Hablamos con el compositor a propósito de su nuevo concierto para trompeta y orquesta. La obra, estrenada en 2021, tendrá su primera audición en Buenos Aires dentro del ciclo de conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional este miércoles 9 de agosto a las 20 en el CCK.
Por Maxi Luna
En nuestra charla, Guillo Espel nos cuenta sobre su colaboración con intérpretes y directores, las preocupaciones sobre el material al abordar una obra, y la relevancia de la intersección entre lo académico y lo popular. También nos revela sus próximos proyectos en una entrevista exclusiva con MusicaClasicaBA.
-Dentro de poco se interpreta tu concierto para trompeta y orquesta en el CCK. ¿Cómo surge esta obra? ¿Se trata de un encargo o de un proyecto personal?
-La obra fue un encargo de Fernando Ciancio, trompeta solista de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, aunque no teníamos organismo ni fecha apalabrada para el estreno del concierto.
Lo cierto es que me la pidió en 2019 y yo estaba tapado de trabajo, realizando otras dos obras encargadas desde el exterior y un concierto sinfónico con dirección artística para Abel Pintos, que estrenamos en noviembre de 2019 en el Movistar Arena bajo el título de “Universo Paralelo”. Sumado a mi actividad habitual con el Guillo Espel Cuarteto, entre otras cosas que son normales en mi agenda. Eso implica, como suele ocurrir, que voy escribiendo de a tramos y terminar un proyecto en tiempo y forma se hace a veces insostenible. De hecho, a seis meses de la convocatoria por parte de Fernando, no había escrito aún una sola nota.
Pero sucedió lo imprevisto: la pandemia. Entonces, por primera vez en mi vida, me di cuenta de que podía componer, las horas que quisiera, sin hacer otra cosa, ni tener que llamar a nadie, fuera de estar con mi mujer y mi hija y disfrutar esos momentos del mismo modo que ir a otra habitación a componer sin “tiempo ni espacio”. El sueño de vida de cualquier compositor.
Eso hizo que escribiera la obra completa entre el 20 de marzo y el 5 de mayo de 2020. Un tiempo “récord” para un concierto en mi historia. Lo disfruté muchísimo. Y tener la libertad de estar pensando en el eje discursivo de esa obra como única referencia laboral fue fabuloso.
-En el caso de los encargos, ¿cómo es el trabajo con el intérprete? ¿Hay un ida y vuelta, pruebas, sugerencias, intercambios, etc.?
-Siempre hay un ida y vuelta cuando esa oportunidad existe, y claro que el interés de aprovecharlo, tratándose de Fernando, resultaba superlativo. Sin embargo, debo decirte que trabajamos juntos algunas cuestiones técnicas de organización, por ejemplo, el orgánico de la orquesta (procuramos que sea estándar para que podamos eventualmente ofrecer el concierto a organismos no específicos).
Como dato dinámico e interesante, cuando estaba escribiendo el final me pidió que modifique algo de lo que yo estaba buscando -que era un final casi inaprensible, etéreo- y que lo lleve a algo con ese carácter pero que tuviera luminosidad y densidad sonora con potencia, vinculado a la idea colectiva de final de concierto. No era mi idea original, pero accedí, por varios motivos. Primero, por el desafío de buscarme en otros ámbitos en los que no me imaginaba, el estado rumiante de construcción hacia lo imprevisible, herramienta vital de quienes perseguimos el eje pulsátil, expansivo, en el universo compositivo.
Lo segundo y no menos importante: no me sentiría nunca cómodo con alguien que esté tocando algo que me haya comisionado y no disfrute del trabajo que hice para esa persona. Para mí, y particularmente en este momento de mi vida, el encuentro con el otro, los afectos, la empatía emocional es absolutamente necesaria. Si escribí para alguien y esa persona no disfruta con lo que hice, no tiene ninguna razón de interpretarse.
-¿Cómo es luego el trabajo con el director y la orquesta?
– En el caso del estreno, me encontré con un gran amigo con el que realizo muchas cosas y que además es un hacedor y un director musical extraordinario. Me refiero a Martín Fraile Milstein, director de la Orquesta Filarmónica de Río Negro. Martín es increíble. Como habíamos hecho algunas cosas juntos los años previos, le mandé una copia apenas terminada la obra. Lo hice solo a fin de compartir lo que estaba haciendo en plena pandemia. En ningún momento, te aseguro, el envío tuvo la finalidad de tentarlo con el estreno, menos en ese momento.
