“Argentina tiene condiciones para bailar, pero no tiene muchos teatros”
Artista Emérita de Rusia, vive desde hace más de 25 años entre Rosario, donde organiza la Escuela de Ballet Ruso en el Teatro El Círculo, y Buenos Aires, donde es regente de la carrera de danza del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISATC). En esta charla recordó su trayectoria artística, nos contó sobre el Método Vagánova, una metodología que trajo a la Argentina, nos explicó por qué la danza subdivide la enseñanza en “varones” y “mujeres” y cómo se organizaron en época de cuarentena.
Por Luz Lassalle – Carolina Lázzaro.
Hola Tatiana, es un gusto saludarte. ¿Cómo estás llevando la cuarentena? Tenemos entendido que en Rosario está más liberado el tema del confinamiento. ¿Pudiste comenzar a trabajar nuevamente?
Está bastante complicado para todo el mundo. Está todo cerrado. Ahora estoy en Rosario. Trabajo cuatro días en el Teatro Colón y tres días acá en Rosario (con mi esposo Vasily Ostrovsky organizamos la escuela de ballet ruso en el Teatro El Círculo).
Hasta este momento nosotros teníamos facilidad de entrar al Teatro Círculo, solo ocho personas, dos metros entre cada chica y con barbijos, pero ahora cerraron todo por dos semanas. Yo había empezado ya con ensayos, porque también hago muchos espectáculos con la academia de ballet.
Acá tenemos un excelente teatro y un excelente escenario, y un montón de veces vinieron figuras del Teatro Colón a bailar con mi escuela. De hecho, tuvimos una fecha muy importante el año pasado en los 25 años (aniversario). Vinieron, solistas, primeras figuras, y alumnos del Colón, y bailaron acá con mis alumnos. Todo esto no tiene precio porque es con el corazón.
Un montón de chicas de acá entran después al Teatro Colón y a otros teatros del mundo. Es una lástima que acá no haya muchos teatros, porque mucha gente quiere bailar y tiene condiciones… Argentina tiene condiciones para bailar, tiene artistas, tiene todo, pero no tiene muchos teatros para entrar, para que los bailarines tengan un trabajo, un sueldo. Por eso un montón de gente cuando tienen dieciocho, diecinueve años, tienen que empezar otra carrera: abogados, doctores…
¿Cómo llegaste al cargo de regente de la carrera de danza del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y cuáles son tus funciones?
Antes de ser Regente del ISATC trabajé durante muchos años, con el ballet del Teatro Colón, como maestra, ensayista y coreógrafa. Arreglaba cosas de repertorio, porque gracias a Dios yo bailé mucho en espectáculos de repertorio ruso como primera figura, por eso conozco los diferentes estilos de los coreógrafos. Todo esto fue aceptado siempre con mucho amor y respeto. También puse muchos espectáculos. Por ejemplo, con Paloma Herrera cuando me pidió hacer la Noche de Ballet, puse Paquita con ella, como coreógrafa.
Después de todos estos trabajos me invitaron como Regente de la carrera Danza, y me pidieron ayudar a mejorar la escuela. Yo soy egresada de la escuela rusa Academia Vagánova, que para mí -con todo mi respeto a todas las escuelas del mundo-, es la mejor. Poco a poco empecé a trabajar con todos los alumnos y docentes de la escuela para cambiar el sistema de enseñanza del Instituto.
Cuando empecé llamé a muchos del Teatro Colón (primeras figuras con quienes había trabajado mucho): Karina Olmedo, Marisel De Mitri, Alejandro Parente, Edgardo Trabalón, Gabriela Alberti, Igor Gopkalo; todos excelentes. Venían y ayudaban como maestros para la escuela. Todo este equipo me ayudó a mejorar el Instituto. Por ejemplo, los lunes venía toda la escuela, desde primer año hasta el último, y con el equipo de mis maestros hacía clases magistrales para ver el nivel de la escuela, y para ver qué pasaba con este sistema que yo enseñaba. Y vi que poco a poco iba mejorando.
Tenía algunos que me dijeron “Tú no puedes arreglar esto” (se ríe) pero yo digo “Bueno, vamos a ver a fin de año qué pasa, por ahora no nos vamos a molestar”. Puse un gran espectáculo para el escenario del Teatro Colón ese primer año. Los alumnos tenían mucho entusiasmo para hacer todo mejor. Y al final tuve una gran medalla: en el escenario me pusieron flores con un diploma donde escribieron “Muchísimas gracias, con todo nuestro amor” los padres, abuelos, abuelas, alumnos de este Instituto.
