
Finalizó el 5° Festival Konex de Música Clásica 2019 con una Gala de Ballet, con las primeras figuras Karina Olmedo (ex Primera bailarina del Teatro Colón) y Nahuel Prozzi, y la dirección artística de Paula Argüelles.
28 de abril – Ciudad Cultural Konex
Por: Luz Lassalle/Carolina Lázzaro
PH: Pablo Meckler
El programa comenzó con una versión de Paula Argüelles de la Suite del II Acto de Giselle (coreografía original de Coralli y Perrot, música de Adolphe Adam) que transcurre en el Reino de las Willis: seres femeninos sobrenaturales de la tradición eslava, las cuales intentan atormentar hasta la muerte a Albrecht (Martín Parrinello). Giselle (Yanina Toneatto) logrará salvarlo de las poderosas ninfas, a pesar de haber sido usada, engañada, y descartada por el propio Albrecht, al punto de haber enloquecido hasta morir por dicho desengaño. Se reedita de este modo, el tópico del amor romántico: la mujer que, a pesar de tener todos los motivos para aborrecer a su hombre, lo sigue enalteciendo hasta el punto de sacrificar su propia vida por él.
Para el segundo momento se eligió un precioso fragmento de la obra Cuentos de Chopin coreografiada por Iñaki Urlezaga (Larghetto del Concierto para piano N° 2 en fa menor), interpretada por Karina Olmedo y Nahuel Prozzi; una bella pieza de danza donde se pudo disfrutar la conexión de estos dos artistas que, entrelazados en un sinfín de movimientos precisos, armoniosos y con excelente técnica, invitaron al deleite del público.
Luego, Frédéric Chopin Romántico: una colección de piezas de Chopin, ejecutadas con piano en vivo por el maestro Fernando Pérez. La coreografía (Paula Argüelles) utilizó diferentes estrategias para desarrollar todo este segmento, con variaciones grupales, solos, dúos, tríos y una amplia variedad de movimientos que contrastaban con la monotonía del compás de tres tiempos de todas las piezas elegidas; con bailarines bien disciplinados, prolijos y correctos en cuanto a la técnica, y siempre haciendo referencia en cada una de las fragmentos, al maestro allí presente.
Luego del intervalo, una miniatura favorita: La muerte del Cisne (Julieta Paul Kler) de Fokin y Pavlova (música de Camille Saint-Saëns). Exquisita variación sensible a la música y al movimiento y una muy buena interpretación de la bailarina luciendo su excepcional técnica.
Para finalizar con Suite de Coppelia, III Acto (de Arthur Saint Léon, con música de Léo Delibes) en versión de Paula Argüelles. El elenco tuvo que sortear imperfecciones técnicas de sonido indisimulables, pero lograron sobrellevar la situación y seguir con el espectáculo. Los roles principales fueron ejecutados por las primeras figuras, Karina Olmedo y Nahuel Prozzi, dejando en claro su gran experiencia escénica y esa conexión mutua que los identifica a la hora de los pas de deux.
Concluye con esta Gala de Ballet, previa al día Internacional de la Danza, este exquisito ciclo de conciertos, por el que transitaron figuras de primera línea, como Bruno Gelber, Horacio Lavandera, entre otros talentos, y la coreana Hyo-Joo Lee, única representante del género femenino del Festival. Queda una sensación vacío en cuanto a la inclusión de mujeres compositoras del romanticismo, que las hubo – si bien no muchas, sí muy prolíficas-, como Emilie Mayer, Fanny Mendelssohn, y por supuesto Clara Wieck (Clara Schumann) quien, no se sabe cómo, pudo arreglarse para ser compositora, excelente concertista y madre de ocho hijos.