de manera realmente profunda el significado de la experiencia artística que le brindas al oyente.
Luego como tenía que expresar todas estas cosas tuve que desarrollar la técnica, como algo muy importante también, pero que para mí está en segundo lugar y que debe servir a la expresividad de la música.
¿Cómo describirías tu instrumento?
La Mandolina tiene una voz muy dulce. Si miramos a la familia de instrumentos de cuerda pulsada descubrimos que a cada lugar que vayamos, cada cultura, cada música, tan ancestral como pueda ser, tiene instrumentos de cuerda, parientes lejanos de la Mandolina, como el principal instrumento melódico, como el Citar en la música india, el Buzuki en la música griega, la Balalaika en rusia, el Pipa en china, el Tar en persia, en sudamérica ustedes tienen el Charango, el Tres. La razón de esto es que siempre en la evolución de los instrumentos musicales el concepto de los de cuerda pulsada es muy intuitivo, muy inmediato y para mí es muy encantador. Pulsas la cuerda y el sonido emerge, lo veo incluso con los niños como se maravillan con la posibilidad de hacer música de manera inmediata, a diferencia quizás de un instrumento de viento o de arco con los que realmente tenés que saber cómo producir un buen sonido.
La mandolina tiene también muchos secretos, por todas estas referencias ancestrales, que todavía están por ser descubiertos completamente. Disfruto el hecho de que no sea todavía un instrumento tan familiar en las salas de concierto como el piano o el violín, lo que me da la oportunidad de ofrecer a las audiencias un sonido realmente nuevo y fresco que quizás no escucharon anteriormente.
¿Qué nos podés decir sobre el tiempo que pasaste estudiando en Italia?
Fui a italia cuando tenía 23 años, luego de graduarme del conservatorio. Como comentaba antes mis maestros eran violinistas, así que decidí ir a italia a investigar el repertorio y las técnicas tradicionales. Encontré un maestro para adquirir esa pieza del rompecabezas que me faltaba para ser un profesional de la Mandolina.
Vivir en Italia fue una experiencia formativa en mi vida, es un lugar en el que la belleza y la estética tienen un alto valor y son algo natural en la vida de todos. Eso se ve en la arquitectura, los edificios, la naturaleza, todo es hermoso, la moda, la comida. En todo, la estética y la belleza aparecen muy presentes en la gente y en el día a día. Eso para un músico, para un artista en general, es muy importante, ya que uno de los aspectos de ser artista es la continua tarea de buscar la belleza y crearla. Así que este elemento fue muy importante en la formación. Todo en definitiva me sirvió para convertirme en un artista en esa época de mi vida.
¿Fue difícil abrirse camino en el mundo clásico con un instrumento que no está muy asociado con él?
Yo preferiría usar la palabra desafiante porque enfrente mío tambien estaban todas las ventajas de convertirme en un intérprete profesional de Mandolina. Cuando comencé ningún productor, director de teatro, manager de orquesta, pensaba “debemos tener a un mandolinista tocando con nosotros”. Nadie estaba esperando que yo fuera a tocar, por lo que tuve que iniciar muchos de los proyectos yo mismo. Ahora, gracias a Dios, es un poco diferente, pero todos estos desafíos fueron finalmente una bendición, los veo como ventajas y no como desventajas porque tuve la oportunidad de ofrecer algo que era nuevo en la sala de concierto, que era fresco en el contexto de una forma de arte bastante tradicional en la música clásica, y me forzó a mí a ser muy creativo y muy proactivo acerca de los proyectos que hago.
Sé que tengo una doble responsabilidad como intérprete de mandolina, más que cualquier pianista o violinista, de realmente crear una performance superlativa para la audiencia, si me dan su confianza, liberan su tarde, compran su ticket y contratan a una niñera para poder ir a un concierto de mandolina, realmente debe ser especial. Sentía, y aun siento, esa responsabilidad en un cien por ciento cada vez que doy un concierto. Tiene que ver desde luego con el hecho de que la Mandolina es un instrumento inusual y tengo la responsabilidad en mis hombros de probar al mundo y darles una experiencia de alta calidad musical con este instrumento.
