Alejandra Urrutia es directora de orquesta -actual titular de la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal de Santiago- y violinista. La pasión por su trabajo la impulsó a conducir proyectos musicales con un gran componente educativo como el Festival Academia Internacional de Música Portillo y el Gran Concierto por la Hermandad, que le valió un reconocimiento por parte de la Mahler Foundation. Con ella hablamos del reciente Festival y sus futuros proyectos.
Por Virginia Chacon Dorr
Hace muy poco terminó el festival de música de Portillo, contanos un poco el balance que hiciste de esta edición en este contexto tan particular.
El Festival fue todo un éxito, tuvimos un programa maravilloso. Nos expandimos en nuestro mundo, por decirlo de alguna manera. Pudimos llevar adelante la Academia que congrega a 52 estudiantes becados en su totalidad, que tuvieron la posibilidad de estudiar con los maestros de la academia y con los artistas invitados.
¿Qué cambios obligó a hacer la pandemia? ¿Qué cosas repetirias de esta edición y ante qué otros cambios decís “quiero volver a la vida normal ya”?
Obviamente el hecho de estar de manera presencial lo hace absolutamente más cercano. Normalmente al final del Festival y de la Academia juntamos a todos los músicos y armamos una fiesta… se extrañó ese momento en el cual todos nos juntábamos a ensayar, a tocar juntos. Hay algo que hace al festival muy especial: tanto los estudiantes como los profesores hacemos prácticamente todo juntos. Eso lo hace un espacio muy enriquecedor e intenso, entonces esa parte la extrañé sin duda.
Pero también cabe mencionar que el hecho de que fuese online esta vez nos permitió tener más invitados de distintas partes del mundo. Tuvimos artistas invitados que hicieron clases específicas para los jóvenes de la academia, que tuvieron oportunidad de tocar para grandes músicos alrededor del mundo. Probablemente eso hubiese sido tremendamente difícil para nosotros si hubiese sido de manera presencial.
Desde el ámbito musical, sea presencial o virtualmente, siempre estás aprendiendo. Y en el fondo esa es la esencia de la Academia.
¿Cuál crees que es uno de los posibles papeles de la música en este contexto de pandemia?
Creo que este tiene que ser un tiempo para reflexionar, yo siento que la naturaleza nos está obligando hacer una reflexión en nuestras vidas y si no la hacemos esto se va a repetir. Te voy a hablar desde mi mundo como un músico: tuve mucho más tiempo para estudiar, he vuelto al violín que era algo que hace tiempo que no hacía, comencé a componer también. Este tiempo me ha empujado a ser creativa y me ha obligado a agrandar mi mundo.
Pensando en quién no es músico, creo que definitivamente la música es una compañera para todos en estos tiempos, es realmente indispensable en nuestras vidas. La música en particular y el arte en general, porque es inherente al ser humano ser creativo.
Es muy interesante que te hayas descubierto como compositora en este tiempo, ¿en qué estilos te ves representada?
Recién estoy empezando, trabajé en una pieza para piano solo que parte un poco de Stravinsky, pero al mismo tiempo me encuentro con algo de Ginastera. Estoy comenzando a componer desde mi deseo, desde mi creatividad, sin alguna metodología que probablemente sigan los compositores. Pero ha sido interesante observarme, darme cuenta cuáles son mis tendencias. Empiezo a aprender de mí misma y creo que eso es muy hermoso.
Tengo la idea de que todas las personas tenemos un compositor o compositora al que volvemos en distintas etapas de la vida, y siempre su obra dice algo nuevo o distinto, ¿te pasa eso con algún compositor?
Qué interesante que me hagas esta pregunta porque sólo hace algunos días que he sido seleccionada para una masterclass con el gran director Neeme Järvi, y he tenido que volver al repertorio más tradicional. Las clases van a ser sobre Haydn, Mozart, Schubert y Beethoven. Ha sido muy bonito volver a ese repertorio, ha sido muy refrescante y tengo que admitir que Mozart me habla de una manera muy especial. Hay algo en su espíritu que está cercano al mío, como una cierta levedad. Pero además está lleno de júbilo, que lo hace tan grandioso. Los dos grandes compositores que me inspiran son Mozart y Mahler, son super contrastantes pero hay algo en ellos que me llega muy profundamente al alma
Aprovecho que mencionás a Mahler y engancho la pregunta sobre el Gran Concierto por la Hermandad. Contame un poco cómo surgió la idea de este concierto y cómo la llevaste a cabo.
