La Sinfónica Juvenil Nacional Libertador San Martín será dirigida por Pablo Boggiano, junto al Maestro Mario Benzecry (creador de esta ya histórica institución), en la gira que realizará por Japón entre los días 24 de agosto y 5 de septiembre. En una entrevista reciente, el Boggiano nos cuenta cómo se logró esta hazaña, en gran parte gracias a la invaluable gestión de la soprano japonesa Ayako Tanaka, quien aseguró el apoyo de algunas de las empresas más importantes de Japón. También nos cuenta sobre el programa que interpretarán y reflexiona sobre la historia de esta Sinfónica que ya cumplió su tercera década.
Por Virginia Chacon Dorr
¿Qué puedo escuchar mientras leo la entrevista? MusicaClasicaBA recomienda:
«Al llegar acá tuve el primer ensayo con la orquesta y ahí me di cuenta por qué estoy haciendo todo esto» – Pablo Boggiano
– Contanos cómo te encontrás de cara a la gira que se viene por Japón con la San Martín
– Estoy contento, todo lo que fue organización por parte de Japón se cumplió punto por punto: la compra de pasajes, los espacios donde se hospedan, las salas de concierto, la publicidad, la coordinación. Estoy al tanto de todo y, no digo coordinando, pero sí me consultan todo el tiempo y funciono como un pivot. Ahora por parte de acá, de Argentina… «complejo» es una palabra buena para definirlo, es un proceso de mucho desgaste.
– Y cómo seguis adelante con tantas idas y vueltas.
– Al llegar tuve el primer ensayo con la Orquesta y ahí me di cuenta por qué estoy haciendo todo esto. Fue un proceso con idas y vueltas. Últimamente se han alineado las cosas y desde que estoy acá, he visto un movimiento más positivo en todos los sentidos.
Lo central son los chicos, lo central es la cultura. Yo soy jurado en un festival internacional en Austria donde vienen orquestas de todo el mundo juvenil, ganan premios… Y la verdad es que la Orquesta Juvenil que tenemos tiene un nivel de altísimo grado, es un tesoro. Lo digo en todos los ensayos, no son palabras gratuitas para que estén felices conmigo. Tengo la fortuna de que el destino me permitió estar en muchos lugares del mundo, trabajar con muchos organismos sinfónicos e incluso también juveniles, y esto no es común. Se los digo para que quieran a la orquesta, tengan amor propio, orgullo y lo reconozcan.
– ¿Qué parte considerás que juega en este nivel de excelencia los conservatorios que tenemos nosotros?
– Realmente no sé si los jóvenes de la orquesta provienen del ámbito público o privado. Lo desconozco, pero sé que vienen de las partes más disímiles del conurbano: La Plata, La Matanza, Barrio 31, Florencio Varela. Es un ambiente muy plural, donde lo que predomina es el aspecto de tocar juntos y el sentido de la orquesta.
– En ese sentido, ¿cuáles creés que son los ejes que influyen en la excelencia de las orquestas juveniles?
– Mirá, en la evolución histórica, el colapso de la industria discográfica tiene sus pros y sus contras. Hoy la experiencia de Spotify se puede comparar a lo que era en mi juventud salir y comprar un CD por 18 dólares, que era el precio en aquel entonces. Esa dinámica ya no existe. Un chico de 18 años tiene toda la música que quiere gratis en YouTube o en cualquier plataforma que esté usando; eso permite a todas las personas un estudio mucho más avanzado de la música, siempre que haya interés en aprender. A nivel mundial, la juventud llega a los organismos sinfónicos con un nivel mucho más alto que antes. Por otro lado, la revolución del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela se ha multiplicado a nivel mundial. En Argentina, por ejemplo, hoy me hablan de encuentros orquestales en el Chaco, en Formosa, en la Patagonia…
– Se ampliaron los horizontes en todos los sentidos…
– Yo creo que la cultura debe estar abierta para todos. Es como dar la posibilidad de elegir entre comer en un restaurante de comida rápida y uno de comida sana. En un punto, uno pone los dos en el mismo valor, y la gente terminará eligiendo lo más saludable porque es más rico y mejor para la salud. En la cultura también hay algo de esto, para mí la música no se divide en académica o popular, sino simplemente en buena o mala. Hoy existen muchas formas distintas de aprender, y el nivel de excelencia está en constante mejora. La gente tiene la posibilidad de autoeducarse (por ejemplo, a través de tutoriales en YouTube). No solo hablo de los músicos, sino también del público, que se prepara más y, por lo tanto, disfruta de la música de otra manera.
Hay aspectos que no puedo enseñar, que están en el ADN de una sociedad y, por lo tanto, de sus artistas (…) Es indescriptible; eso solo ocurre cuando uno no tiene que forzar nada. – Pablo Boggiano
– Y en ese sentido, hoy se puede acceder a una variedad de expresiones artísticas, a otros sonidos, a otras identidades. ¿Cómo vivís eso?