Sucede que Martín la escuchó en midi, siguiendo mi partitura, me llamó y me dijo: “el año que viene la hacemos en Río Negro”. La verdad es que pensé que estaba loco. Por julio o agosto de 2020 no visitábamos ni a nuestros familiares, con lo cual lo que me decía era casi un desatino, por no decir una alucinación. Pero allí radica otra de las grandes capacidades de Martín: en septiembre de 2021 la estrenamos en Río Negro con orquesta completa. Algo impensado, ya que aún en Buenos Aires, por ese entonces, los grupos de cámara se reunían con barbijo y a dos metros de distancia y las orquestas aún no tocaban. No solo hicimos dos conciertos en dos ciudades diferentes, sino que también la grabamos a puerta cerrada, y eso formará parte de un álbum que vengo proyectando para 2024.
La orquesta estuvo impecable y agrega un compromiso inusitado. Luego, y esto cabe tanto para Fernando como para Martín, para la OFRN y para la OSN y Gerardo Edelstein que la dirigirá el 9 de agosto en el CCK, yo siempre prefiero dejarme llevar por las lecturas, los matices y colores que los intérpretes y directores buscan. En general, no intervengo demasiado en el trabajo de ellos. Disfruto mucho de ver las versiones y los misterios que aparecen. No soy un compositor que imperativamente requiere versiones particulares. Por otra parte, tengo la convicción de que si la obra está bien escrita y dice todo lo que quise decir, no hay nada más que aportar. La música se debe bastar a sí misma.
-Contame un poco en dónde se “encuadra” estéticamente, técnicamente, este concierto.
-Es interesante la pregunta por el momento en el que me encuentro. Nunca me preocuparon “las estéticas” y menos ahora. Cualquiera que conozca mi obra dará cuenta de eso. Yo escribo sobre materiales que me preocupan, que me generan algún problema, una inquietud, y trabajo con las herramientas que creo afines al comportamiento que el discurso encamina.
-¿Qué nos dirías sobre los materiales de este concierto?
-En este concierto, por ejemplo, encontrarás pasajes donde crecen implícitamente centros tonales, circulaciones de materiales que son afines a distintos contextos, sonidos límpidos y estables, así como técnicas llamadas extendidas o algún instrumento de percusión no convencional.
Este concierto es un glosario de impulsos, de dinamismo, desde tramos con una melancolía explícita hasta momentos muy vivaces, conviviendo con células de pasmosa oscuridad. Me gustó no trabajar con un formalismo académico per se y sí, en cambio, dar cauce a una instancia de miradas sonoras que responden a secciones que anteceden o que preparan plásticamente alguna otra que vendrá (o no). Estoy en un eje de libertades que en mi música descubro como mucho más evidente en los últimos años.
-Te movés muy bien entre lo académico y lo popular, ¿cómo se nutren y retroalimentan estos mundos? ¿Hacés distinciones a la hora de escribir o los procesos son los mismos?
-Desde mis primeras obras tuve que especificar que yo no pienso nunca en compartimentos diferenciados. Puedo estar escribiendo una canción que tendrá una circulación social en ámbitos populares, o un concierto como éste que indefectiblemente ocurre o se manifiesta en una sala de concierto. Pero eso no implica que los materiales de una u otra obra no tengan espacios de intersección. Mi obra no es una yuxtaposición de lenguajes contrapuestos, sino un único material, con desarrollo expansivo hacia distintos horizontes.
-En este sentido, ¿dónde se pone el eje?
-El eje está puesto en el punto de partida y no en la conclusión. No escribo “una obra tonal” y otra “atonal”. Por otra parte, no soy más “argentino” cuando tomo materiales de músicas regionales en mis músicas, o más “universal” cuando no lo hago. Simplemente juego con la materia sonora que organizo según algún comportamiento o fricción que sienta. El resultado genera luego, quizás, diferentes circulaciones. Pero ese no es el objetivo primero.
-¿Qué te motiva a la hora de crear una obra?
-Algo que me movilice, como vengo diciendo. Una preocupación estética que se entrama en una línea de tiempo. No hay otro motivo. Componer, como dice mi amigo Carmelo Saitta, es plantearse un problema y tratar de resolverlo. Frase brillante.
Por otro lado, fijate qué tragedia impera en ese enunciado y otra que se suma en el carácter de búsqueda de lo imprevisto. Uno crea un problema allí donde antes no existía.
Y si para el caso lo resolviera favorablemente, cae el asombro, con lo cual es siempre un infortunio muy grande en el cual quienes componemos sobre estas premisas perdemos la partida de antemano.
-Sos realmente polifacético: intérprete, arreglador, compositor, clásico, popular, también periodista… ¿Esta diversidad se trata de una búsqueda artística, económica, inquietud, curiosidad? ¿Dónde te sentís más cómodo?