No hay mucho repertorio original dedicado al instrumento en la música clásica, además de Vivaldi, pero haces muchos arreglos y también encargaste piezas originales. ¿Qué nos podés contar sobre esto?
Eso es verdad, no hay mucho repertorio original para Mandolina en música clásica. El compositor más famoso en escribir para el instrumento fue Vivaldi quien compuso dos conciertos, Beethoven compuso 4 pequeñas sonatas, Mozart escribió un aria en “Don Giovanni”, y eso es casi todo en relación a los grandes compositores. En la historia de la música clásica la Mandolina fue considerado un instrumento más amateur o de salón y no de concierto, es por eso que los grandes nombres de los compositores que conocemos no escribieron para el instrumento. Hay música escrita pero por compositores menores que no figuran en los libros de historia. Eso significa que la mayor parte de mi vida he interpretado arreglos de piezas escritas para otros instrumentos. Interpreto compositores como Bach, al cual lo tocó en casi cada concierto desde que empecé en la música. Por supuesto su música es divina y su absolutidad le permite ser ejecutada en distintos instrumentos y tener el mismo impacto. Así que arreglar es algo que hago bastante a menudo.
Además de eso y el poco repertorio escrito para la mandolina, también toco mucha música contemporánea, he encargado más de 100 obras nuevas para el instrumento, como solista, conciertos o música de cámara. Espero poder corregir estos vacíos históricos en los que los compositores no consideraban a la Mandolina como un instrumento de concierto. Ahora a partir de este momento, los compositores vivos, también de gran importancia, están escribiendo para él instrumentos y la están considerando como un instrumento de concierto. Espero que esto contribuya a una masa crítica de repertorio de alta calidad artística para las generaciones venideras.
Sos muy activo en la grabación de música, ¿que podés contar sobre este aspecto tuyo? ¿Qué buscas cuando decidís hacer un nuevo álbum? ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Por supuesto es una parte muy importante de mi trabajo documentar y hacer accesible musica hermosa a mucha gente para que la escuche alrededor del mundo. Igualmente existe una gran diferencia en la experiencia de escuchar música en vivo en un concierto y hacerlo a través de una grabación, en tu hogar, manejando o yendo al gimnasio. Mi actividad principal sigue siendo la realización de conciertos. Creo que es una experiencia artística que tiene un valor mucho mayor al de escuchar una grabación. La diferencia entre la música grabada y en vivo es algo así como la diferencia entre el teatro y el cine. En un concierto, en una situación en vivo, el material, la energía con la que él intérprete trabaja es la audiencia; los oyentes son una parte activa, aunque sólo se sienten en silencio y no se sientan necesariamente como parte, lo son. Esto hace que cada velada sea única y especial.
La grabación es algo más artificial, grabás pequeñas piezas y luego las editás para mejorarlas, y por supuesto los detalles en la grabación son mucho más importantes. Por ejemplo si tomamos de nuevo la diferencia entre cine y teatro, en teatro el pestañeo de un ojo de un actor es algo que no ves de acuerdo a donde estés sentado pero en el cine, si hay un close up, cada pequeño movimiento de la cara tiene una expresión y un significado que puede ser usado por actor, el director o el editor. En las grabaciones, siguiendo este ejemplo, cuando hago música barroca pretendo que todos los pequeños elementos estén más ornamentados y en general hay mucho más énfasis en los detalles. También tenés la oportunidad de producir cosas que en la sala de concierto pueden pasar de largo a diferencia de si tenés auriculares cerca de tus oídos.
Documentar mi trabajo y hacerlo accesible es algo extremadamente importante. Yo mismo disfruto escuchando música grabada tanto como ir a conciertos.