– Yo llevo casi 20 años haciendo arreglos sinfónicos de obras de tango, principalmente de Piazzolla y algunas de Quique Sinesi. Las he dirigido en muchos países: en Ucrania, Rumania, Bulgaria, Italia, Austria… Hay aspectos que no puedo enseñar, que están en el ADN de una sociedad y, por lo tanto, de sus artistas. Y fue ahí cuando dije «qué maravilla absoluta»: ayer, ensayando con la Orquesta, particularmente con los contrabajos, me brillaban los ojitos de enamorado. Es indescriptible; eso solo ocurre cuando uno no tiene que forzar nada.
– Todo eso es como estar en casa y tomar un nuevo impulso, ¿no?
– Soy un comprometido absoluto en la ayuda para los chicos de La Juvenil. Y, por suerte, me he recargado las pilas con todo esto, porque es muy desgastante lidiar con las cuestiones extramusicales: hablar por teléfono con uno, con otro, llenar formularios, que te digan «Bueno, pero falta la coma, falta esto, habría que agregar…» Pero, finalmente, ya se han firmado los pasajes de avión para todos y se ha avanzado en varias cuestiones que están por cerrarse.
– ¿Cómo creés que impactará la visita en Japón?
– Creo que esta es una oportunidad muy particular que tendrá un impacto mediático importante. Gracias al incansable trabajo de la soprano japonesa Ayako Tanaka, cuatro de las empresas japonesas más importantes se comprometieron a pagar los pasajes de los 86 chicos. ¿Por qué harían eso del otro lado del mundo? ¿Con qué justificación? Ellos tienen otra concepción de la cultura y un sentido diferente del compromiso.
«Para las presentaciones en Japón, todo estará en ebullición, con un nivel de calidad altísimo» – Pablo Boggiano
– Contame cómo eligieron el programa para la gira.
– El programa estuvo 100% determinado por Ayako. Todas nuestras sugerencias fueron consideradas, pero fue ella quien decidió el acabado final del programa. Ayako es una artista muy activa en Japón, figura en la revista Newsweek Japón como una de las «100 personas más influyentes», y nos orientó sobre lo que considera que funciona para el gusto japonés. Por eso vamos con la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky, comenzando con algo clásico que dirigirá el Maestro Benzecry, y también incluimos obras de tango. La orquesta abarca el gran repertorio con autoridad y nivel, lo que permite medir su capacidad. Además, tenemos un concierto en el estadio de Kioto ante, creo, 10.000 chicos de escuela. La idea era incluir obras atractivas, alegres y representativas de nuestra cultura.
– También incluyen una obra de Esteban Benzecry, Inti Raymi.
– Tengo una larga trayectoria dirigiendo esta obra. Estuve en el estreno mundial en París. El compositor la quiso retirar del catálogo hasta que la hice en Rumania. En esa ocasión no quedé satisfecho. La volví a hacer con la Sinfónica Nacional en 2011, y luego la interpreté en la inauguración de una sala de conciertos en Ucrania. La tengo muy estudiada. Con los chicos, tengo tiempo suficiente para trabajar, preparar las cosas bien y que maduren.
La obra representa una dificultad importante; es un gran desafío para toda orquesta profesional. Ahora tenemos dos conciertos en Buenos Aires y luego ensayos antes de volver a tocar. Para las presentaciones en Japón, todo estará en ebullición, con un nivel de calidad altísimo.
– Y a esto sumarle la dificultad de las grandes obras “universales”…
– La orquesta ha incluido en su repertorio obras de Brahms, Bruckner y Mahler. También interpretaron Petrushka de Stravinsky conmigo, ¡y La Consagración de la Primavera con el Maestro Benzecry! La orquesta enfrenta continuamente el desafío de las más grandes obras del repertorio y siempre las interpreta con gran autoridad.
– Ayako Tanaka es responsable en gran parte de la gira. Aparte de ser una gran artista, es tu esposa. ¿Cómo la conociste?
– Nos conocimos en Viena, donde actuamos juntos en muchas oportunidades. Cuando nos casamos, Benzecry nos hizo como regalo de bodas un ciclo de canciones que estrenamos con la Sinfónica Nacional. La primera actuación de ella fue en el CCK. Se encantó con la orquesta y quedó maravillada con todos los aspectos de Argentina: el dinamismo, el entusiasmo, el concepto de lucha permanente por su existencia artística. Le surgió la idea de la gira de la Orquesta San Martín, que quería realizar cerca del 2018-2019. Hizo un crowdfunding y quedó comprometida a llevar a cabo este proyecto. Luego vino la pandemia y la guerra en Rusia, lo que complicó enormemente este objetivo debido al aumento en los precios de los pasajes. Finalmente, ahora estamos delante de un hecho.
