Fausto en el Teatro Colón: volver abstracto aquello que no lo es

Fausto - Teatro Colón 2023 - Foto (c) Máximo Parpagnoli

Fausto – Teatro Colón 2023 – Foto (c) Máximo Parpagnoli

Para comenzar la temporada 2023 el Teatro Colón puso en escena Fausto de Gounod. Su anuncio trajo reclamos de los cuerpos estables por la compra de una producción hecha, que no tenía vestuario suficiente en cantidad y variedad, y que además competía con la obra Resurrección que se hizo en La Rural.

Por Pablo A. Lucioni.

Función del Abono Nocturno Tradicional, jueves 16/03.

Generaba expectativa el debut de Jan Latham-Koenig en su flamante rol de Director Musical, y definitivamente en ese rubro es donde esta producción más rindió. La concertación de la Estable fue detallada y vívida, siguiendo la extensa partitura con precisión, teniendo los beneficios de ser la primera producción del año, con más tiempo para ensayar y los músicos frescos.

Las voces fueron efectivas y rindieron en conjunto. Una presencia muy gravitante fue la de Aleksei Tikhomirov, el bajo ruso de voz caudalosa y buena presencia en escena, que creó un Mefistófeles corpóreo, con autoridad y poder. Junto a él, el Fausto del joven tenor armenio Liparit Avetisyan tuvo una bella voz lírica de emisión natural, que contrastaba perfectamente, y que cumplió bien con todo lo exigido por la partitura, inclusive con sus momentos de demanda dramática. También la soprano rumana Anita Hartig, de ascendente carrera internacional, fue una buena Margarita. Tiene una técnica vocal depurada, voz de bello y esmaltado timbre. El Valentín, de Vinícius Atique, conformó sin deslumbrar, fue un poco más disperso y mostró alguna tirantez en los agudos. Los comprimarios, incluida una Marta de lujo de Adriana Mastrángelo, también cumplieron en sus roles.

Fausto - Foto (c) Máximo Parpagnoli
Fausto - Foto (c) Máximo Parpagnoli

La actuación de los cantantes estuvo reblandecida en su expresividad por una puesta que no se interesa en lo más mínimo por el aspecto teatral de la escena, sólo por el visual. La propuesta del “puestista” parece estar más allá de querer plasmar lo que el libreto propone, conformándose con que los cantantes hagan lo obvio y se desenvuelvan en el espacio, todo en sentido generalista. El tema excede la discusión entre el uso de una puesta moderna o tradicional, los trabajos de Stefano Poda tienen un grado de abstracción grande en sus propuestas escénicas y una reiteración de elementos y conceptos (http://www.stefanopoda.com/). El postergado Nabucco suyo, que finalmente se vio en 2022, compartía varias de estas características.

No sólo el tiempo y la ubicación espacial son otros, su Fausto no rejuvenece al firmar el pacto, su Margarita no usa ninguna rueca, las múltiples menciones del texto a la naturaleza, las flores, etc. (algo que viene desde Goethe) son omitidas, la única presencia “vegetal” son dos árboles fosilizados que se ven dentro del gran anillo que domina la escena. Margarita empieza a asombrarse con el contenido del baúl (aquí muy amplio) antes de abrirlo, el espejo, pieza central de la Canción de las joyas (“Ah! je ris de me voir si belle en ce miroir”) se ve por fugaces cinco segundos…

Fausto - Foto (c) Máximo Parpagnoli
Fausto - Foto (c) Máximo Parpagnoli

Fausto es una obra que muestra en una atmósfera de gente común, personajes a los cuales les suceden algunos eventos extraordinarios, pero el enfoque escénico de Poda es una atmósfera extraordinaria (su creación) en la cual los personajes viven eventos empequeñecidos en su envergadura y trascendencia, ¿debido a qué? A la obsesión por la imagen. Parece una puesta más preocupada por cosechar likes en Instagram que por el teatro. En ese sentido si el gran anillo que se ve en escena (que toma distintos ángulos, que rota, etc.) es sugestivo, la iluminación también. Su único interés con los recursos humanos de la escena es con el coro y los figurantes, tratando de generar llamativos desplazamientos multitudinarios, que rinden homenaje a los extraordinarios desfiles de Chanel en el cierre de la Fashion Week de París o a la cultura del videoclip, pero poco o nada a la tradición de la ópera. Hay insistencia con movimiento repetitivo de brazos o torso, en muchos momentos, aparte de una bastante vertiginosa coreografía en La nuit de Walpurgis del Acto V, hecha con los más de treinta figurantes bailarines que refuerzan la producción.

El Coro Estable trabajó bien en lo musical y se desenvolvió fluidamente en las distintas intervenciones en que debía avenirse a los vestuarios de tipo alta costura en rojo furioso, en monja juguetona, en soldados con uniforme de sobretodo, etc.

La producción, una colaboración entre la Ópera de Tel Aviv, el Teatro Regio di Torino y la Opéra de Lausanne fue creada en 2017, gustó en sus anteriores presentaciones, y también (al menos en general) en esta reposición en el Colón. Las puestas abstractas abundan, pero no por eso deberían desatender lo teatral. Aunque nuestra sociedad esté dominada por la imagen, eso no debería implicar que ese reinado de lo visual sea vacuo, de regodeo en el fenómeno perceptivo en sí, y donde la forma ningunee tanto el contenido.

Haciendo una suposición imposible: si Anastasio, el Pollo del Fausto Criollo, hubiera asistido a esta representación del Fausto en el Colón de la calle Libertad, más que dedicar sus versos de asombro al argumento, lo habría hecho a la escenografía y las escenas de conjunto.

Ficha

Autor: Charles Gounod, con libreto de Jules Barbier y Michel Carré.

Dirección musical: Jan Latham-Koenig.

Dirección de escena, escenografía, iluminación, vestuario y coreografía: Stefano Poda.

Funciones: 14, 15, 16, 18, 19, 21 de marzo en el Teatro Colón.

Transmisión en vivo:
Domingo 19 de marzo a las 17 a través de las redes y página web del Teatro Colón

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