Hace unos años te vi tocar en Buenos Aires en un evento poco convencional, con djs, música electrónica, bebidas, algo muy raro para la música clásica, pero me pareció muy interesante. ¿Te gusta experimentar, fusionar estilos y mundos?
El evento es algo llamado “Yellow lounge” y fue arreglado por Universal Music y la Universidad para las Artes, que honestamente ahora no recuerdo el nombre (Se refiere a la Universidad Nacional de San Martín). Se trataba de ofrecer música clásica de una manera diferente en un ambiente distinto y alternativo. Era un lugar más parecido a una discoteca, porque era un ambiente estimulante y no solo para los oídos sino también visualmente, con video arte y diseño de luces. Era muy especial. La atmósfera era más alternativa, la gente podía socializar y escuchar música clásica, no en el formato que quizás alguna gente joven podría encontrar un poco aburrido, rígido o fuera de tiempo.
Estas son cosas que por supuesto me gusta mucho hacer y también asistir. Creo que la música por sí misma es poderosa así que cuando llega a los oídos de los oyentes tiene un impacto y es hermosa. El contexto de la ceremonia de escuchar un concierto de la manera tradicional en que lo conocemos es en la sala de conciertos, con los códigos, la ceremonia de la gente que sube al escenario, no aplaudir entre movimientos, los músicos saludan empiezan a tocar, cuando terminan se aplaude, etc. También hay códigos acerca de la ropa, de la audiencia y definitivamente de los músicos, especialmente si se trata de una orquesta, y así en general. Esta es la forma tradicional, pero toda otra forma por supuesto es interesante. Ver que cuando rompes estas reglas y lo ofreces de manera diferente o en un contexto diferente, con códigos distintos, puede atraer a audiencias distintas y realmente cambiar la experiencia, y si está bien hecho entonces cambia para bien. Así que me encantó hacerlo y tengo grandes recuerdos de esa experiencia.
¿Qué van a descubrir las personas que no están tan familiarizadas con vos en tus próximos conciertos en Buenos Aires?
Bueno espero que disfruten el concierto (risas). Creo que para la mayoría de la gente, sino me equivoco, será la primera vez que vean a una Mandolina junto a una orquesta en vivo tocando música clásica y espero que disfruten este descubrimiento. La Mandolina es un instrumento hermoso, muy poco familiar, además probablemente escuchen piezas que quizás conozcan muy bien, como el Concierto para violín en La menor de J.S.Bach o el Concierto para laúd en Re mayor de Vivaldi. Son obras famosas que algunos reconocerán muy rápidamente pero por supuesto en la Mandolina. Espero ofrecerle a la audiencia un punto de vista diferente, de escuchar estas obras con este sonido tan particular en vez del violín o el laúd. En definitiva ofrecer una escucha fresca de obras muy familiares.
ORQUESTA DE CÁMARA L´ARTE DEL MONDO. Con Werner Ehrhardt como Director, y Avi Avital en mandolina. |
JUEVES 22 DE AGOSTO A LAS 20.30 HS. EN EL TEATRO COLISEO. |
PROGRAMA Concierto RV 93 en Re mayor para mandolina y orquesta, de Vivaldi. Concerto grosso Nr.5 en Re mayor op. 6, de Dall´Abaco. Concierto para violín, cuerdas y bajo contínuo en la menor, BWV 1041 de Bach. Sinfonía Nº10 para cuerdas en si menor, de Mendelssohn-Bartholdy. Ciaconna para Partita para violín en re menor BWV 1004 (solo de Mandolina), de Bach. Danzas Rumanas (6) BB 68, Sz.56 de Bartók (arreglo para Mandolina y Orquesta, de Avi Avital). Danzas Españolas para mandolina y orquesta (arreglo de Avi Avital), de Falla. https://www.ticketek.com.ar/orquesta-de-camara-larte-del-mondo/teatro-coliseo |