Entrevista a Guadalupe Barrientos
Cuenta la historia que a los 4 años estaba pasando unas vacaciones muy lluviosas en la costa argentina. Su mamá -cansada de que con su hermana se pelearan todo el día- decidió llevarlas al Teatro Colón de Mar del Plata a ver una función de “La Flauta Mágica” del ciclo Vamos al Colón que se estaba ofreciendo aquella temporada de verano. Recuerda que a la salida le regalaron un casette con partes de la ópera y que ahí la flauta realmente cobró la magia necesaria para que esta cantante lírica argentina remontara vuelo. Hoy, considerada una de las mejores mezzosopranos de la República Argentina.
Entrevistamos en “casa”, en el tercer subsuelo del Teatro Colón de Buenos Aires, más precisamente en la sala de ensayos del coro, a Guadalupe Barrientos.
Tu cuna, ¿fue un ambiente musical?
No específicamente. En mi casa se escuchaba folklore, tango, pero nada de ópera. Luego del episodio de Vamos al Colón, sentí que quería cantar ese tipo de música. Escuchaba todo el día al personaje de “la reina de la noche” y cantaba.
Más tarde quise estudiar música, mi mamá entonces me llevó a cursos de órgano y también a hacer teatro con Hugo Midón. Luego di una prueba y entré al instituto de niños que había en ese momento en el Colón, ahora cambió la forma, se volvió un coro de niños. Fue una de las experiencias más lindas que me pasó en la vida porque fue una manera lúdica de entrar a este mundo. A los 13 años cuando terminó la actividad coral quise seguir cerca de la música, aún era muy joven para estudiar canto, así que entré al Conservatorio Manuel de Falla a estudiar piano, que nunca me gustó (risas).
Un día a los 17, salí del colegio, estudiaba en el Carlos Pellegrini, y decidí pasar por la puerta del Teatro Colón para recordar viejas épocas. Averigüé en ese momento por la carrera de canto, me inscribí, di la prueba y entré.
Una vez adentro del teatro ¿con quien estudiaste?
El primer año estuve becada y sólo hice técnica con Victor Srugo, no me llevo bien con las instituciones, duré algo menos de 2 años en la carrera.
De todos modos yo pertenezco a una generación de grandes cantantes, donde todos tenían un nivel importante, eran muy profesionales y éramos compañeros y amigos dentro y fuera del instituto, entonces íbamos a la par, cantábamos juntos, nos escuchábamos, nos presentábamos juntos a concursos, fuimos creciendo muy parejo todos y nos íbamos acompañando en el día a día.
“Hoy podemos comparar versiones viendo en Youtube, tenemos a todos al alcance y no hay nada mejor que aprender de los grandes”
Fuera del país, estudiaste con alguien?
En el año 2007 a mi pareja Fernando Radó lo llamaron para formar parte de la Ópera Estudio en Berlín, me fui con él y estudié con una soprano húngara que se llama Julia Varady, podría decir que fue mi primera maestra real de canto. Ella me encausó, me resolvió un montón de cuestiones, yo no tenía la extensión de 2 octavas que un registro necesita, Julia me desarrolló la integridad de la voz, me llevó de cantar roles pequeños a poder hacer los más grandes.
Cuando llegué a Buenos Aires canté Adalgisa (Norma), Olga (Eugenio Oneguin), siempre rodeada de compañeros a los cuales les fue muy bien y eso ayudaba mucho al desarrollo, a confiar y a seguir adelante.
¿Con qué papel debutaste?
En la vida fue en el año 2007 con Maddalena (Rigoletto) con la compañía Juventus Lyrica y en Colón con La Cenerentola. Un poco antes había hecho un personaje muy chiquito en La fuerza del Destino que se llama “Curra” que está al principio de la ópera que es la dama de compañía de Leonora, luego un personaje en Edipo Rey muy difícil y hermoso a la vez, la “Esfinge” y luego a Cenerentola directo, un salto al vacío (risas). En el mismo año hice Werter en el Teatro Argentino, el director que dirigió la ópera me invitó a Eslovenia. Estuve viviendo un tiempo allí y pude cantar muchos roles protagónicos como estable en Slovene National Theatre Maribor
Hay algún rol quizás menos conocido que se lleve bien con tu registro y que aún no hayas cantado?
Canté siempre mucha ópera del repertorio tradicional por ejemplo Falstaff, Madame Butterfly, Cavalleria Rusticana, Aida, pero actualmente estoy virando hacia el repertorio wagneriano porque me interesa muchísimo, es algo que no está muy desarrollado. Al estar estable en un teatro afuera, me tocó cantar la Fricka del Oro del Rin y me di cuenta que cuando cantaba Wagner, no solo me quedaba cómodo sino que también había buena respuesta en el público.
Cuando tomás la decisión de aceptar un rol, ¿cómo lo abordás?