-La música es una, y yo no me siento distinto en cada rol, aunque claro, no niego las diferencias entre ser compositor e instrumentista, por ejemplo, o ser versionista (me gusta más que la idea de “arreglador”) de obras ajenas, o trabajar para el propio catálogo. Pero no es una búsqueda por motivos económicos. Tengo la suerte de que mi música genera lo suficiente para que viva muy bien y pueda solventar a mi familia sin sobresaltos. Y cuando esto no ocurría (pasé muchos años de privaciones) mi relación con la música y el trabajo fue idéntico.
No tengo asociada la autenticidad conceptual, estética o discursiva a mis necesidades coyunturales. Igualmente, es cierto que muchas aristas de esta profesión me generan inquietud y al ejercer múltiples roles, los ingresos potenciales son mayores y así no me siento privado con la vida que hago. Por otra parte, y ya hablando de otros músicos, me cuesta pensar que hay lugares indignos propios de la música. La indignidad tiene que ver con la actitud, con los valores, pero no con las estéticas o la curiosidad, como preguntás.
-¿Y tu rol de periodista cómo lo vivís?
-Una sola cosa: ¡no soy periodista! Ni lo pretendo. A Andrea Merenzon le encantó la idea de hacer un programa de radio en Radio Nacional Clásica y me encanta hacerlo, diría que es un hobby.
La radio es algo maravilloso, mágico, pero en ningún aspecto me veo desarrollando una profesión paralela. Soy simplemente un músico que habla públicamente en un programa. Diseño ese programa como una ensoñación, a modo de nuestra infancia, que es, en alguna medida, el eje de la composición: perseguir espacios imprevistos, impensados, “Un Mañana” que siempre está por venir.
-Hablando un poco de tu bagaje personal, ¿a quiénes consideras tus principales maestros y qué enseñanzas rescatás?
-Tuve dos grandes maestros: Manolo Juárez en composición y Lito Valle en orquestación. Los quiero, los quise y compartí largos años de búsqueda con cada uno de ellos. No sabría decirte qué me dieron, aunque pareciera que algunas herramientas de trabajo más que las que tenía previamente. Pero eso debe ser lo menos trascendente de esos encuentros.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
-A fin de agosto publico un nuevo álbum que incluye a Fernanda Morello y a Martín Fraile con un ensamble. Estoy muy entusiasmado con eso. Tiene que ver con la obra de un compositor y con un desarrollo muy artesanal que atesoro. ¡Pronto en todas las plataformas! Creo que el 25 de agosto, si nada cambia.
-¿Y en el campo internacional?
-Terminé de escribir una obra para el dúo canadiense Stick & Bow, que se estrena en Montreal en Octubre y luego girará por Europa. Estoy escribiendo un concierto de piano que espero terminar pronto y que me tiene muy entusiasmado. Vengo de tocar en Brasil con el Guillo Espel Cuarteto y continúo en el país hasta fin de año presentando mi último álbum “Souvenir”. Hay estrenos en agenda para 2024 y 2025. Estimo que 2023 ha sido (o es) el año de mayor trabajo en mi vida. No tengo tiempo, pero estoy inmensamente feliz.
Al margen de cómo me vaya, igualmente, los músicos tenemos siempre para ganar: la música escrita, interpretada o pensada en cualquier tiempo, es un beneficio y una caricia de vida inquebrantable, independientemente del destino social o público que tenga. Nos hace mejores personas, y quizás así el mundo es levemente mejor. No tengo nada mejor de mí para decirle a mi hija cada día que compartimos.
Fecha y entradas
Miércoles 9 de agosto a las 20 hs.
Auditorio Nacional – CCK (Sarmiento 151, CABA).
Guillo Espel
Concierto para trompeta y orquesta sinfónica
Solista: Fernando Ciancio, trompeta
Héctor Berlioz
Te Deum, op. 22
Solista: Enrique Folger, tenor.
Orquesta Sinfónica Nacional. Dir: Gerardo Edelstein.
Coro Polifónico Nacional. Dir: Antonio Domenighini.
Coro Nacional de Niños. Dir: María Isabel Sanz.
Entradas gratuitas con reserva previa a partir del lunes 7 de agosto, a las 12 hs. en: https://www.cck.gob.ar/events/orquesta-sinfonica-nacional-coro-polifonico-nacional-y-coro-nacional-de-ninos/
Por otro lado, habrá un cupo de localidades que se entregarán de modo presencial el mismo día de la actividad, desde las 14 hs. en la boletería del Centro Cultural Kirchner.
El concierto también se transmitirá por radio Sonido Cultura: https://sonidocultura.ar/radio/
Esta entrevista forma parte de la revista MúsicaClásica3.0 #47 – Julio 2023.
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