En el año 1983 Astor Piazzolla llegó finalmente al Teatro Colón. El músico, que hacía décadas recorría el mundo con su bandoneón y cuyo estilo era -lejos de las discusiones del pasado- ampliamente reconocido y valorado, todavía sentía la llegada al primer coliseo como una cuenta pendiente. Él mismo escribió en el programa de mano de ese memorable concierto a su nieto Daniel “Pipi» Piazzolla: “Nunca te olvides de esta noche que tu Noni triunfó”.
La noche del 12 de marzo de 2021, en el marco de los festejos por los 100 años del nacimiento de Astor, fue el turno de recrear ese histórico concierto, en una velada que estuvo cargada de emociones.
De los músicos originales solo estuvieron presentes en el escenario dos: El “Zurdo” Roizner en batería y el Maestro Pedro Ignacio Calderón, con quien mantuvimos esta breve charla recordando al gran Astor.
¿Cuándo toma usted contacto con Piazzolla y su música?
Conocí a Astor cuando participamos de un curso de dirección de orquesta que se dio en Buenos Aires a principios de los años 50. Yo tenía 15 años y ya estaba muy adelantado como pianista pero tenía un gran interés y vocación por la dirección.
Apareció en Buenos Aires, invitado por una asociación muy importante, un director que era el más reconocido maestro de dirección que había en Europa, que incluso tenía un libro escrito que se llamaba “El arte de la dirección de orquesta”. Los interesados teníamos que dar una prueba de ingreso y tocar algo en nuestros instrumentos para que él tomara contacto con nosotros como músicos. Yo toqué algo en el piano y de repente apareció un señor que se llamaba Astor Piazzolla y que cuando tuvo que tocar agarró el bandoneón. Entonces el director le preguntó “¿Pero ese que instrumento es ese?” (risas) y entonces Astor le explicó que era un instrumento de Tango. Así que tocó el bandoneón, tan bien como podía tocar él, y nos aceptaron a los dos. Ahí fue cuando lo conocí.
Más adelante lo seguí siempre con toda la música que hacía, incluso a veces lo iba a ver a un café que había en la calle Tucumán. Teníamos una relación de conocidos. Hasta que después de muchos años, estando ya como director de la orquesta Filarmónica de Buenos Aires, decidimos invitar a Astor a realizar un concierto y era, no solamente la primera vez que él tocaba en el Teatro Colón, sino -creo yo- la primera vez que había un concierto enteramente dedicado al tango.
Esa fue la circunstancia por la que nos juntamos a realizar ese concierto que tuvo tanta resonancia y que ahora hemos revivido en su homenaje.
Astor ya era reconocido en esa época, sin embargo siempre había deseado ser un compositor de música académica…
Su música tanguera a la gente le costaba reconocerla como tal porque no era un Tango común al que estuvieran acostumbrados, era una música con influencias tangueras pero de gran nivel, ya que él había estudiado composición con grandes maestros (Alberto Ginastera y Nadia Boulanger), así que era la música de un compositor con una gran formación musical.
Es curioso porque en el concierto él no usó la palabra “Tango”. En la partitura del “Concierto de Nácar” dice: “Escrita para nueve tangueros y orquesta” (risas). En el manuscrito del Concierto para bandoneón y orquesta hay un pasaje de variaciones en el que dice “el solista puede tocar una pequeña variación con música de Buenos Aires”. No habla de Tango.
Esa era un poco la manera en la que el jerarquizaba su música. Era un hombre que tenía las cosas muy claras.
¿Cómo fue recrear el histórico concierto de 1983 de Astor Piazzolla en el Teatro Colón?
Fue realmente muy interesante y emocionante poder estar de vuelta recreando esa situación vivida hace tantos años atrás junto a Astor, con quien yo tenía una buena relación, de larga data. Fue todo muy positivo, el concierto salió muy lindo y el público fue muy afectuoso. Para mí es una cosa casi de rutina enfrentarme a situaciones de este tipo, aunque uno sabe la importancia que tiene.
Bueno, para usted es una rutina pero le aseguro que para nosotros no.
Bueno, para eso estamos los músicos. Dispuestos a poder servir de nexo entre la música y el público.
¿Cómo fue el armado del programa?
Ahora se copió tal cual el programa del 83. Con obras para orquesta y otras para el conjunto. En aquella época él tenía muy buenos solistas como Antonio Agri en violín que ahora en la versión 2021 tocó su hijo Pablo, por ejemplo.
¿Usted cree que le hubiera gustado a Piazzolla esta recreación del concierto de 1983?
Yo supongo que sí, aunque él era un tipo muy discreto que no buscaba para nada su lucimiento, era realmente muy medido. Pero obviamente si hubiera estado hubiera participado de vuelta con la misma intensidad y la misma energía con que lo hizo en aquel momento.
¿Tiene algún recuerdo que quiera compartir sobre Astor?
Una vez estando yo en París fui a visitarlo a un departamento que él alquilaba en la “Île Saint-Louis”, que es una pequeña isla en el río Sena. Era una de esas viejas casas que servían para guardar animales. Él había recibido de una bodega pequeña de la zona de la “Borgoña” un vino estupendo. Y recuerdo que estaba Astor con su esposa y yo con la mía y ahí mientras hablábamos de música y recordábamos anécdotas nos bajamos tres botellas de vino Borgoña que era riquísimo! ¡Y la comida también fue bárbara! (risas).
¿Cuál cree que es la importancia hoy por hoy de la música de Astor Piazzolla?
Él le dio un carácter más universal al tango porque salió del encierro propio del “tanguerismo”. Para proyectarlo había que darle otro matiz y él supo dárselo, por eso fue tan reconocido en tantos lugares del mundo.
Por Maxi Luna para nuestra edición especial Nº22 del mes de mazo.
Leer aquí: https://musicaclasica.com.ar/revista/mcba-3-0-marzo-2021/