Me gusta mucho la ópera entonces por lo general todo lo que he cantado lo escuché mucho, lo conozco, estudié mucho el repertorio que me toca, lo disfruto. Por lo general me he sabido los roles no porque los estudiara sino porque ya los conocía de antes, veía puestas, escuchaba mucho a distintos cantantes, me convertí en fan de la ópera. Además me gusta mucho la época que vivimos hoy porque podemos comparar versiones viendo en Youtube, tenemos a todos al alcance, no hay nada mejor que aprender de los grandes.
Tu vida actual ¿gira alrededor de la ópera o no?
La verdad que sí, gira totalmente en torno a la ópera. Esta profesión lleva mucho tiempo y dedicación, los roles grandes lo necesitan, las producciones llevan tiempo, los viajes llevan tiempo, entonces no hay lugar de sobra para otra cosa ahora.
¿Crees que hoy por hoy la ópera está al alcance de todos o todavía existe una determinada elite?
En la Argentina creo que la ópera está al alcance, hay mucha producción de ópera, hay muchos cantantes jóvenes de ópera, hay mucho público disponible. No sé si la ópera es un género tan vivo en Argentina como en otros lados, creo que eso lleva muchos años… no es lo mismo viajar en el subte de acá que en el subte de Alemania por ejemplo, donde constantemente te bombardean con publicidades de conciertos, de óperas, que es parte de la vida cotidiana, es algo cultural que acá no existe de ese modo.
¿Actualmente estudias repertorio ?
Estudio mucho con Fernando, cantamos muy seguido, soy muy amiga de muchos maestros del Colón, nos juntamos hacemos música, me escuchan me corrigen y así avanzo.
La voz es un instrumento que va cambiando con el paso del tiempo, ¿en qué momento está tu voz ahora?
Yo soy una mezzo, creo que lírico-dramática que está para un repertorio más agudo que grave… veremos con los años, los años dan los graves, la técnica da los agudos.
¿Cómo te llevás con la música de cámara?
Cámara hice con el maestro Opizt, pero realmente no ha sido mi fuerte.
¿Qué música escuchás cuando estás afuera del escenario?
Y yo…. Ópera (risas).
¿Hacés algún tipo de actividad o hobby por fuera de la profesión?
Me gusta mucho manejar, juntarme con amigos, soy muy amiguera, salir con ellos, me gusta llevarlos a las casas, disfruto de eso.
Acabas de aterrizar de Rusia de competir en la BBC Cardiff Singer of the World ¿qué sentiste ante esa posibilidad?
Toda mi vida soñé con ir al Cardiff, sucede cada 2 años, se puede ir una sola vez en la vida. Yo los he seguido, siempre, he escuchado a los cantantes que iban. En esta competencia van realmente profesionales que están haciendo carrera, el nivel es muy alto, llegan personas con voces especiales, técnicas infalibles. Es un honor estar ahí. No podía creer estar ahí, ni llegar a la final. Es una ventana abierta al mundo, para mí es un sueño hecho realidad.
¿Un rol preferido?
Me gustó mucho cantar Cavalleria rusticana, lo disfruté mucho y también lo sufrí porque me enfermé en el medio, pero es algo que me gustaría volver a cantar.
¿Y un compositor?
Creo que Verdi, también me gusta mucha Puccini pero como no escribió para mezzo… Una cosa es escuchar y otra es cantar. También cantar Strauss con orquesta es algo maravilloso, el piso del escenario es de madera entonces vibra con la voz, multiplica la vibración de tu propio cuerpo, es como estar “surfeando” sobre esas vibraciones, como estar sobre la ola constantemente, ¡es mágico!
¿Sentís diferencia entre el público argentino y un público europeo por ejemplo?
La mayor diferencia la tiene el teatro en sí porque las ovaciones del Colón son famosas no solo por el público ferviente y sabio, sino porque caen como una cascada de sonido, es un momento indescriptible. Dependiendo del rol queda uno como atónito, a veces no se registra todo. También depende de cada ópera, cada función, como está cada uno ese día.
“Las ovaciones del Colón son famosas no solo por el público ferviente y sabio, sino porque caen como una cascada de sonido”
Cuando alguien lee en alguna programación que Guadalupe Barrientos canta en una ópera determinada, entonces saca la entrada. ¿Sos consciente de que sos un sello de garantía?
No, no soy consciente porque no creo que sea garantía (risas), sería realmente un sueño que fuera así, lo que sí puedo asegurar es que lo hago con mucho amor y mucho gusto y que siempre doy todo de mí.
Esta entrevista se publicó originalmente para nuestra revista Revista Música Clásica 3.0 Nº 7. Leelá acá: http://bit.ly/2JP7Cm6
También volvimos a entrevistarla para nuestra revista Revista Música Clásica 3.0 Nº26: https://bit.ly/3y9rus4