La Maestra argentina Lucía Zicos, encargada de la preparación de la ópera El Holandés Errante, de Richard Wagner, tendrá a su cargo la dirección de última función de la obra el viernes 24 de mayo a las 20 hs en el Teatro Avenida. En esta entrevista nos cuenta su mirada y sus ideas acerca de este clásico de la ópera.
Por Eduardo Slusarczuk
¿Cuál es el rol de una directora que prepara la orquesta para una ópera?
Como directora preparadora trabajo con los cantantes en las lecturas musicales en los ensayos de escena y con la orquesta durante el tiempo de preparación, que es bastante largo.
¿Cuáles son las etapas de ese proceso?
Comenzamos con los cantantes trabajando al piano, luego pasamos a trabajar en escena, después vienen los ensayos de la orquesta sola tras lo cual sumamos orquestas y solistas, para finalmente hacer coincidir orquesta, solistas y escena. Es un proceso que lleva de un mes y medio a dos meses de trabajo.
En este caso, la dirección es compartida con el maestro Helge Dorsch, a cargo de la dirección musical de la puesta. ¿Cómo es esa interacción, teniendo en cuenta que cada director tiene su propia impronta?
El trabajo con el maestro Dorsch fue a partir de ponernos de acuerdo en algunas cuestiones de marcación e interpretativas, trabajando sobre la la partitura. Por supuesto que cada director tiene una impronta, pero por eso nos pusimos de acuerdo en cómo vamos a marcar algunas cosas, aunque naturalmente cada uno tenga su propia energía.
Pero también hay que pensar que el intérprete tiene una inteligencia en su sensibilidad y va a poder receptar cada uno de los estilos de dirección.
¿Qué diferencia hay en trabajar con un colega argentino y uno extranjero, ,como en este caso?
No hay diferencia. Es igual, porque el modo de transmitir está basado en una gestualidad que es como una convención que aplica en todas partes, aunque algunos conceptos cambien. Por ejemplo, uno acá habitualmente marcaría las cosas de una manera y el maestro tal vez propone otra cosa. Pero es una diferencia que tiene más que ver con costumbres de los lugares que con la técnica en sí.
Lo que es interesante de trabajar con el maestro Dorsch es que él es alemán, y al ser El Holandés Errante una ópera de Wagner, es parte de su cultura. Entonces, es muy enriquecedor y tenemos mucha posibilidad de nutrirnos de él en ese sentido.
¿Se puede clasificar la dirección de una sinfonía, de una obra de cámara o de una ópera en términos de niveles de dificultad?
Creo que la ópera es muy desafiante porque siempre incluye muchos cambios. Al tratarse de un género que cuenta una historia, siempre pasan cosas contrapuestas. Para que sea interesante, siempre hay muchos cambios, de tempo, de carácter. Acompañar todo eso propone mayores desafíos técnicos, emocionales e interpretativos. Sortear eso y después ver el resto de los géneros, como música de cámara o una sinfonía a partir de lo que uno experimenta en la ópera siempre enriquece las otras interpretaciones.
Hablaste de género en el sentido del género musical. Vos sos parte de una generación en la que se empiezan a ver más directoras mujeres, algo que no era tan común en el pasado y mucho menos en la ópera. ¿La cuestión de género te planteó algún tipo de dificultad específica en el camino que venís haciendo?
Creo que el desafío de ser una directora mujer en la ópera es con los productores más que con el resto de los agentes que participan en la producción. Por eso estoy muy agradecida a la convocatoria de Graciela, porque es apostar a que las cosas son posibles.
Me parece que hay que dar una vuelta de rosca en este tema del género y de la mujer en la ópera, que consiste en que los productores se animen a confiar en que una mujer puede estar adelante de un coro, de una orquesta, todo al mismo tiempo.
En cuanto a los artistas, en realidad uno trabaja con ellos en otros géneros y en otros ámbitos, entonces es nada más que juntar todas las piezas.
¿Por qué la gente debería ir a ver El Holandés Errante?
Porque El Holandés Errante cuenta una historia que es muy bonita y muy atractiva desde los sentimientos que se encuentran en ella, y tiene mucho del mundo de lo fantástico. Tiene cantantes muy buenos, de formaciones muy distintas; algunos muy jóvenes y otros con una con un carrerón, y la orquesta está espectacular.
Tenemos un maestro alemán que nos está tutelando lo cual es importantísimo porque es la mejor autoridad con respecto a un compositor del mismo origen y, definitivamente, escuchar la música en vivo siempre te hace sentir y vivir cosas, desde los sensorial y desde la imaginación, que no se pueden vivir poniendo “PLAY” en ningún dispositivo.
Sentarse en la platea y ver lo que pasa y sentirlo en el cuerpo es una experiencia maravillosa.
Más info:
Ópera Festival Buenos Aires: El holandés errante – Música Clásica Buenos Aires (musicaclasica.com.ar)