El Gran Concierto por la Hermandad nace de una idea que tuve a principios del 2018, y nuestro primer Concierto fue en enero de 2019. Me di cuenta de lo incómodo que era el tema de la inmigración para las autoridades, y de allí nació la idea de ofrecer un concierto e invitar a todos los músicos inmigrantes que están viviendo en nuestro país. Ese primer año se me ocurrió hacer la Novena Sinfonía de Beethoven, porque su texto tiene que ver con la fraternidad. La otra pata de este proyecto es que el coro tenía que ser ciudadano, entonces cualquiera que quisiera cantar podía inscribirse pasando una pequeña audición. Fue una hermosa sorpresa darme cuenta del interés que había por el proyecto, tuvimos sobre 300 inscriptos y finalmente tuvimos un coro de más de 200 personas. La mayoría de ellos no había cantado jamás, y encima sumale la dificultad de cantar en alemán.
¿Cómo fue ese proceso? Porque son obras complejas las que seleccionaron para los conciertos.
Uno no puede subestimar ni a los músicos, ni a los cantantes, ni al público. Nosotros apostamos a la Segunda Sinfonía de Mahler para el segundo Concierto, que es un compositor muy popular acá en Chile. Yo creo que los músicos se sumaron al proyecto por lo que la obra propone: tuvimos sobre 140 músicos en el escenario, que lo hicieron solamente por amor a nuestro mensaje. Nosotros apuntamos a la excelencia en todo sentido, y también la excelencia se conecta a la diversidad. Una comunidad de excelencia es aquella llena de diversidad, porque aprendemos los unos de los otros.
También es importante confiar en que lo que sea que va a ocurrir va a ser fantástico, y cuando tú haces un proyecto con esta energía da la impresión que se transforma en un río que empieza a encontrar su camino a través de las piedras.
Por supuesto también es central confiar en el equipo de trabajo, yo trabajo con Angélica y Caroline que creen en todos mis proyectos, y finalmente el público recibe esa energía.
Y también hay que confiar en el público.
En ningún momento pensamos que el público no está preparado para una obra… ¿qué significa eso? ¿Cómo lo sabemos?
La Estación Mapocho de tren también es un espacio muy interesante para realizar este proyecto, contame cómo lo eligieron.
Fue una decisión más práctica, porque queríamos un lugar céntrico y un lugar grande. Entonces fuimos a conversar con el encargado de la Estación y le hablamos sobre la idea. Era una idea que estaba solamente en nuestras cabezas, entonces es complejo convencer a alguien de algo que no es palpable. Pero él ya conocía mi trabajo y aceptó. Ha sido realmente un proyecto hermoso. Hay una frase de Oscar Wilde que dice “el arte tiene que elevar el espíritu humano”. El arte no baja, sino que eleva al espíritu humano, y con esa convicción hacemos las cosas.
Hay muchos componentes de este proyecto que lo hacen muy cercano al público, ¿es una preocupación latente llegar a las audiencias?
Nosotros tenemos un equipo súper creativo. Por ejemplo: una persona del coro hace origamis, entonces dijimos ¿por qué no hacemos todos origamis? De repente teníamos cientos y cientos de origamis, y a alguien se le ocurrió que el coro se los podía entregar al público. Entonces hay todo un movimiento de energía que va ocurriendo siempre desde la creatividad. Todas las ideas son válidas, y eso me encanta porque no hay nada rígido.
En el segundo Concierto, antes de empezar a tocar la Segunda de Mahler, la directora del coro le habló al público y pidió que hagamos una respiración profunda todos juntos. Esas acciones que rodean y forman parte del concierto hacen que nos conectemos de una manera muy natural.
Les tocó hacer ambos conciertos en contextos muy particulares.
El año pasado fue el Concierto de Mahler, veníamos del estallido social que había comenzado en octubre en Chile y teníamos una cierta incertidumbre de si hacíamos el concierto o no. Nos dijimos “hagámoslo igual”, fuimos a pedir los permisos requeridos y finalmente llenamos la Estación de público y músicos. Nosotros realmente queremos que cada 7 de enero el público sienta que se hace su concierto, queremos crear un sentido de comunidad.
Para cerrar contanos cuáles son tus proyectos futuros.
Nuestras actividades en este contexto son bastante inciertas. Este mes tenía programado mi debut en Canadá y se suspendió, en marzo también tenía mi debut con la Filarmónica en Santiago y también ha sido pospuesto. Honestamente estamos viviendo mes a mes, semana a semana. Ahora me preparo para las clases de dirección con Neeme Järvi, estoy estudiando muchísimo para eso que me tiene muy entusiasmada. Es como un mes para enfocarme en mí crecimiento. En diciembre tengo mi debut en Europa, estoy súper entusiasmada también. Ojalá que las cosas se destraben un poco y que todo fluya con más naturalidad.
Foto crédito de @NachoSeverin