Este fin de semana con entradas agotadas, Horacio Lavandera, en su doble rol de intérprete y director, estará presentando la integral de conciertos para piano de Beethoven junto a la Orquesta Clásica Argentina en la Sala Sinfónica del CCK.
Desde MCBA tuvimos el placer de volver a entrevistar al músico argentino en un descanso de los ensayos. Los conciertos se podrán disfrutar en Streaming a través de la página del Centro Cultural.
Por Gabriela Levite
La primera vez que te entrevisté también estabas ejerciendo el doble rol de solista y director pero con Mozart. Ahora le sigue Beethoven…
Claro. Es uno de los grandes clásicos, como Mozart. Como director estudié obras de Stravinsky, Webern y de todos los compositores, pero por ahora lo que me tocó trabajar fue música mía, contemporánea, con ensambles de cámara, Mozart y ahora Beethoven.
¿Y la integral de conciertos para piano?¿Es la primera vez que la realizás?
Es la primera vez que los hago todos juntos. El “Emperador” tuve la oportunidad de hacerlo en Uruguay con la Orquesta Juvenil del SODRE hace unos años. Viene un poco de la mano con haber trabajado con la orquesta “Estación” dirigida por Rafael Gintoli, donde también hacía este doble rol de director y solista, y también con la Camerata Bariloche.
En esta ocasión Gustavo Cosentino, solista de oboe de la Sinfónica Nacional, decidió organizar una orquesta dedicada sólo a la música del período clásico. Somos amigos, nuestras familias son amigas desde hace muchas generaciones, nos sobrepasa a nosotros. Así que en esta ocasión nos unimos también nosotros para hacer música y estamos felices de haberlo hecho.
¿Hay una evolución en el lenguaje de Beethoven de un concierto a otro?
Es difícil hablar de evolución en obras que están tan fantásticamente bien logradas. No podría hablar de que hay una evolución en Beethoven. Hay distintos rasgos en el material. No están compuestos mucho tiempo uno después del otro, entre el segundo concierto y el 5º “Emperador” hay unos 15 años de diferencia, quizás un poco más, lo que sí hay son gestos que los va desarrollando de manera temporalmente distinta y eso se nota a partir del 3º concierto. En el concepto, no tanto en el lenguaje, porque las fórmulas rítmicas, los pequeños gestos muchas veces se repiten en estas obras, pero es en el desarrollo temporal de los materiales donde está la clave. Yo creo que Beethoven va buscando otro tipo de emociones más contrastadas a partir del material del 3º concierto, lo exprime a partir de 2 o 3 notas, con un ritmo determinado, lo agranda, lo achica, lo manipula a niveles muchísimo más grandes. En los primeros conciertos el material, cada vez que aparece, uno lo puede ir reconociendo.
Pero una evolución no, distintos conceptos quizás. Los primeros 2 pueden estar estilísticamente más cerca de Haydn y Mozart, pero de todas manera con una impronta y un Pathos muy propio de Beethoven. Ni Mozart ni Haydn podrían haber compuesto estos conciertos… son ya de otra personalidad, y con otro peso.
¿Cuáles son las características y dificultades específicas de cada concierto?
Los 2 primeros requieren de una claridad desde todos los puntos de vista y una transparencia muy importante, no te digo que los otros no, pero son distintos los detalles, tienen otro tipo de arrojo, otro tipo de expresión y otro tipo de toque. Ya a partir del 3º él utiliza, inclusive técnicamente en el piano, otros recursos más llenos.
Luego hay un gran contraste entre lo que sucede en las cadencias, lo que es una herencia directa de los conciertos de Mozart. Beethoven compuso 3 cadencias para los primeros conciertos mucho después que la composición de los mismos. Son como grandes improvisaciones que creó luego del 4º concierto y estas adiciones ex temporales también le dan otros recursos. Mientras uno está escuchando determinada estética en la cadencia –yo elijo tocar las cadencias más grandes- realmente desarrolla un estilo más parecido a los últimos conciertos.
Son un verdadero regalo para cualquier intérprete. Hacer esta música es uno de los legados más fabulosos, o el más fabuloso del repertorio de piano y orquesta para un intérprete.
¿Y las dificultades?
Yo me vengo preparando desde hace mucho tiempo, a dos pianos con el profesor Eduardo Paez y luego en Dirección orquestal con Jorge Rotter. Hace 10 años que trabajo con él, es un profesor muy importante de la universidad de Salzburgo, desde hace 40 años. Trabajar tanto con uno, como con otro es un placer inmenso. Como director uno se prepara gestualmente de acuerdo al carácter de cada obra, luego ir viviendo y transmitiendo ese trabajo previo a la realidad es el desafío. Además me genera una felicidad enorme y sobre todo con músicos que realmente uno tiene una relación de tantos años. Estamos todos muy felices y ese ambiente de trabajo es fundamental.
