
Galardonado con el premio ICMA Artista del Año, el director, clavecinista, maestro de coro y compositor Leonardo García-Alarcón ha desarrollado una trayectoria que abarca la interpretación, la recuperación de repertorios y la composición, con una visión que trasciende lo histórico. En una conversación exclusiva con MusicaClasicaBA, nos cuenta lo que siente sobre este premio, reflexiona sobre su carrera y comparte sus proyectos futuros.
Por Virginia Chacon Dorr
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El galardón será otorgado a Leonardo García-Alarcón, entre otros prestigiosos ganadores de distintos rubros, el 19 de marzo de 2025 en la Tonhalle de Düsseldorf. Argentino y oriundo de La Plata, ha consolidado una trayectoria que abarca la ópera, la música coral y la dirección de conjuntos como Capella Mediterranea. Además, su espacio -La Cité Bleue- ha abierto un espacio para la creación e interpretación musical en Ginebra, reflejando su permanente búsqueda artística.
¿Qué significado tiene para usted recibir el premio ICMA Artista del Año en este momento de su carrera?
Es una oportunidad para detenerme y observar el camino recorrido desde que me fui de Argentina a los 19 años y llegué a Ginebra, hasta hoy, cuando Capella Mediterránea, mi orquesta, ha desarrollado una trayectoria extraordinaria en diversas casas de ópera en todo el mundo. Hemos grabado más de 30 discos junto con el coro de cámara de amigos, que dirijo y con el cual hemos participado en los festivales más prestigiosos. Además, he podido componer mi Pasión Argentina.
También ha sido fundamental para mí inaugurar mi propio teatro en Ginebra, la Cité Bleue, un espacio concebido por y para músicos, donde realizamos teatro musical, coreografía, danza y proyectos en torno a la poesía y la ópera, siempre a partir de ideas originales que nacen de los músicos. Este reconocimiento tiene un significado especial porque siento que los críticos han querido darme un aliento para continuar en este camino.
Es un premio que valoro mucho, no solo a nivel personal, sino también porque representa un reconocimiento para todos los equipos que me rodean. Cuento con más de 60 personas en Suiza, Francia y Bélgica que me apoyan de manera constante. Y, sobre todo, para mi esposa, Mariana Flores, quien es la columna vertebral de mi carrera.
«Uno de los aspectos fundamentales de nuestra interpretación es alejarnos de la idea de que el pasado es solo patrimonio. Buscamos devolverle a la música sus colores originales, y en eso me siento muy argentino, muy platense.» – Leonardo García-Alarcón
La gala del ICMA presenta un repertorio diverso. ¿Para usted cobra algún sentido particular dirigir la Obertura de «Music for the Royal Fireworks» de Händel en este contexto?
Elegir esta extraordinaria obertura de Händel para la gala del ICMA es, de algún modo, un homenaje, especialmente porque se interpretará en Düsseldorf.
Es un tributo a un músico alemán al que admiro profundamente, un compositor extraordinario, y más aún con esta obra, que es una música de festividad. Por eso consideré que era la pieza ideal para dirigir con los músicos. Es una música de la que no hay retorno. Como decía Mozart sobre Händel, «golpea como un rayo» y no tenemos posibilidad de elegir si nos gusta o no. Händel es siempre extraordinario en cualquier contexto.
Su trabajo con la Cappella Mediterranea ha sido fundamental en la interpretación del repertorio barroco en la actualidad. ¿Cuáles son las claves que considera que han aportado usted y el ensamble para acercar esta música al público?
Con Capella Mediterránea hemos abordado repertorios que abarcan seis siglos de música, incluyendo también la música contemporánea. Hemos trabajado el barroco latinoamericano, el tango, el folclore latinoamericano y la ópera italiana, ya sea veneciana, napolitana, oratorios sicilianos o romanos. Por supuesto, también hemos interpretado repertorio francés, como la ópera Atys de Lully; y todo lo relacionado con Bach ha sido fundamental para mí, porque es la base de mi vocación musical.
Asimismo, hemos descubierto obras olvidadas en la Biblioteca Nacional de Francia, como Ercole Amante de Antonia Bembo o Gerusalemme Liberata del Duque de Orleans, regente de Francia.
