A los 11 años brindó su primer concierto como solista, poco tiempo después fue convocado por Zubin Mehta para reemplazar a Itzahk Perlman. A los 17 debutó en el Carnegie Hall y a los 20 ya había realizado una gira europea con los mejores directores, incursionado también en su rol de director y firmado un contrato con la discográfica Deutsche Grammophon. Desde MCBA pudimos conversar con este gran músico días previos a su llegada a la Argentina para participar del Festival de Música Clásica del Centro Cultural Konex 2016.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos musicales?
Mi primer recuerdo como músico, es de tocar el piano incluso antes de poder hablar y de estar entre las sartenes de la cocina de mi madre cantando. Era bastante obvio para mí que mi vida, de alguna manera, iba a estar relacionada con la música.
Y de su Maestro Isaac Stern, ¿qué recuerdos tiene?
Me escuchó por primera vez cuando tenía 9 años, recuerdo que me miró muy seriamente después de tocar y me dijo: “Si continúas tocando de esa manera te llevaré a los Estados Unidos”.
¿Qué otras personas lo han influenciado?
En mi vida he tenido varios héroes. Escuchaba a una muy temprana edad a Rashid Behbudov, un gran cantante de Azerbyjan de quien aprendí muchas cosas. Pero hubo otros. Edith Piaf, por ejemplo. Tan solo el hecho de escuchar una hermosa voz y maravillosas interpretaciones de otros grandes artistas es inspirador.
A los 11 años diste tu primer concierto solista, poco tiempo después fuiste convocado por Zubin Mehta, a los 17 fue tu debut en el Carnegie Hall y a los 20 ya habías realizado una gira europea con los mejores directores e incursionado también en tu rol de director y firmado un contrato con la discográfica Deutsche Grammophon. ¿Cómo es sentir tocar el cielo con las manos siendo tan joven? Digamos que ya tenías una gran carrera cuando la mayoría está recién empezando…
Es difícil relacionarme con esa afirmación que tú haces. Siempre me he sentido una persona bendecida y con bastante suerte al tener la chance de “tocar el cielo con la manos” a una muy temprana edad. Pero después de tocar el cielo también existe la vida y hay muchas otras cosas, como los normales alti-bajos de cualquier ser humano y te puedo asegurar que he pasado por muchos de ellos.
Sabemos que el violín fue más una elección de sus padres, ¿en algún momento renegó de ese “mandato”?
Me tomó bastante tiempo darme cuenta de que mi futuro estaba con el violín. Pasé por un largo proceso de adolescente hasta que me llegó la madurez, así que estoy muy agradecido con mi padre, con Isaac Stern y con Ilona Feher, mi maestra que pasó tanto tiempo conmigo y me tuvo tanta paciencia.
¿Cómo es su relación con nuestro país? (Shlomo Mintz es mentor y presidente del Jurado del Concurso Internacional de Violín de Buenos Aires Comunidad Amijai).
Amo su país y creo que es muy especial. Pasé muchos buenos momentos en varias ocasiones ahí y aprendí lentamente a aprender la mentalidad de la gente y qué los motiva. Es un país muy maravilloso y especial.
¿Qué disfruta más?¿La interpretación o la dirección?¿De qué manera se complementan estas dos actividades?
Para mí es lo mismo porque la música proviene de un solo cerebro, de una sola mente. Por eso disfruto hacer programas en los que tocó y dirijo, porque la interpretación en realidad se unifica. Mi respuesta sería que prefiero sólo ser un Músico. Si puedes aprender y hacer diferentes disciplinas como músico, el disfrute es el mismo.
Nos gustaría conocer más sobre el proyecto “Violines de la Esperanza»…
Es una manifestación de las cosas horribles y la descalificación sufrida por los músicos en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Espero que esas cosas nunca vuelvan a ocurrir nuevamente. Es un proyecto que le enseña a las nuevas generaciones como comportarse, como entenderse mejor los unos a los otros a través de la música y el respeto.
Sabemos que Xavier Inchausti se perfeccionó con ud. ¿Tiene algo de especial este concierto compartido?
Estoy muy feliz por Xavier, por haber obtenido este nuevo cargo (se refiere a su reciente designación por concurso como concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional). Siempre ha sido un músico muy talentoso -y también en el fútbol, recuerdo haber jugado con él en las Masterclasses- pero aparte de eso, le deseo lo mejor para el futuro y estoy contento de que se pueda dar cuenta, aunque sea en parte, del duro trabajo que se ha puesto en criarlo como intérprete y como persona.
¿Qué consejo le podría dar a los jóvenes estudiantes de violín argentinos?
Lo más difícil del violín no está en tocar rígidamente los estilos o la disciplina y la técnica para obtener los resultados, sino en poner el esmero individual. Mi consejo sería ver si pueden obtener y comprender mejor los estilos. Esto se puede hacer fácilmente hoy en día por distintos medios tecnológicos, pero no se trata de copiar sino de realizar una búsqueda personal, de un estilo propio que hace a cada individuo diferente del otro. Les deseo buena suerte y espero verlos desempeñarse bien en el próximo Concurso Internacional de Violín, que, con la ayuda del gobierno, ojalá podamos realizar muy pronto.
Por Maxi Luna.