¿Cuáles son tus versiones de cabecera de estos conciertos?
El primer documento que puedo decir que es importantísimo para mí son los escritos del discípulo de Beethoven: Carl Czerny, que se llaman “La escuela de piano” opus 500, donde explica cada una de las obras. Y este es un documento fabuloso porque explica de primera mano – ya que el fue el elegido para estrenar el 5º concierto- sobre cada una de estas obras, no solamente nos da información emocional sino también práctica, interpretativa, de tempi, así que es ir a las fuentes. Luego los manuscritos de Beethoven. El legado de grabaciones de estos conciertos es inmenso, en primer lugar creo Wilhelm Backhaus, que fue el primero que los grabó él 4º y 5º, es uno de los que más me gusta.
¿Qué es necesario estudiar para abordar estos conciertos?
¿Para un pianista? La música de Beethoven para piano es muy conceptual, técnicamente está un lugar muy distinto a todos los demás compositores. Hay que entender cómo estaba formado pianísticamente Beethoven. Tuvo una formación como organista y también los libros con los que él se crió fueron sobre todo los del “Clave bien temperado” de Bach.
Los comentaristas la época, que hablan de su modo de tocar, decían que le imprimía muchísimo peso, que tocaba realmente bajando las teclas con muchísima fuerza, además eran unos instrumentos muy delicados. Esto se debe seguramente a su técnica de organista, ya que los órganos en algunos lugares de Alemania son extremadamente pesados. Inclusive en Bonn tocaba el órgano en muchas ocasiones. Así que guiándose un poco por los comentarios, su diferencia estaba en el peso y en el control del legato. La manera de “arrastrarse” en el teclado como nunca se había visto antes y hay que tener todo esto en cuenta antes de desarrollar una técnica propicia para sus obras.
No hay que olvidarse que sí estudió con un organista, la técnica digital de las últimas partes del dedo debían ser fundamentales. La música de Beethoven además de mucho peso requiere de una independencia en la digitación que es muy grande. Así que hay que hacer un estudio muy profundo de lo que decían, de cómo interpretaba él, de los cuadros en los que se lo ve sentado tocando el piano de joven. Por la obras que componía cuando era joven, ya con 19 o 20 años, le imponía unas dificultades conceptuales al piano muy distintas a sus antecesores y a sus contemporáneos también.
No era especialmente brillante por lo que dicen en su época, era un improvisador muy grande pero su sonido o su manera de interpretar no era tan querida como eran quizás otros compositores contemporáneos que eran muchísimo más famosos.
Llevó la técnica hacia otro lugar. Luego su sucesor más increíble es Chopin, pero no retoma casi nada del peso de Beethoven, es otra manera de tocar. Hay que esperar a Brahms para tener un pianista quizás similar.
¿Algunas palabras sobre Beethoven en este año de homenajes?
Lo más impresionante de su música es como creó nuevas estructuras, es algo alucinante. Sobre lo ya establecido por Mozart logró una maestría y equilibrio maravilloso. Beethoven trabajaba con las partituras de Mozart al lado imitándolo, copiando su modo de mover las frases, su modo de hacer crecer la orquesta. Era su maestro, aunque desde luego no personalmente, inclusive escribió cadencias y solos de piano para obras de Mozart como el concierto en re menor, variaciones sobre temas de sus obras. Así que la idolatría por Mozart está presente permanentemente. Pero él tenía otra personalidad, otro carácter, y le quería dar otro peso al sonido, y ahí está el genio, en unas frases melódicas maravillosas pero también en como están desarrolladas…
¿Cuáles son tus expectativas para estos conciertos y próximos proyectos?
Las expectativas son muchísimas. En primer lugar que siga este proyecto de la Orquesta Clásica Argentina, que podamos formar realmente un organismo estable y un repertorio netamente clásico. Haydn, Mozart y Beethoven.
Lo que me queda del año es fantástico. Voy a estar empezando una gira en Londres el 23 de septiembre y la terminó el 7 de abril en el Carnegie Hall de Nueva York. Así que estoy muy contento, voy a estar en Hamburgo, con la Filarmónica de Berlín, en Munich, Viena, Miami, Los ángeles y Minnesota, así que estoy muy a gusto.
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