La orquesta juvenil OABA: su gran aporte a la formación músicos y su situación actual.

Imagen de Convocatoria-Audiciones 2015-Orquesta Académica de Buenos Aires

El miércoles 26 de septiembre la Orquesta Académica de Buenos Aires (OABA) dio su último concierto hasta nuevo aviso. Por tal motivo nos acercamos a charlar con su director, el Maestro Carlos Calleja, para repasar la historia de la orquesta y el rol que tuvo en la formación de muchos jóvenes músicos a lo largo de sus 10 años de vida.

 

Por Lucila Bruno.

 

Lo que diferencia a la OABA de otras orquestas es en el enfoque particular que le dieron a la formación de sus músicos. Carlos Calleja remarca que “la OABA nunca fue un lugar de tránsito, de pasaje a otra instancia mejor”. En sus inicios cuando se disolvió la Orquesta académica del Teatro Colón, Carlos y quienes integraban ese organismo se volvieron a armar inmediatamente para conformar un nuevo espacio de formación juvenil, pero con una idea superadora: quienes estudiaran en la orquesta pasarían a  formar  parte de la misma. Así se devolvía el esfuerzo, hacía crecer al organismo y se lo mantenía vivo y tocando.

Calleja destaca que lo más importante no era el nivel  técnico, sino la mentalidad de trabajo en equipo. Buscaba reflejar la importancia para cada integrante de tener un lugar dentro de un organismo de estas caracteristicas. En este lugar es donde se evidencia un proyecto realmente emancipador, porque lo buscado tanto por Calleja como por Luis Belforte y Carlos Jaimes (directores asistentes, que luego pasaron a trabajar como co directores de la orquesta) era mostrar a los jóvenes lo que significa ser parte de una orquesta, ser un músico profesional y valorar la profesión. Principalmente tener conciencia de que  ser un músico de orquesta es mucho más que pertenecer a un gran amontonamiento de gente.  Calleja enfatiza que “siempre se buscó que en sus integrantes quedara claro cuál es la verdadera  función de tocar dentro de una orquesta, de qué manera y con qué actitud”.

Jóvenes instrumentistas encontraban un lugar en la OABA que les era propio y los empoderaba para continuar su carrera profesional. El recorrido de sus integrantes incluía ensayos, tocar en los más diversos conciertos, compartir filas con instrumentistas profesionales reconocidos en todo el país, actuar como orquesta acompañante de ballets y óperas, entre otras tantas actividades. Con esta basta experiencia quienes dejaban la orquesta lo hacían  para trabajar profesionalmente en los organismos más prestigiosos del país como la Orquesta Estable del Colón, la Sinfónica Nacional , etc.

 

 

El maestro Calleja destaca:  “que hay un “espíritu” de la orquesta que es formador, una idea común que conduce la actividad, tanto para los integrantes como para los directores. Son horas y horas de fogueo” características particulares que construyen al cuerpo de esta orquesta juvenil en un espacio valioso.

Es por ello que el freno de las actividades de la OABA es movilizador y frustrante. Sus  integrantes estuvieron enterados desde principio de año de que la orquesta no contaba con la solvencia económica necesaria para sostener un programa anual. De todas maneras se quedaron en sus filas por los tres meses que estaban asegurados y frente al cese de actividades se comprometieron a volver en cuanto la OABA retome sus actividades porque reconocen el espacio como propio, son parte del “espíritu” de la OABA.

Lucila Bruno.

 

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