En una puesta llamativa (entre despojada y tecnológica) y con grandes interpretaciones en general, Celebrarte Música presentó “La Cenerentola” de Gioachino Rossini, pensando en el disfrute de toda la familia para las vacaciones de invierno.
Por Leila M. Recchi
“Esto es un nudo enmarañado…” (Questo è un nodo avviluppato) cantan los personajes de “La Cenerentola” llegando casi al final de esta ópera belcantista, y podríamos decir que es una buena descripción de la historia que estamos presenciando. Aunque basada en el cuento de hadas, la trama posee condimentos diferentes a la Cenicienta de Charles Perrault que todos conocemos. Para empezar, no tenemos una Madrastra sino un Padrastro. Tampoco hay Hada Madrina y transformación mágica, sino el filósofo y tutor Alidoro, que irrumpe disfrazado de mendigo para comprobar la bondad de nuestra heroína y llevarla al baile. ¿Y el zapato de cristal? No existe, y lo reemplaza un brazalete que Angelina le dá al príncipe para que la busque. Todo esto responde a dos factores de época que Rossini debió contemplar: que no se podían realizar efectos especiales, y que en la sociedad existían ciertos rasgos patriarcales, donde la voz y presencia masculina calaban con otra dimensión en el público. A pesar de esto, la historia puede seguirse y disfrutarse, y más si la representan intérpretes de gran nivel.
Siendo las 19.30hs puntual, comenzó a sonar la obertura e inmediatamente apareció la proyección del video mapping. ¿Qué es esto? Una serie de proyecciones que se despliegan sobre una superficie para generar la sensación casi 3D. Aquí, la apuesta fue doble, con un fondo que simulaba la escenografía en retratos animados y un telón frontal con imágenes más casi oníricas, quedando los cantantes en medio de ambos. De a momentos, el efecto no lograba lucirse de la mejor manera, ya que un doblez en el mencionado telón frontal traspasaba la escena, y a veces la iluminación no permitía distinguir bien la acción. Pero de todas formar, es una propuesta muy interesante, original si hablamos de una puesta independiente, y que puede generar el efecto de inmersión para la audiencia.
Musicalmente, la orquesta sonó muy afianzada y con un nivel altísimo. Esto es uno de los logros de Celebrarte Música, que convocó a instrumentistas de trayectoria junto a otros en formación, llegando a una sonoridad pareja y que transmitía seguridad. Podían distinguirse perfectamente cuerdas, vientos, percusión y clavecín (en los recitativos), y a la vez sonar empastados y con carácter. La batuta de Facundo Sacco fue fundamental para lograrlo, siempre con una cuota equilibrada de carácter y sensibilidad.
La historia de la joven explotada por sus hermanastras y padrastro, que se enamora de un príncipe con quien termina reinando y perdonando a quienes le han hecho sufrir porque es, ante todo, bondadosa, fue interpretada magníficamente por la mezzosoprano Daniela Prado. Este tan complejo papel, que recorre toda la tesitura, pasando tanto por línea como por coloraturas, le permitió lucirse y demostrar el alto nivel vocal que maneja. También se destacó el Tenor Norberto Miranda como Príncipe Don Ramiro, con logrados agudos y sobreagudos, además de un timbre brillante y cálido. El Barítono Juan Ignacio Suares Christiansen, con una cuota de humor, fue el simpático Dandini, y Augusto Nureña Santi, de nivel siempre aplaudible, como el ya mencionado Alidoro, fue central para la trama. Mención más que especial para las hermanastras Clorinda (Paula Alba/Vanina de Bonis) y Tisbe (Laura Benitez Silenzi/Bibiana Fischy), y el Padrastro Don Magnífico, de la mano de Emiliano Rodríguez, todos de gran vocalidad y actuación, robándose la escena por momentos con sus logradísimos personajes. Queda mencionar al coro masculino, un octeto formado por la compañía con cantantes de distintos niveles, que si bien a veces se perdían detrás de la orquesta lograron por lo general un correcto empaste.
Además del citado video mapping, la estética visual la conformaron los vestuarios de Tamara y Romina Pirillo, cuidados y de correcto balance en color y textura.
Es importante mencionar la misión de las compañías líricas independientes para acercar la ópera a distintos públicos y escenarios, además de servir como pantalla y experiencia para cantantes y músicos instrumentistas. Con antecedentes como Juventus Lyrica, Buenos Aires Lírica, Dov’è la bussola?, Ópera Festival Buenos Aires o Compañía Lírica Verdi, hoy Celebrarte Música apuesta a producciones interesantes entre títulos célebres y otros quizás no tan representados en las grandes salas. Fundada en 2017 de la mano de la Soprano Paula Alba y de su madre, la actriz Patricia Palmer, cuenta también con Leandro Sosa y Facundo Sacco, en dirección escénica y musical respectivamente.
La ópera es un arte lírico que, a veces, parece complejo, hasta anticuado y cooptado por ciertos sectores socioeconómicos. Pero la realidad es que, a pesar del paso del tiempo, mantiene su magia, tocando a intérpretes o público por igual. Sigamos, entonces, apoyando y celebrando las propuestas que nos acercan al llamado arte total.
Ficha técnica
“La Cenerentola, ossia la bonta in triunfo” (La Cenicienta, o la bondad triunfante), ópera jocosa en dos actos con puesta de Celebrarte Música. Música de Gioachino Rossini, libreto de Jacopo Ferretti basado en el cuento de Charles Perrault. Intérpretes: Daniela Prado (Angelina, la Cenerentola), Norberto Miranda (Don Ramiro), Juan Ignacio Suares Christiansen (Dandini), Emiliano Rodríguez (Don Magnífico), Paula Alba (16) / Vanina de Bonis (23) (Clorinda), Laura Benítez Silenzi (16) / Bibiana Fischy (23) (Tisbe), Augusto Nureña Santi (Alidoro), Coro y Orquesta de Celebrarte Música. Dirección Escénica: Leandro Sosa. Dirección Musical: Facundo Sacco. Pianista Preparador: Fernando Britos. Vestuario: Tamara y Romina Pirillo. Maquillaje: Miguel Saldaña. Mapping: Leandro Sosa / Leandro Petrozzino. Teatro IFT, Sábados 16 y 23 de Julio a las 19.30 horas.