Te formaste en la legendaria escuela de Agrippina Vagánova, ¿cómo fue esa experiencia?
Sí, soy egresada de la academia Vagánova. Fui alumna primero y después, cuando terminé de bailar, fui docente de la academia, por eso yo sé perfectamente como enseñar esto. Mis maestros de Rusia fueron alumnos directos de Agrippina Vagánova, cuidamos todo el sistema que es muy importante en todo el mundo; perdón, pero hasta ahora no apareció una mejor metodología que la que tenemos nosotros. Y esto es lo que traje al ISATC, como regente y como maestra. Yo regalé este sistema acá. Porque para saber cómo enseñar la metodología académica Vaganova hay que ir para allá, pagar muchísimo dinero para aprender, y yo regalé esto a la Argentina, para el ISATC, para el ballet. Y todos, las primeras figuras del ballet, los alumnos, y los padres, siempre me agradecieron muchísimo.
Lo único que yo quiero es que el ballet siga adelante, porque el Teatro Colón es una joya. No es un simple teatro, está dentro de los mejores de todo el mundo, y ustedes como argentinos deben tener muchísimo respeto y mostrar sus condiciones, mostrar su cultura, porque es verdad… Yo he bailado en muchos teatros; soy rusa, y quiero mucho el teatro ruso, pero este es uno de los mejores.
¿En qué consiste el Método Vagánova exactamente?
En mantener de primer año hasta el último las mismas reglas de movimiento. Que después son más y más difíciles, pero los alumnos se van acostumbrando, ya saben exactamente cómo hacer un port de bras, dónde va la cabeza, dónde los brazos, qué posición es quinta; pero la base es la misma. Eso es muy importante.
Es muy importante enseñar los mismos movimientos, porque a veces una maestra puede enseñar como ella baila, otra maestra de otra manera, y esto puede desarmar la línea de enseñanza. Por eso yo, con mucho respeto a todos, empecé a trabajar para hacer el mismo sistema de enseñanza. ¿Resultado? Todos los maestros y alumnos aceptaron esto, trabajamos durante años, y tuvo mucho éxito, porque cuando yo empecé la escuela tenía setenta alumnos y ahora tiene cerca de doscientos cincuenta.
Me alegra mucho que nuestros alumnos vayan por todo el mundo, muchos tienen premios, o entraron a teatros como solistas: Ciro Mansilla, Daiana Ruiz, mi amor Luana Brunetti. Uno de nuestros alumnos, Luciano Perotto, que baila en Estados Unidos como solista, siempre me manda muchos saludos y agradecimientos.
Cuando se decretó la cuarentena ¿cómo se organizó la escuela del Colón para dar continuidad en la formación de estos chicos y chicas de la escuela?
Yo sé que hacen clases virtuales, pero no siempre me preguntan qué hacer, por eso no puedo decir exactamente qué hacen ahora. Lo único que yo sé (que me cuentan los maestros), es que dan clases virtuales. Esto no es lo mismo seguro que dar clases normalmente. Es una situación difícil. Pero no únicamente para acá, sino para todo el mundo.
Yo no veo estas clases, no me muestran, no sé cómo está el nivel, ni cómo lo hacen. Sé por los maestros que trabajaban conmigo que invitaron a otros maestros, yo no tengo idea como… pero con gusto siempre puedo ayudar, me pueden preguntar qué hacer, cómo enseñar, tener contacto, no tengo ningún problema. Por ahora no me preguntan, por eso yo no puedo decir nada.
Yo no solamente terminé la academia de ballet rusa Vagánova, también estuve como maestra de bailarinas en muchos teatros, terminé dos conservatorios académicos universitarios, por eso puedo ayudar para no perder esta enseñanza que fuimos implementando. Podría ver la clase virtual y decir, por ejemplo: “Por favor, acá más quinta posición, acá abrir brazos, acá cabeza al otro lado, acá otro port de bras”, porque después todo esto va para el ensayo y para preparar los espectáculo.
¿Te comunicaste con la dirección para plantear esto?
