El 28 de febrero se festeja en la Argentina “El día del bailarín” en conmemoración al nacimiento de Jorge Donn.
Por: Luz Lassalle para MCBA
Nacido en la localidad de El Palomar, provincia de Buenos Aires, el 25 de febrero de 1948, fue anotado en la libreta el 29 de febrero, casualmente día bisiesto. De allí que la celebración se haya fijado el día 28, establecida por la Legislatura Porteña, según ordenanza Nº 47619 en agosto de 1994. Fue uno de los cuatro hijos de Mauricio Itovich, y Rosa Donn (de quien tomará el apellido para su nombre artístico)
Pero ¿quién fue este hombre, tan mencionado y reconocido mundialmente?
“Ciertamente Donn ejemplificó la evolución del ballet europeo -del cual el estilo de Béjart es un capítulo sustancial-, pero su personalidad era la suma de muchos aportes y memorias, y la consecuencia de una conducción iluminada, de primer orden.”- Angel Fumagalli
Jorge comienza a expresarse con el movimiento desde muy temprana edad. En 1955, con siete años (un año antes de la edad estipulada) ingresa al que, posteriormente, sería el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, y desde entonces se encuentra con grandes maestros que fueron forjando sus estudios, como las legendarias Aida Mastrazzi y María Ruanova, entre otros. En 1962 estudió con la profesora de danza María Fux (fundadora de la danza terapia y una de las pioneras de la danza moderna en Argentina). Amplió también sus conocimientos técnicos con Renate Schottelius, una maestra y bailarina de danza moderna de origen alemán. En este corto período podemos observar a un niño que le fue dado expresarse con su cuerpo, con una prometedora ductilidad corporal y una evidente alma inquieta, que no se conforma solo con la danza académica y que busca en otras expresiones artísticas de movimiento complacer sus necesidades expresivas. En 1963 con dieciséis años ingresa al cuerpo de baile de la compañía del Teatro Colón. Y ese mismo año, como regalo a esos dones concebidos, se produce el maravilloso encuentro, marcado por la llegada a la Argentina de la compañía de Maurice Béjart. Tras participar de sus clases, se despierta en Donn el inamovible deseo de ser parte del proyecto artístico del mencionado coreógrafo.
"Fue lo mejor que podía sucederme en la vida"
Sin embargo, recibe una contundente negativa de Béjart para sumarlo a su elenco (por considerarlo muy joven, además de tener los cupos completos en su ballet). Esta situación logra como única consecuencia la obstinación de Donn. El inquieto bailarín no conforme y persistente en su deseo, accede con dinero prestado, a un pasaje en barco de carga con destino a Bruselas, sede de la compañía Ballet del siglo XX de Maurice Béjart. Se presenta entonces ante la mirada atónita del maestro, ratificando de esta manera su mayor deseo y su perseverancia. Y consigue lo buscado: logra finalmente ingresar como refuerzo a la troupe. Los regalos divinos no terminan para el joven argentino ya que, tras su llegada, uno de los bailarines estables de la compañía enferma y es justamente Donn quien deberá tomar su lugar bajo la exigente mirada de su nuevo maestro. El lugar de iniciación de este nuevo comienzo será entonces el Festival de Baalbeck, en El Líbano, con “La consagración de la primavera”. Fueron comienzos difíciles ya que no obtuvo la total aprobación de Maurice, sin embargo, ya se perfilaba el prometedor futuro del bailarín. Y el maestro lo sabía.
La disciplina rigurosa de Béjart fue decisiva para el desarrollo de Donn como artista, quien pocos años más tarde, en 1967 consigue el primer protagónico en la obra “Romeo y Julieta” junto a Hitomi Asakawa con coreografía de Béjart. Es en este momento en que Jorge Donn comienza a desplegar su potencial, dotado de buena técnica y sensibilidad artística. A partir de aquí y en sus siguientes presentaciones adquirirá una plasticidad única combinada con entusiasmo y una notable inspiración propia de este gran bailarín. Este Romeo también fue interpretado con Marcia Haydée y Ekaterina Maximova, dos grandes bailarinas de mayor madurez artística que ayudaron a afianzar la incipiente proyección de Donn.
Junto a la brasileña Marcia Haydée, Donn representa a los latinoamericanos que lograron instalarse por derecho propio y talento en la élite europea del Ballet.
"La danza se hace de a dos, como el amor. Allí es donde se funden el creador y el intérprete"
Jorge Donn Tuit
Jorge Donn tuvo la gracia divina de encontrarse en el lugar y el momento preciso y el mérito fue propio. Era la primera figura del maestro que él mismo había elegido. Y mientras él florecía como bailarín y artista también lo hacía la compañía de Béjart, que comenzaba una era de producciones monumentales en diferentes auditorios y espacios no convencionales. Este crecimiento del Ballet del siglo XX marcó en Donn una notable evolución y desarrollo técnico y artístico, que no hubiesen sido posible en otras condiciones.
Dentro de esa fascinante retroalimentación de inspiración y creación, Béjart compuso más de treinta obras para Jorge Donn. Interpretó las más memorables coreografías y fue partenaire de las grandes étoiles rusas: Maya Plisétskaya y Natalia Makarovna. También cautivó al mismísimo George Balanchine quien en 1976 lo invita a bailar como primera figura del New City Ballet. Para ese entonces Donn era considerado como bailarín estrella del Ballet del siglo XX además de ser director artístico de la compañía de Béjart.
