ENSAMBLE ARTHAUS DE MUSICA CONTEMPORANEA PRESENTA Error HTTP 415,
EL CONCIERTO DE LANZAMIENTO DE SU TEMPORADA 2024
El grupo de músicos han sido invitados a tocar en el Teatro Colón este año. (Arthaus Música).- Con una serie de obras que hacen uso de nuevas, y no tan nuevas, tecnologías para abrir otras capas de la percepción, el Ensamble
Arthaus de Música contemporánea que este año ha sido invitado a tocar en el Teatro Colón, abre la segunda temporada de conciertos y presenta, Error HTTP 415 el Sábado 16 de marzo 20.30h – Domingo 17 de marzo 18.30h en el Auditorio ArtHaus – Bartolomé Mitre 434, PB – CABA. Entradas: @alternativaescena.
Los compositores elegidos son el danés Simon Steen-Andersen, el holandés Bart de Vrees, al estadounidense, William Dougherty, el argentino, Nicolás Medero Larrosa y el austriaco Beat Furrer.
En estos conciertos el Ensamble ArtHaus está integrado por Amalia Pérez, flauta, Federico Landaburu, clarinete, Valentín Garvie, trompeta, Damián Stepaniuk, trombón, Andrés Vaccarelli, guitarra eléctrica, Bruno Lo Bianco, percusión, Gonzalo Pérez, percusión, Leandro Jáuregui, piano, Grace Medina, violín, Mariano Malamud, viola , José Araujo, violoncello con la dirección de Pablo Druker.
Programa:
-William Dougherty – Old red barn
clarinete, guitarra eléctrica, violín, viola, violoncello
-Simon Steen-Andersen – Study for String Instrument #3
cello solo & video
-Nicolas Medero Larrosa – Oil rainbow
flauta, clarinete, piano, violín, viola, violoncello
-Bart de Vrees – Posthuman Digital Neurosis. Para dos músicos & video
-Beat Furrer – Linea dell´orizzonte
clarinete, trompeta, trombón, guitarra eléctrica, piano, percusión violín, violoncello
Sobre las obras:
En Study for String Instrument #3, el danés Simon Steen-Andersen extrae un contenido poético de la idea del glitch y nos propone un formato de obra no identificado. La mecánica de los gestos del cellista comienza a desfasarse poco a
poco, hasta que termina desdoblándose en una especie de Dios hindú pluriforme formado por un contrapunto de imágenes de video y sonidos que se bifurcan. La producción de esta obra implica no sólo el trabajo gestual y musical del cellista sino también la captación de imágenes y el montaje de sonidos sincronizados a través de un dispositivo electrónico. Increíblemente, una serie de errores técnicos se sucedieron en el armado de la obra durante la última semana. El traspaso y exportación de archivos colapsaron a la computadora y a la consola de Arthaus que no reconocían o incluso alteraban el formato y contenido de los múltiples archivos sobre los que trabajábamos durante los ensayos. Una suerte de error HTTP 415 coptó el sistema y puso en riesgo la obra que finalmente podremos escuchar.
El holandés Bart de Vrees nos propone su Posthuman Digital Neurosis para video, electrónica y dos instrumentos. Una obra en la que el glitch y la interferencia parecen dominarlo todo, una visión distópica de una psiquis futurista desencajada y desbaratada, en la que el video y el sonido se complementan en equilibrio. Sin embargo, detrás de la hiper fragmentación, del uso de clusters microtonales, mecanismos repetitivos, microchips y ruidos parasitarios, se alcanza a entrever aún una humanidad que resiste el ser fagocitada.
En su Old red barn, William Dougherty nos funde en una imagen fluctuante, una fuente de acordes luminosos, efervescentes. Por momentos nos sentimos como si estuviésemos en comunidad alrededor de una fogata chisporroteante del Lejano Oeste estadounidense de la segunda mitad del Siglo XIX. Para la construcción de sus
acordes, de sus colores cinemáticos, Dougherty se sirve de pequeños desplazamientos microtonales que abren la paleta, particularmente a través del uso de dos melódicas afinadas a una distancia de cuarto de tono que generan batidos y líneas paralelas o contrapuntos. Los mecanismos son a su vez intervenidos por el ruido, por sonidos electrónicos que funcionan como interferencias o glitchs y que empujan la materia a su clímax o transformación final.
Oil Rainbow del argentino Nicolás Medero Larrosa utiliza acordes resbaladizos que remiten a relaciones y cadencias modales cruzadas también por el mundo de los microtonos. Los glissandos y una impronta de la música de Fausto Romitelli (de quien el ensamble Arthaus estrenará en mayo su trilogía Professor Bad Trip) parecen impregnar el devenir del timbre, las relaciones armónicas y el uso de la repetición.
Luego de una transición ascendente se abre el juego a un mundo sutil y extrañado de timbres electrónicos controlados por el teclado MIDI. La obra termina en lo profundo de un sueño, entre toboganes desdibujados, sin principio ni fin.
Por último, el austriaco Beat Furrer compone Linea dell’orizzonte apelando a una escritura puntillista, puramente instrumental. Es la sumatoria de elementos disgregados y fragmentarios los que le dan un sentido al todo. El devenir del relato instrumental, de la marcha rítmica, es sistemáticamente intervenido o interrumpido por eventos disruptivos. Frases de las cuerdas parecen reproducir la voz humana o sus lamentos, y se encabalgan sobre un mecanismo de relojería. Por su parte, la guitarra eléctrica es usada finamente y con discreción para generar efectos sutiles de explosión controlada a través de la utilización del slide. En la torsión final, las frases homorrítmicas en donde los instrumentos tocan de manera simultánea contrastan con los ataques en bloque de los cobres y agregados que tal vez nos remiten a un sonido de Big Band. Una coda final es moldeada suavemente a partir de los vestigios y
elementos disgregados que ya no volverán a cohesionar, como una memoria en disolución.