Debe ser una recompensa excepcional para su labor el descubrir una obra y permitir que vuelva a ser escuchada.
Fueron momentos extraordinarios, como también lo fue el hallazgo de música española en la Catedral de Toledo y en la Biblioteca Nacional de Madrid, o el redescubrimiento de grandes operistas portugueses.
La Capella se lleva bien con la creación actual también…
Hemos impulsado la creación de nuevas obras para Capella Mediterránea, con compositores que escriben para nosotros utilizando instrumentos antiguos. Además, hemos interpretado óperas de Cavalli en el Festival de Aix-en-Provence.
Uno de los aspectos fundamentales de nuestra interpretación es alejarnos de la idea de que el pasado es solo patrimonio. Buscamos devolverle a la música sus colores originales, y en eso me siento muy argentino, muy platense.
¿Cómo influyeron sus orígenes en este sentido?
Creo que una de las claves ha sido haber nacido en La Plata. Entrar a la Catedral de La Plata, donde todo es nuevo y resplandece, donde se respira el perfume de los vitrales recién hechos, la piedra aún intacta, el piso brillante, es una experiencia que nunca viví en una catedral gótica europea, porque allí todo es antiguo.
Cuando veo un manuscrito de Bach, quiero sentir lo mismo que él sintió al componerlo: en su momento, no era una partitura antigua, era nueva. Por eso me gusta darle a la música los colores como si hubiera sido escrita ayer. Eso es lo que me mueve: la música antigua no existe, la música que se toca es siempre moderna.
¿Cuáles son sus próximos proyectos después de este reconocimiento?
Uno de mis proyectos en mi teatro es la creación de una ópera sobre los dinosaurios, encargada al compositor alemán Thomas Henninger, radicado en Suiza. La obra plantea un drama social donde los dinosaurios dominan el mundo, los mamíferos representan la clase obrera y los seres humanos construyen un arca junto a Noé para ayudar a los mamíferos a escapar. Este proyecto se realizará en Ginebra.
También llevaremos adelante una obra inspirada en el Libro de Job, que he encargado a Michel Petrossian, un gran compositor francés de origen armenio. La ópera abordará el dolor humano en tiempos de guerra y la dominación de unos países sobre otros.
¿Seguirá visitando otras latitudes?
En la Ópera de París, estrenaré Ercole Amante de Antonia Bembo, una obra que encontré en la Biblioteca Nacional de Francia. Fue un encargo del rey Luis XIV que nunca llegó a interpretarse en su época.
Con Capella Mediterránea realizaremos una gira por Canadá y Estados Unidos con L’incoronazione di Poppea de Claudio Monteverdi. También crearé una obra basada en sus tres óperas, titulada Grotesque, que se presentará en La Monnaie, el Teatro Real de Bruselas.
Además, dirigiré La flauta mágica en el Festival de Aix-en-Provence este verano y, por primera vez, en el Festival de Bayreuth en Alemania, presentaré Pompeo Magno de Francesco Cavalli, una ópera veneciana absolutamente extraordinaria que será un estreno mundial.
¿Hay planes relacionados a la música y geografía latinoamericana?
Continuaremos explorando el barroco latinoamericano con nuevas piezas halladas en Guatemala y Bolivia, en un espectáculo que he titulado La fiesta barroca.
Recrearemos María de Buenos Aires en su versión original en el Teatro de Ginebra. Con Capella Mediterránea, seguiremos realizando giras con oratorios y óperas en distintas partes del mundo, especialmente junto a Mariana Flores, mi esposa, quien es el faro vocal del grupo. También haremos una gira que incluirá presentaciones en São Paulo y Río de Janeiro con Les Indes Galantes de Rameau, una de las producciones más exitosas de la Ópera de París. La interpretaremos en noviembre de 2025 en la Ópera de São Paulo.
Y, por supuesto, aún me queda pendiente poder volver al Teatro Colón.
Además, presentaremos mi pasión que he titulado Pasión Argentina, inspirada en el Evangelio de Judas, un manuscrito descubierto en Egipto en 1976 y que actualmente se encuentra en Ginebra.