No obstante, esta notable trayectoria y grandeza artística aún estaba invisibilizada en su país natal, y solo le llegaría el reconocimiento tras la participación en la película de Claude Lelouch, “Los unos y los otros” (1981). El cineasta quedó cautivado al ver la interpretación de Donn y propuso que el inolvidable bolero quedara plasmado en su film, con el cual ambos alcanzarían fama mundial.
La obra musical fue compuesta en 1928 por Maurice Ravel. Una grandísima obra pensada para orquesta con mínimos elementos, un patrón rítmico de dos compases y una melodía de treinta y dos compases que se repiten una y otra vez, en una tonalidad que sólo modula al final. Algunos años más tarde, en 1960, el bolero de Ravel sirvió de inspiración a Béjart. En un principio fue pensada para una protagonista femenina, Maya Plisétskaya (de cincuenta años de edad), quien llevaba la melodía en sus movimientos, mientras que el ritmo estaba representado por el cuerpo de baile. También ideó una escenografía minimalista, una plataforma circular donde se sucede la melodía a través de la bailarina y utilizando la periferia para el ritmo (el cuerpo de baile). En este juego de música, ritmo y movimiento quedó planteada una de las coreografías icónicas de la danza del siglo XX.
Sin embargo, fue con Jorge Donn y la invitación a la pantalla grande que El Bolero se consagró como una obra sublime que posicionó a Donn en el centro de las miradas. Con ese filme difundiría por todo el mundo su versión del Bolero de Ravel que se había estrenado en 1979. Surgieron variantes de la misma propuesta coreográfica, aunque nunca pudo igualarse la calidad artística, hipnótica y pasional, transformándolo verdaderamente en un bailarín icónico, el bailarín del futuro.
Aquel adolescente con tenaz inspiración y valentía, devenido en adulto artista consagrado, logró instaurar su danza en los más grandes escenarios del mundo pasando por el Bolshoi, La Opera de París, el Teatro Colón, entre otros. También se cuenta dentro de su inmensa trayectoria, ser docente de la compañía de Béjart y formar su propia compañía, L’ Europa Ballet. En 1989 recibió un reconocimiento de la fundación Konex a su exitosa carrera y fue catalogado como uno de los mejores bailarines de la historia argentina.
"Si tengo un lugar en el mundo fue porque sufrí para tenerlo. Voy a seguir teniéndolo, aunque me cueste más de lo que preveo. Un prejuicio considera que un bailarín termina su carrera a los 40 años. ¿Quién pone ese límite? La sociedad. Bueno, yo no lo acepto. Siento que recién empiezo. Y estoy dispuesto a empezar"
Jorge Donn Tuit
No todo es fácil y accesible para estas almas arrolladoras, incansables. Solo un fantasma podía detenerlo: contrajo “aquel mal”, el mismo que arrasó con gran cantidad de artistas de todo el mundo como Mercury o Nureyev. Pero no lo iba a detener tan fácilmente. Donn, aún aferrado a su principal deseo siguió bailando y brillando hasta el final.
En 1990 dio la última batalla, dándole nuevamente vida a la interpretación del rol principal de la obra «Nijinsky, clown de Dios» de su entrañable maestro. Fue desprendiéndose lentamente de este plano con una gira mundial. Dos años después desaparece su cuerpo físico abatido por el SIDA, dejando una marca inigualable en la historia de la danza argentina, y siendo recordado a la altura de las más grandes figuras de la danza mundial. Muere el 30 de noviembre de 1992 en Lausana (Suiza), a los 45 años de edad.
"Lo más importante que aprendí de la vida es a morir. Todos los días aprendo a aceptar un poco más mi muerte. Todos los días, por lo tanto, vivo un poco mejor''
Jorge Donn Tuit
Béjart compuso más de treinta obras para él. Entre ellas:
- •“Divertimento” (1964)
- •“Romeo y Julieta” (1966)
- •“Novena Sinfonía” (1967)
- •“Mathilde” (1967)
- •“Baudelaire” (1968)
- •“Bhakti” (1968)
- •“Lettera Amorosa” (1969)
- •“Los ganadores” (1969)
- •“Serait-ce la mort?” (1970)
- •“Sonate Nº 5” (1969)
- •“La Consagración de la Primavera” (1971)
- •“Una ofrenda coreográfica” (1971)
- •“Las flores del mal” (1971)
- •“Nijinsky Clown de Dios” (1971)
- •“Homenaje a Jean Cocteau” (1972)
- •“Golestan: el jardín de las rosas” (1973)
- •“Lo que el amor me dice” (1974)
- •“Nuestro Fausto” (1975)
- •“Leda” (1978)
- •“El amor del poeta” (1978)
- •“Bolero” (1979)
- •“Erotica” (1979)
- •“Adagietto” (1981)
- •“Messe pour le Temps futur” (1983)
- •“Vie et Mort d’ une marionette humaine” (1983)
- •“Dionysous” (1984)
- •“El Concurso” (1985)
- •“Dibouk” (1988), entre otras tantas.