Me comuniqué con la dirección y dije que tienen que invitarme a las reuniones. Quiero otra vez hablar con el director, tienen que mostrarme la clase, cómo enseñan, cómo evalúan a las alumnas. Yo con gusto puedo ayudar para no perder este sistema, que tiene mucho éxito hasta el momento porque el setenta por ciento del ballet estable es de mis alumnas. Los solistas, por ejemplo, Iglesias, Jiva (Vazquez) fueron alumnos del Instituto. Cuando yo puse los espectáculos, ellos bailaban roles principales, y ahora bailan también roles principales en el Ballet estable. Porque nosotros preparamos a nuestros alumnos para el Ballet Estable del Teatro Colón.
Ahora cambió la dirección del ISATC. Me alegraría si continuaran, ya que durante tantos años tuvimos espectáculos brillantes. Tener una metodología académica, tener ensayos, preparar coreografías, todo esto depende siempre del director o directora artística del Teatro o del Instituto. Tengo esperanza de que continuemos de esta manera, pero yo no puedo asegurarlo. Es mi opinión.
¿Cómo es el ingreso a la escuela del teatro y qué aptitudes son fundamentales para el ingreso?
Hay un sistema para entrar en la escuela: viene el doctor para ver físicamente a las personas. Después vienen maestros para ver si tienen condiciones. Y después tienen los exámenes para entrar. Ahí yo siempre estaba (cuando manejaba todo esto…). Vemos muchas cosas desde lo profesional; por ejemplo, si tiene buena apertura de piernas, empeines, paso, salto, físico lindo, va a tener prioridad para entrar. Porque esta es una escuela especial.
¿Por qué la carrera de danza se subdivide en “varones” y “mujeres”? ¿Tanta diferencia hay?
En primer año empezamos igual, los mismos movimientos, pero después sí empezamos a hacer diferencias. Y la diferencia es mucha. Las preparaciones, las formas. Aunque los movimientos sean los mismos, se hacen un poquito distinto. El movimiento que hacen es el mismo, pero “cómo” lo hacen es distinto. Las reglas de los pasos son las mismas, pero “arriba” ellas tienen otra técnica. En el escenario tenemos siempre que mostrar varones como caballeros.
Nosotros en Rusia dividimos varones y mujeres desde primer año, pero acá esto es imposible. No hay muchos varones, por eso separamos desde tercer año. Los dos primeros años hacen junto con las mujeres, pero ya en segundo año la maestra hace para ellos un poco de otra manera (si es una buena maestra). Después en tercer año ellos tienen que tener maestro varón, y a partir de ahí, todo con maestros varones.
Tenés toda una vida dedicada al ballet, fuiste una gran bailarina, has bailado con grandes y aún hoy seguís dedicando tu vida, tu corazón, al ballet. Es muy lindo poder escucharte, tus experiencias y la pasión que le pones al trabajo.
He tenido mucha suerte de poder trabajar con bailarines muy famosos como Mijaíl Barýshnikov que fue mi compañero (entramos juntos a la Academia Vagánova e hicimos toda nuestra carrera juntos), con Nikita Dolgushin, Vladímir Vasíliev, Vasily Ostrovsky (mi esposo y mi partener). Con muchísimos coreógrafos, Oleg Vinogradov puso para mí muchos espectáculos como primero figura, Boris Eifman, y un montón de otros coreógrafos. Por eso soy una agradecida.
Cuando pusieron La Sylphide en Rusia, Elsa Marianne Von Rosen me eligió a mí para bailar; yo en ese momento era muy joven, tenía veinticinco años. Y cuando vino Irina Kolpakova a Buenos Aires a hacer La Sylphide al Colón, pidió que yo la ayudara, y que le enseñara cómo la había bailado. Y la ayudé en los ensayos. Yo acá no había dicho nada, pero después frente a toda la compañía ella dijo: “Tatiana Fesenko, la primera La Sylphide de la Unión Soviética”. También Vasíliev cuando vino dijo frente a todos que bailó conmigo Giselle en París.
¡Qué más puedo pedir! Yo quiero ver a mis alumnos crecer y crecer, que sean muy buenos bailarines y que tengan mucho éxito.
Ballet Paquita (Tatiana Fesenko con Nikita Dolgushin)
Esta nota se escribió para nuestra revista digital Música Clásica 3.0 del mes de septiembre.
Link: https://www.yumpu.com/es/document/read/64262619/musica-clasica-30-n-16/24¡Suscribite y recibí la revista todos los meses, gratis, en tu mail!