El violonchelista Rafael Delgado dio cátedra con arco y pizzicato en medio de un repertorio multigénero.
Por Natalia Cardillo.
Domingo por la noche. Dos cellos, una flauta, un piano, una guitarra y una completísima percusión que embelleció todos los tempos y más allá también. Una velada donde, por ejemplo, Hermeto Pascoal y Bach sonaron juntos y entrelazados. Un momento donde la música demostró, una vez más, que es el más universal de los idiomas. Donde quedó plasmado que el eclecticismo es más que virtud y que no es simplemente una caprichosa forma de hacer música, si no que puede ser la esencia misma del proceso creativo. Dicen que hay tantas maneras de ver la vida como personas hay; así, del mismo modo, hay tantas formas de amalgamar las músicas aparentemente más dispares. Eso se logra con entrega y vuelo. Y esto es lo que sobra en la interpretación de Rafael Delgado y su quinteto. El reconocido violonchelista, arreglador y compositor, volcó toda su impronta interpretativa, tal cual es; intensa y liviana, sutil y apasionada al mismo tiempo. “Chelfie 1 Territorios”; así se denomina el disco que fue presentado en Café Vinilo el pasado fin de semana y que se presentará nuevamente el próximo 26 de septiembre en Hasta Trilce (Maza 177, Ciudad de Buenos Aires). Allí volverán a sonar entre otros ritmos, Zamba, Folk afroperuano, Chamamé, Jazz, Samba brasilera y Tango; todo bañado en los colores del Clásico y el Contemporáneo, el contrapunto Barroco, los juglares del Medievo, la delicadeza del Romanticismo y el común denominador del sonido central e incomparable de los dos cellos de Delgado, que de común tienen nada. Lo acompañan Victoria Polti en flauta traversa, Leandro Cacioni en guitarra eléctrica, Mariano Agustín Fernandez en piano y teclados, y Mario Gusso en percusión. El anticipo de “Chelfie 2” también se dejará escuchar esa noche en el teatro bar de Almagro, en un viaje de ida, donde zarpar es un arribo a la génesis de todas las grandes músicas.