Dos pianos: Un destello de la amistad entre Martha Argerich y Sergei Babayan.
Por Carlos Romero para MusicaClasicaBA. PH. PRENSA TEATRO COLÓN / ARNALDO COLOMBAROLI.
En el cortometraje The Alchemy of Discovery – Martha Argerich and Sergei Babayan producido por Ali Habashi, Martha Argerich considera que tocar con Babayan es “una cosa de alquimia – un descubrimiento”. Por su parte, Babayan declara que subirse al escenario con ella es como estar en una conversación con una divinidad, en donde “uno no puede ser mundano u ordinario… Martha, de alguna forma, logra sacar lo mejor de ti”.
El Teatro Colón fue testigo de esta amistad musical entre estos dos pianistas consagrados. Los que estuvimos presentes pudimos notar la simbiosis entre ambos, desde su forma de ingresar al escenario tomados de la mano, hasta la decisión poco frecuente de colocar los pianos en sentido opuesto con los teclados en el mismo eje, de forma tal que les permitiera estar más cerca para observarse mutuamente los movimientos, pero también para amplificar el efecto estéreo producido por los dos en la fusión del sonido que lograron efectuar.
El programa incluyó en gran parte, novedosas transcripciones para dos pianos de diferentes obras escénicas de Sergei Prokofiev. El interés por la obra de Prokofiev es algo que Babayan comparte con Argerich desde que iniciaron su amistad en 1991. Cada uno, en su propia trayectoria musical llena de diferentes experiencias personales y profesionales, encuentra en el compositor ruso un universo fascinante. Sergei Babayan le comentó a Argerich su idea de realizar una transcripción para dos pianos de algunas piezas del ballet Romeo y Julieta, Op. 64, con el fin de poder tocarlas junto a ella. Martha Argerich quedó muy interesada por la propuesta y un tiempo después, él le dedicaría las transcripciones de 12 movimientos de Romeo y Julieta.
En esta ocasión, en la primera parte del concierto, la audiencia tuvo el privilegio inigualable de presenciar el resultado de ese ambicioso trabajo, plagado de pasajes de altísima dificultad técnica para el piano planteadas por Babayan en la partitura, pero que ambos artistas lograron atravesar sin problemas y de manera alucinante en su ejecución. Es evidente la dedicación, el cuidado y el amor con el que Babayan transcribió estos movimientos para dos pianos; aspectos sustraídos no sólo de su admiración por Prokofiev y Martha, sino también de la misma historia shakesperiana de amor entre Romeo y Julieta.
El público quedó cautivado de principio a fin. Desde el Prólogo, con su comienzo que acecha al espectador, invadido por los acordes monorrítmicos en el registro más grave de ambos pianos; continuando con la muy conocida Danza de los caballeros interpretada por ambos con gran magnitud e ímpetu; pasando por diferentes danzas que colorean el amor intrincado entre Romeo y Julieta, pero también sus momentos oníricos, como en el movimiento Serenata matutina o en Romeo y Julieta antes de partir.
Fue muy bienvenida la decisión de mover a la segunda parte de la noche la Sonata para dos pianos en Re mayor K. 448 de Mozart. El intervalo funcionó tanto para que los pianistas pudieran tener un momento de descanso luego de semejante despliegue técnico-musical, como también, para generar un separador entre la pasión vanguardista del compositor ruso y el clasicismo mozartiano refinado.
En el cortometraje mencionado más arriba, Martha Argerich destaca que Babayan es una de las personas con las que mejor se siente tocando Mozart, y esta noche tuvimos la dicha de presenciar esa química especial con la sonata para dos pianos, abordada de manera precisa y brillante por ambos, resaltando el carácter esplendoroso que recorre toda la obra, así como sus momentos de oscuridad y dramatismo.
El disco Piano for Two de Babayan y Argerich incluye, además de los 12 movimientos de Romeo y Julieta, otras transcripciones que realizó el pianista armenio-estadounidense de piezas de Prokofiev para ballet, ópera y música incidental. Luego de Mozart, los pianistas interpretaron el resto de obras en dicho disco, con transcripciones que sintetizan magistralmente el universo sonoro de cada escena seleccionada, y que demuestran de parte de Babayan un alto nivel de comprensión de la orquestación utilizada por Prokofiev.
La noche llegó a su fin con una ovación de pie en todo el teatro y un sonoro “¡Te amamos, Martha!” que salió desde un palco, mientras los pianistas se preparaban para tocar como bis el primer movimiento de la Suite no. 1 para dos pianos, op. 5, Barcarolle, de Rachmaninov. Sin duda alguna, una experiencia musical inigualable y de altísima calidad entre dos amigos para dar cierre al Concierto 05 del Festival Argerich en el Teatro Colón.
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