«Los tiempos que manejaremos con la Orquesta son completamente respetuosos, porque no hay intereses comerciales furiosos ni presiones de managers. Aquí prima el aspecto cultural» – Pablo Boggiano
– Y es una manera de levantar la vara para la historia de nuestras orquestas también…
– A veces, las analogías con el fútbol ayudan. En la Selección Argentina siempre está esa sombra del pasado que impulsa la necesidad de hacer un esfuerzo superador para lograr el título de una Copa del Mundo. Esto va a ser algo similar. Será un precedente histórico: por primera vez, una orquesta sinfónica juvenil argentina viajará a Japón. Los chicos contarán esta experiencia, posiblemente a sus nietos.
«Siempre la fuerza sale de un solo lugar: el amor. La fuerza viene del amor por lo que uno cree, lo que uno quiere. No hay otra fuente» – Pablo Boggiano
– ¿Cómo creés que la vivirán?
– Yo tengo amigos que están en giras con orquestas profesionales y tienen 14 conciertos en 16 días de viaje. Eso es una paliza, una explotación. Nuestra gira es completamente distinta; tenemos momentos de ensayo y descanso, y los chicos tendrán la oportunidad de realmente estar en Japón. He hecho giras, he viajado por toda Austria, y lo único que vi fue la habitación del hotel y la sala donde cantaba.
Este viaje, los tiempos que manejaremos con la Orquesta son completamente respetuosos, porque no hay intereses comerciales furiosos ni presiones de managers. Aquí prima el aspecto cultural, el objetivo de que la orquesta llegue, realice los conciertos y tenga eco.
– No quiero romantizar las dificultades ni los penosos contratiempos que la Orquesta pasó en su historia para afianzarse, pero te quiero preguntar: ¿de dónde creés que sale su capacidad de adaptación y supervivencia?
– Siempre la fuerza sale de un solo lugar: el amor. La fuerza viene del amor por lo que uno cree, lo que uno quiere. No hay otra fuente. Yo estuve con la Orquesta muchos años en los que salíamos de una sala de ensayo a otra. Yo llegaba y limpiaba los vómitos de la fiesta anterior porque el salón se había alquilado para otras cosas. Tenía que levantarme del atril tocando la viola porque los chelistas llegaban 45 minutos tarde; como eran muy buenos, llegaban cuando querían. No había control, nunca había dinero. Y como eran profesionales, nos alegrábamos de que vinieran a la hora que sea.
El avance de la Orquesta fue y es permanente. Además, el público es fiel. No olvidemos que todas las orquestas profesionales, como la Sinfónica, la Estable y otras en Argentina, tienen ex miembros de esta Orquesta. Todas. Por lo tanto, las orquestas “grandes” también deberían preocuparse por protegerla: su futuro y existencia dependen también de las bases de esta Orquesta.
-Antes de terminar, ¿que viene ahora en tu agenda?
-Ahora tengo un concierto el 3 de agosto en la Facultad de Derecho, el 8 de agosto en el CCK con el Concierto para Piano Número 2 de Rachmaninov, y parte del repertorio que llevamos a Japón. Al regresar de Japón, comenzaré a preparar la gira con la Filarmónica de Transilvania, con la que haremos un tour al Musikverein de Viena en noviembre de 2024 y luego, en 2025, a la Filarmónica de Berlín. En noviembre también dirigiré el Ball vienés en Rumania, una tradición que llevo años haciendo. Regreso a Viena para el Réquiem de Mozart en diciembre y lugeo vuelvo a Rumania para los conciertos de Año Nuevo. Regreso nuevamente a Viena para preparar los ensayos con la Orquesta Académica, con la que Zubin Mehta trabajó tantos años. Posteriormente, vuelvo a Rumania, donde tendré mucha actividad. Debutaré en marzo con la Sinfónica de Göttingen en Alemania, e iremos a Italia con Alejandro Carreño e Ismael Campos para hacer la Sinfonía Concertante de Mozart.
Para la gira de la Filarmónica de Transilvania a Viena, se han reunido una cantidad de importantes empresarios. La cultura tiene esa inmensa capacidad de unir a la gente: pensá que los músicos en un escenario pueden tener ideas muy diversas, al igual que el público, pero están unidos en un acto maravilloso. El puente entre la cultura y los apoyos económicos que he visto en Rumania es algo que también sueño para Argentina. Ojalá eso se desarrolle en algún momento. Como argentino, llevar la orquesta de la Filarmónica de Transilvania al Musikverein de Viena me llena de orgullo y responsabilidad. Además de interpretar música de Rumania, como las Danzas Rumanas de Enescu y el Concierto para Orquesta de Béla Bartók, también busco incluir música de Astor Piazzolla para dejar una impronta propia. Junto a la orquesta venimos realizando ese trabajo y siempre trato de incorporar música argentina, que considero muy valiosa.
– ¿Y las vacaciones?
– Escuché que esa palabra es muy bonita… (risas)
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